4.1.25

ArTE HoMo











 

UnCuT











 

rELATO. uNAS nAvIdAdES INoLvIdAbLeS.

 




Como cada año salgo a comprar los regalos de Navidad en el último momento. Está el centro comercial que parece que regalan algo. Miro el móvil y tengo tres horas antes de que salga en BlaBlaCar.


Compro lo más rápido que puedo y me voy pitando a casa. Envuelvo los regalos y termino de hacer la maleta. Agarro todo y salgo.


Llevo menos de cinco minutos esperando y sé un Ford fiesta rojo delante de mí y del asiento del conductor aparece un chico saludando.


  • ¿Héctor?

  • Sí.


Sale del coche, me da dos besos, abre el maletero y mete mis cosas.


  • Si quieres esto lo llevo yo.

  • Tranquilo, vamos los dos solos, hay espacio de sobra, me dice sonriendo.


Montamos en el coche y salimos dirección Madrid.


  • ¿A ver a la familia?.- me pregunta.

  • Sí, ¿tú?

  • No, solo voy a conocer Madrid.

  • ¿No vas a pasarlo con la familia?

  • No.

  • Vaya.

  • Es complicado.


Se acaricia el pelo y se lo echa hacia atrás.


  • No tengo muy buena relación.

  • Lo siento.

  • Bueno, ellos se lo pierden.

  • Pues la verdad es que sí.


Durante un rato no hablamos. Supongo que tocar el tema de la familia no es de buen grado, así que intento cambiar de tema.


  • Buena música.

  • Gracias.

  • Por lo que he escuchado es bastante a la que escucho yo.

  • Te puedo pasar la playlist.

  • Eso sería genial.


Comenzamos a hablar de música, de festivales y resulta que tenemos muchas cosas en común. Durante la siguiente hora y media no paramos de hablar y de sentirnos cada vez más a gusto.


  • Oye te importa si paramos un rato.

  • Claro.


Busca un camino secundario y terminamos en un campo rodeado de molinos de viento. Salimos del coche y Jorge se aparta un poco y se pone a mear. Yo me pongo un poco más alejado y también meo. Sin darme cuenta, le estoy mirando como mea y cuando me doy cuenta de que él me está mirando, aparto la cabeza.


  • Bonito sitio.- me dice aún con la polla en la mano y meando un buen chorro.

  • Si la verdad es que sí.


Vuelvo a mirarlo y, mirándome fijamente, se da la vuelta hacia mí y me deja ver su miembro sujetándolo con una mano y la otra bajándose el pantalón dejándome ver su polla medio morcillona y sus huevos.


Yo sigo meando y de verlo siento una punzada en los huevos y se me para el pis. Me giro también hacia él y le dejo que me la vea.


  • Siento haberte cortado la meada.- me dice acercándose a mí.

  • No pasa nada.


Está muy cerca. Se baja el slip y el pantalón y se lo deja por las rodillas. Yo, un poco nervioso, me saco mejor la polla y los huevos.


  • Bonita polla.

  • Igualmente.

  • ¿Puedo?.- me pregunta acercándose a mí.

  • Si claro.


Me suelto la polla y dejo que me la agarre.


  • Vaya...

  • ¿Qué?

  • Es grande.


Estiro mi mano hacia la suya y se la sostengo.


  • La tuya tampoco es pequeña.

  • Vamos un poco a la par.


Con la polla del otro en la mano nos acercamos más y más hasta que juntamos nuestras pollas y nuestros labios. Nos damos un beso suave, íntimo, delicado. Nuestras pollas se ponen duras y babeantes. La suelto y dejo que Jorge las agarre y nos masturbe. Entre los besos y su paja conjunta me siento flotar en el aire. Jorge se aparta un segundo y escupe sobre nuestras pollas.


  • Así mejor.

  • Mucho mejor.


Continúa masturbándonos hasta que acelera y siento cómo me corro en su mano. Él me mira y también se corre, y él lo hace de una manera que parece una manguera. Le miro sonriente y lo beso.


  • Lo siento.- me dice soltándolas.

  • ¿Por?

  • Por mancharte.

  • No pasa nada, que todo sea eso.


Jorge se agacha y me chupa la polla hasta que está bien limpia y pasa su lengua por mi ropa donde hay restos de su lefa. Se incorpora y me besa acercándose todo lo posible a mí.


Y allí los dos, con la polla y el culo fuera, estamos besándonos un buen rato.


  • ¿Nos vamos?.- me dice Jorge subiéndose la ropa.

  • Si vamos.

  • No es porque no esté a gusto, es porque se me está congelando el culo.

  • Jajaja y a mí.


Lo que queda de viaje se ha vuelto bastante más picante la conversación. Hemos hablado de lo que nos gusta en la cama, lo que no nos gusta para nada y nuestros rollos amorosos.


  • Sigo cachondo.- me dice Jorge.

  • Y yo.

  • ¿Te vienes al hotel?

  • No sé si...

  • Lo entiendo, la familia.

  • Hasta mañana no es Nochebuena, puedo decirles que se canceló el viaje o algo así.

  • De verdad que si te sabe mal lo dejamos.

  • Nada ya se lo he dicho por mensaje. Que llego mañana por la tarde. Soy todo tuyo un día entero.

  • Bien.....

  • Jajaja.


Llegamos al hotel y tras subir y dejar las cosas lo primero que hacemos es pegarnos como lapas, desnudarnos el uno al otro y tirarnos sobre la cama.


Como ya habíamos hablado de lo que nos gusta y de lo que no, pues íbamos a tiro hecho. Lo primero fue un setenta y nueve, sintiendo la polla del otro en todo su esplendor. Me encanta esta postura y además meter la cabeza entre sus piernas y olerlo. No sé por qué, pero me chifla.


Le como los huevos mientras siento cómo su boca llena de saliva mi polla. Tras un largo rato de un 69 que casi me hace correrme dos veces, nos comemos el culo y vaya sorpresa porque lo come de una manera que nunca me lo habían comido, entre babas le digo:


  • Joder...

  • ¿Bien?

  • Mejor que bien, creo que eres la persona que mejor me ha comido el culo nunca.

  • Ufff menudo honor y presión a la vez.

  • Jajaja.

  • Me encanta comer culo, más que polla.

  • Tampoco se te da mal.

  • He dicho que más, no que se me diera mal, jajaja.

  • Jajaja.


Nos besamos.


  • ¿Puedo comértelo más?

  • Todo tuyo.- le digo mientras me lo abro con las manos.

  • ñam.


Menuda pasada, de verdad, encontrar a alguien que te coma el culo bien es muy difícil, os lo digo yo, como escritor y como persona que le encanta que le coman el culo.


Estoy tumbado boca arriba en el borde de la cama y las piernas sobre sus hombros, su polla roza una y otra vez mi ano y me hace muy feliz, me agarra un pie y se lo lleva a la boca.


  • También me gusta...chupar, lamer y besar...pies.

  • ¿Dónde estabas?

  • Deseando conocerte.


Su mirada, madre mía, qué mirada, suelta mi pie y bajo ambos al suelo para recibirlo con los brazos abiertos, me da un beso suave para después comerme entero y cuando digo entero es entero, sus labios me besan por todo mi cuerpo y yo no puedo más que celebrarlo entre risas.


  • Qué sonido tan bonito.

  • ¿Cuál?

  • El de tu risa.


Le como la cara.


Vuelve a ponerse mis piernas sobre sus hombros y siento cómo me penetra, entra entera, sin dilación. Su mirada clavada en la mía, al igual que su polla entera dentro de mí. Antes de sacarla un poco, agarra un pie y me lo lame a la vez que comienza a follarme, me agarro fuerte de las sabanas y suelto un gruñido de placer.


Su polla entra y sale de mí al igual que su lengua en mis pies, mis pies babean de sus babas y mi culo cada vez está más abierto, su cara es digna de mirar, de pronto la saca baja mis pies y sentándose sobre mí se clava mi polla entera y comienza a subir y a bajar mientras me quedo atónito del cambio que ha dado la escena.


  • Joder, Jorge....

  • No iba solo a follarte yo...ahhhh...

  • Me daba igual, jajaja.

  • A mí no, quería tu polla dentro de mi culo desde que te pillé mirándome cómo meaba.

  • Uhmm...tanto..

  • Si tanto, tienes una polla....dios....


Se deja caer sobre ella y acercándose a mí me besa.


  • Todo tú eres...increíble.- me dice susurrándome al oído.


Le agarro la cara con ambas manos y lo beso, no dejo de besarlo y el de bajar y subir, hasta que en una de esas bajadas siento que me voy y él me sonríe y acelera más y más sus bajadas y subidas hasta que rompo a correrme dentro de él, se queda parado un segundo y le leo rápidamente que lo que quiere es que le folle lo más fuerte que pueda y eso hago, él se sujeta la polla con fuerza y comienza a masturbarse mientras yo lo penetro con cariño y deseo, él comienza a soltar lefa sobre mi pecho y cara y nos reímos a la vez mientras me quito parte de su lefa de los ojos, suelta su polla y parando mi follada saca la lengua y me limpia la cara.


  • Jajaja, perdona.

  • Perdonado.

  • Cuando quieras, te puedes correr en mi cara.

  • Jajaja.

  • Lo digo en serio.

  • Uhmmm.

  • Y en mi culo, sobacos, polla, pies, donde quieras.

  • Me voy a quedar seco, jajaja.

  • No creo, con esos huevos.

  • Jajaja.


Rodamos por la enorme cama del hotel y nos enrollamos el uno al otro.


  • ¿Qué hora será?

  • Ni idea.

  • Tengo hambre.

  • Y yo.

  • ¿Salimos o pedimos algo?

  • Me apetece un paseo.

  • Y a mí.

  • Vamos a la ducha.


Entramos a la ducha y antes de que el agua se pusiera templada, ya estábamos rozándonos y con la polla de nuevo empalmada, me agaché y se la comí hasta que le hice correrse de nuevo y luego él a mí, pero no consiguió que me corriera, cosa que le dio mucha rabia. Por fin nos duchamos y, tras vestirnos, salimos a dar un paseo y a mirar dónde cenábamos.


  • Este tiene casi 5 y de comentarios nada mal.

  • Perfecto.

  • Llamo.


Tras 30 segundos de llamada, reservé una mesa en un restaurante a unos tres kilómetros de donde estábamos. Paseamos tranquilamente y sin darme cuenta iba con el cogido de la mano por las calles de Madrid. Era la primera persona con la que lo hacía y me emocioné.


  • ¿Estás bien?

  • Sí, perdona.


Sé para y siento sus manos en mi cara.


  • Tienes las manos heladas, le digo.

  • Lo siento...

  • Jajaja, me gusta sentirlas.


Se las cojo y se las acaricio.


  • Es solo que me he puesto a pensar y me he dado cuenta de que era la primera vez que paseaba por Madrid con un chico de la mano y bueno...

Me mira perplejo y me acaricia la cara.


  • Eres un encanto.- me dice.

  • Sensible dicen.

  • Me quedo con encanto, ven aquí.


Me abraza fuertemente para después besarme y dejarme descolocado.


Tras la cena caminamos hacia el hotel y continuamos charlando.


  • ¿Por qué dejaste Madrid?

  • No tiene playa.

  • Solo por eso.

  • Entre otras miles de razones.

  • ¿Te gusta Valencia?

  • Me flipa, cada año me enamoro más de ella.

  • Por esa razón no me voy.

  • No me extraña.


Una vez en el hotel, nos desnudamos, hacemos un pis, nos lavamos los dientes y nos metemos en la cama, nos enlazamos y nos abrazamos y besamos. Me acaricia la cara.


  • ¿Estás cansado?

  • Un poco, pero...

  • Cierra los ojos.

  • Uhm....


Siento su mano por mi cara como pasa un dedo ligeramente rozándome suavemente y como arte de magia me desconecte.


Abro los ojos y veo su nuca lo primero, me quedo mirando donde termina el pelo de su cabeza y ligeramente levanto un poco la sabana y babeo con las vistas, está igual de desnudo que yo y ese culo me hace sentir una punzada en la erección que llevo, ronronea y se mueve, se gira y abriendo un poco solo los ojos me mira y me da un beso.


  • Buenos días.

  • Buenos días.


Siento su mano acariciándome el pecho y baja hacia mi abdomen, donde se queda un rato para después jugar entre sus dedos con mi vello púbico y terminar agarrándome la polla y pajearme. Gimo y me destapo.


  • Te vas a constipar.

  • Jajaja.

  • Culpa tuya.

  • Ya la tenías así antes de agarrártela.

  • Cierto.

  • Jajaja.

  • Lo que quieres es que....


Me mira y me achucha el corazón.


  • Te coma....

  • Uhmmm...


Me suelta la polla y sin esperarlo se abalanza sobre mí y se pone encima de mí y comienza a darme besos por la cara y el cuello y con sus manos me hace cosquillas y entre risas y besos siento que mi estómago se retuerce y ocurre lo inevitable, me tiro un pedazo de pedo.


  • Jajajaja.

Jorge salta de la cama entre risas y yo agarro las sabanas para volver a taparme de la vergüenza. Siento sus manos sobre las sabanas.


  • ¿Hay alguien vivo ahí?

  • Jajaja muy gracioso.

  • Venga sal.

  • Me da vergüenza.

  • Después de eso ya no te puede dar nada vergüenza.

  • Para.

  • Sal porfa.


Salgo de entre las sabanas y me mira, se acerca y antes de besarme me dice:


  • Me solidarizo contigo.


Se tira un pedaco de esos que hace retumbar la habitación, yo me muero de risa y él se descojona mientras va detrás de mí por el cuarto, por fin me aplaca y me tira sobre el sofá, me abraza y me besa.


  • Vaya par de pedorros.- le digo.

  • Yo mucho.

  • Yo también.

  • Ojalá muchos pedos juntos.


Y lo dice así tan pancho, se me queda mirando y me besa para después bajar por mi cuello y besarme el pecho y el ombligo y meterse entre mis piernas y comerse mi polla de manera deliciosa hasta que le digo que me corro y acelera pajeandome y hace que me corra en toda su cara, yo me rio y loo beso y le digo que vaya a lavársela y él entre risas me dice que creía que se la iba a chupar y le digo que eso es una idea de su cabeza, le acompaño al aseo y aprovecho que se agacha para lavarse la cara entre risas y le como el culo para después clavársela hasta el fondo. Con un pie sobre el inodoro le follo y le acaricio y le beso y le doy todo de mí para que después de un buen rato cambiamos el puesto y ahora soy yo el que siente su falo dentro de mí hasta que se corre sobre mi espalda y él, como no me la chupa, me doy la vuelta y le beso.


  • Eres un caso.- le digo besándolo.

  • Me encanta chupar lefa.

  • Ya lo veo y lo siento también.

  • Jajaja.


Nos duchamos y bajamos a desayunar. Miro el móvil.

  • ¿Te importa si salgo un momento a llamar?

  • Tranquilo ve.


Salgo y miro a mi alrededor, cruzo la calle y entro en una tienda, miro un poco y voy a pagar, salgo de la tienda y llamo por teléfono.


  • Hola mama.

  • Hola hijo, ¿cuándo llegas?

  • Sobre las ocho.

  • ¿Todo bien?

  • Sí.


Que tendrán las madres que todo lo perciben.


  • Esto....

  • Dime.

  • No iré solo.

  • ¿Con quién vienes, algún amigo?

  • Bueno...nos estamos conociendo.

  • Vale, pues que venga.

  • Gracias mama.

  • De nada, ¿no te pasa nada más?

  • No mama, te lo prometo.

  • Vale hijo, te veo en un rato.

  • Hasta dentro de unas horas mama.

  • Adiós.

  • Adiós.


Entro y me siento.


  • Perdona era mi madre.

  • ¿Estaría preocupada?

  • Un poco sí.


Se acerca y me besa.


  • Le he dicho que...


El corazón se me acelera y comienzo a sentir que me sudan las palmas de las manos, de los pies, los sobacos y las ingles de una manera anormal.


  • ¿Estás bien?

  • Sí, solo que le he dicho a mi madre que no voy solo.


Levanto la mirada y me encuentro con los suyos.


  • ¿Quieres que vaya a cenar a tu casa?

  • Sí.


Se me queda mirando y no sé traducir su cara.

  • Lo siento, debí preguntártelo antes.

  • No tranquilo.


Se levanta y me da un beso, me acaricia la cara y pasa los dedos de sus manos por mi pelo, me besa en la frente, aún estoy más descolocado que antes, se sienta y me agarra las manos.


  • Prometo no tirarme ningún pedo.- me dice sonriente.


Mi cara cambia y comienzo a reír y a llorar al mismo tiempo, se levanta y me abraza y siento su cálido cuerpo junto al mío y solo pido que no desaparezca nunca esa sensación, busca mi mirada y la encuentra, me saca la lengua y yo a él.


  • Gracias.- me dice tras un beso.

  • De nada.

  • Es muy importante para ti, lo sé, y para mí también lo es.

  • Lo sé.


Me vuelve a abrazar y siento cómo se desahoga un poco llorando, se despega de mí y nos limpiamos las lágrimas, nos miramos y sonreímos.


  • Eso sí, me los tendré que tirar antes de ir.

  • Jajaja.

  • Sobre todo después de follar, se me caen, jajaja.

  • Jajaja.


Son la 1, paseamos por el centro de Madrid agarrados de la mano, nos dejamos llevar por el encanto de la ciudad y por la multitud, terminamos comiéndonos un típico bocadillo de calamares en la plaza mayor y volvimos al hotel. Lo primero que hacemos es desnudarnos y dejarnos caer sobre la cama. En un perfecto 69 nos comemos el culo el uno al otro para después sentir su polla dentro de mí y el sentir la mía. Esta vez nos corremos dentro del otro para después comerle el culo, cosa que hemos descubierto ambos y nos encanta. Nos echamos una siesta corta y nos duchamos, nos arreglamos y nos vamos.


  • ¿Hasta cuando tienes la habitación del hotel?

  • El 26.

  • Vale.

  • ¿Por?

  • Por saber.

  • ¿Cuándo tenías pensado volverte?

  • El 26.

  • Uhmmm...

  • Jajaja.


Llegamos a mi casa y como presentí, todo salió genial. La cena fue estupendamente y Jorge conectó muy bien con todos, sobre todo con mi hermana que tenía muchas cosas en común. Después de cenar, nos fuimos al salón y mi madre trajo dulces navideños y cava, brindamos y nos reímos, y él a mi lado, y de vez en cuando me tocaba y yo a él.


  • Bueno, voy a traer el saco.- dice mi madre.

  • ¿Qué saco?.- pregunta Jorge.

  • El amigo invisible.- le dice mi hermana.

  • Ahhh.


Me mira y le sonrió, le buscó la mano y la enlazo con la suya, me vuelve a mirar y acercándose a mí me da un pico, nos separamos y estamos los dos con la cara roja, mi hermana nos mira y se descojona de la risa, la fulminamos con la mirada.


Somos catorce y ya van 4 amigos invisibles.


  • Ahora el regalo del amigo invisible es para...!Jorge!


Jorge me mira y le animo a que se levante, va hacia mi madre y agarra el paquete sin dejar de mirarlo, lo abre y lo mira, me mira, le miro y me sonríe, se acerca a mí y me come la boca delante de toda mi familia, de perdidos al río, lo abrazo y le como la boca, detrás de nosotros oigo palmas y risas. Nos separamos y me mira y me dice:


  • ¿Cuándo?

  • Esta mañana.

  • Té...


Me acerco a su oreja.


  • Eso luego.




FIN




ANOS