14.9.24

PaJAs y mAs PaJaS

 











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Relato. Mi NueVo ComPaÑerO De PiSo. 7ªparte.

 



Unos meses después:


Abro los ojos, es domingo, me levanto y bajo la persiana hasta abajo, voy dando tumbos al aseo, meo y tiro de la cisterna, vuelvo a la cama y me abrazo a él, ronronea y se da la vuelta.


  • La tienes mojada, me dice acariciándome el pene.

  • Pipí.

  • Uhmmm...


Se desliza hacia abajo y siento sus labios y su lengua en mi pene, en nada ya la tengo empalmada, me lame la punta con bien de prepucio, me la agarra con la mano y me pajea, se desliza hacia arriba sin soltármela.


  • Un día probaremos lo de mearnos.

  • Ja, ja, ja.

  • Es en serio.

  • Lo sé, lo sé.

  • ¿No te molaría?

  • La verdad es que por probarlo.

  • ¿Te gusta?—me pregunta mientras me descapulla del todo el rabo y moja con su saliva el glande.

  • Ufff...


Todo esto a oscuras. Su mano me masturba mientras la otra me pellizca el pezón que él ya sabe que me pone como una moto, le dejo que me haga, gimo y me retuerzo entre sus manos, al rato alargo mi mano y busco su polla, la tiene babeando y se me hace la boca agua, le masturbo y él sin dejar de hacerme lo mismo, gemimos y siento que se separa de mí un momento hasta que se pone encima de mí y noto como su polla me da en la frente, nos reímos, abro la boca y sujetándosela me la meto entera en la boca a la vez que él se mete la mía también entera, en un perfecto 69 cada uno le hace una mamada al otro hasta que primero yo y después él nos corremos en la boca del otro y rebañamos bien sin dejar pruebas de nada, Pedro se levanta y se da la vuelta y poniéndose de espaldas a mi pega su cuerpo al mío, lo abrazo con fuerza sintiendo su cuerpo bien pegado al mío.


  • Gracias. - Me dice suspirándolo.

  • A ti le -digo mientras le beso en la nuca.



Desde el día que echo al innombrable y dormimos juntos, no ha habido una noche que no lo hayamos hecho, y digo dormir, además de pajas y mamadas, no todas las noches, pero casi todas. Eso sí, ni un beso y lo echo en falta, menos mal que yo quedo con más gente y les como la boca a base de bien, pero él aún dice que no está preparado y que no le apetece estar con nadie, solo conmigo, cosa que acepto porque en el fondo, aunque me autoengañe, continuo enamorado de él.


Pasan las semanas y le comento que me he quedado con un jovencito.


  • Muy bien, -me dice mientras recoge la mesa.

  • ¿Vas a estar en casa?

  • Sí, me encerraré en mi cuarto, no te preocupes.

  • Me comento que le molaría probar un trío.

  • No sé sí...

  • Hacemos una cosa, dejo la puerta abierta y, si te apetece, entras.

  • ¿Y si no le molo?


Le miro de arriba a abajo.


  • Eres muy, pero qué muy tonto.

  • La verdad es que sí.

  • Me haría ilusión.


Me mira a los ojos y me derrito un poco, lo reconozco.





GUStoS