26.7.25

ReLaTo. PaPa y yO, 2ªparte.




 Mi hijo baja la cabeza y mira su polla empalmada, le gotea precum y babas del chaval, le miro la polla y sin pensármelo me agacho y me la meto en la boca, no se muy bien lo que estoy haciendo, bueno si, se la estoy comiendo a mi hijo y tiene una polla que ya muchos quisieran, le masturbo con ganas y siento como me llena la boca de lefa, se la vuelvo a chupar y siento como su mano intenta apartarme, me levanto pero aun tengo su polla en mi mano, le miro y me rebaño los labios, me sonríe y sin yo pedírselo se agacha y se mete mi polla en la boca, me la come torpemente, pero me gusta, le acaricio la cabeza hasta que noto como me corro y al igual que yo con el recibe toda mi lefa en la boca, me la continua mamando y yo le dejo hacer, al cabo de un buen rato se incorpora con mi polla en su mano y yo agarro la suya, las acerco y le miro.


  • Se parecen.- le digo, sonrojado.

  • La verdad que sí.


Me la suelta y yo suelto la suya.


  • ¿Vamos al agua?

  • Sí vamos.


Llevamos aún las pollas morcillonas, pero nos da igual; llegamos al agua y nos tiramos de cabeza. Cada uno nada a su rollo, pero aun así nos buscamos con la mirada. Salimos del agua y nos tiramos en las toallas; veo cómo él cierra los ojos y aprovecho para mirar su cuerpo. Es perfecto, me digo.


Un buen rato después.


  • Papa.

  • Dime hijo.- le respondo, girándome y poniéndome de lado, mirándolo.

  • Esto..es raro que lo de antes...

  • Sí.

  • Bueno...que...me gustara.

  • ¿La mamada?

  • Sí.

  • ¿Cuál?

  • Las dos, es raro, ¿verdad?

  • Muy normal no es, pero a mí tampoco me lo pareció.


Se gira y me mira fijamente a los ojos.


  • Esto...alguna vez tú has pensado en mí... para ya sabes...

  • Nunca.

  • ¿Y lo que pasó antes?

  • Venía de comerme una polla y de correrme, iba a buscarte cuando te veo allí de pie y al chaval de rodillas comiéndotela. Antes de decir nada, el chico se levanta y se va y te miro con cara de sorpresa y miro tu polla, babeante de saliva y de precum, y pienso en ella de otra manera, pienso en que te merecías una mamada y me digo a mí mismo que por qué no yo y, sin pensar, me lancé a comértela.

  • Yo también me lancé a la tuya.

  • Lo recuerdo.


Mueve una mano sobre mi cadera y se acerca a mi vello púbico, mete algunos dedos entre los pelos y se queda allí.


  • Me gustó.

  • ¿Que te la mamara?

  • Sí, y mamártela yo.

  • A mí también, y como sigas acariciándome la polla...

  • Joder...

  • Te lo advertí, acércate.


Junto su polla a la mía, me escupo en la mano y agarro ambas pollas, le miro a los ojos y comienzo a masturbarnos; él me mira perplejo, yo ni pestañeo, solo gimo un poco y él también. Nos sale algo de precum y lo aprovecho para lubricar los rabos.


  • Papa, ahhh... creo que...

  • Yo también...


Explosionamos los dos a la vez en mi mano y sobre la toalla; agarro semen y lubrico ambas pollas para seguir masturbándonos. Él me mira sonriente y yo no puedo dejar de sentir ganas de más.


  • ¿Puedo? —me pregunta agarrando ambas pollas.

  • Claro.

  • Me encanta así, todo lleno de lefa.

  • Has salido a tu padre.

  • Jajaja.


Me llevo la mano de la paja con algo de lefa y me la chupo.


  • ¿Te gusta? —me pregunta.

  • Mucho, ¿quieres?

  • Sí.


Le paso el dedo gordo y se lo mete en la boca, me lo chupa y me lo relame mientras su mano no deja de pajearnos. Saco el dedo y miro nuestras pollas.


  • Vaya liada, jajaja.

  • Me encantan nuestras pollas.

  • Porque son parecidas.

  • Puede ser. ¿Has probado algún masturbador?

  • Sí, ¿por?

  • Curiosidad.

  • La curiosidad mató al gato, jajaja.

  • Jajaja.


Soltó ambas pollas y se me queda mirando.


  • Papa.

  • Dime.

  • Me gustaría volver a chupártela.

  • Y yo a ti.


Se acerca más a mí y me abraza; yo me pongo boca arriba y se queda recostado en mi pecho mientras le acaricio la espalda.


  • Papa.

  • Sí.

  • Te quiero.

  • —Y yo a ti, hijo, y yo a ti —le digo, besándolo en la cabeza.


Así nos quedamos durante un buen rato, bueno, en verdad hasta que el sol comenzó a moverse y me comenzó a calentar la cabeza; entonces recogimos y nos fuimos al apartamento.




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