23.11.24

PuBiS











 

FlUiDoS

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ReLaTo. mAs qUe AmIgOS. 2ªparte

 


  • Tienes buen rabo.- le digo.

  • Tú también.


De nuevo se muerde el labio inferior.


  • Deja de morderte el labio, por favor.

  • Perdona.

Me acerco un poco y siento su pie descalzo tocando el mío que también está descalzo.


  • Perdona.

  • Tranquilo no me molesta.


Levantó su pie y acarició el mío, le sonrió y él a mí. Continuamos masturbándonos y sin dejar de mirar la polla del otro y de vez en cuando a los ojos, ya se nos nota más tranquilos, su pie y mi pie juguetean el uno con el otro, nuestras miradas son cada vez más, no sé cómo calificarlas, ardientes tal vez, acerco más la silla y rozo sus rodillas con las mías.


  • ¿Bien?.- le preguntó sacándole de nuevo la lengua.

  • Como saques de nuevo esa lengua, te la acabaré mordiendo.

  • ¿De verdad?.- le contesto clavándole la mirada.

  • Bueno...


Baja la mirada y le noto cómo los mofletes se le vuelven de nuevo más sonrosados.


  • Juan.

  • Sí.

  • Mírame, por favor.


Levanta la mirada y yo me incorporo del respaldo y alargando mi mano le acaricio el muslo. Él me mira sonrojado, yo le miro con calma e intento adivinar lo que pasa, pero él está aún más confundido que yo por lo que parece.


  • ¿Te molesta mi mano?

  • No, qué va.

  • Me gustaría...

  • Dime.

  • Tocártela.


Se mira la polla y se la suelta, me vuelve a mirar y subiendo la mano hasta su ingle paso los dedos por su vello púbico y bajando me encuentro con ella, la acaricio de arriba abajo con un par de dedos y todo esto sin dejar de mirarlo a los ojos, abro mi mano y se la agarro, un calor en mi propia polla me invade y siento como me sale más precum de lo normal, casi parece que me he corrido, comienzo a mover mi mano con su polla y la otra con la mía y nos masturbó.


Nos miramos con un poco, bastante, cara de vergüenza, literalmente tengo su polla en mi mano, Juan ha sido mi amigo desde los cinco años, más o menos, y desde entonces hemos sido uña y carne, con él comencé a masturbarme, un día en su cuarto, tendríamos 12 años creo me contó que había visto unas cintas en el armario de sus padres, aprovechamos la soledad de la casa para buscarlas e ir al salón a ponerlas en el vídeo, para nuestra sorpresa lo primero que apareció en la pantalla era un hombre muy grande con grandes músculos y muy peludo desnudo con una mano en su polla que iba de arriba abajo y en la otra con un puro, nos quedamos hipnotizados mirándolo, en ese momento sentimos nuestra primera erección al ver a un hombre desnudo con tremenda polla en la mano.


Juan se acerca cada vez más a mi y hay un momento que deja caer su cabeza en mi hombro y yo sin dejar de masturbarnos. Paro y las suelto.


  • Juan, ¿estás bien?

  • Si estoy bien.


Le acaricio la cabeza pasando mis dedos por su pelo, también voy por su espalda acariciándola.


  • ¿Me puedo sentar encima de ti?

  • Por supuesto.


Cierro las piernas y él se levanta de su silla y se sienta sobre mis piernas. Nuestros rabos se unen y nuestros pechos también. Estira los brazos alrededor mío y me abraza, lo abrazo también, nos acariciamos, nos mecemos, noto su polla dura contra la mía que está que explota. Levanta su cara y se pone muy cerca de la mía y me dice:


  • Me gusta esto.

  • Y a mi.


Se acerca y me da un pico, se separa.


  • ¿Bien?.- me pregunta.

  • Superbién.


Sonríe y se muerde el labio inferior.


  • Te dije que...da igual.


Lo agarro por la nuca y llevando su cabeza contra la mía abro la boca y se la como, él también la abre y nuestras lenguas se encuentran por primera vez, al comienzo algo tímidas y con falta de experiencia, pero al rato ya estamos comiéndonos la boca por todo lo alto y como si lo hubiéramos hecho siempre.


No dejamos de besarnos y de frotarnos el uno contra el otro, siento el corazón a tres mil revoluciones y los huevos más hinchados que nunca, nos separamos un momento y sin pensármelo hago que se levante y aprovecho para agarrarle la polla y metérmela en la boca, el sorprendido da un pequeño grito para después gemir y pasarse las manos por el cabello una y otra vez.


No sabía lo que sería comerse una polla y también os digo que tampoco es para tanto, si sabes comerte un pirulo tropical sin morderlo, bueno más o menos, mi lengua ahora baja hasta sus enormes huevos, me meto uno en la boca y después el otro, pues los dos en mi boca no caben, subo hasta su glande que lo tengo totalmente descubierto y lo rodeo con la lengua hasta quedarme en su frenillo un buen rato sintiendo como su cuerpo convulsiona. Le miró sacando la lengua y pasándola por todo su rabo.


Le bajo el prepucio de nuevo tras habérselo cubierto y de la raja le sale precum, bastante precum, acerco la lengua y lo rebaño, lo saboreo y al abrir los ojos me encuentro con los suyos mirándome fijamente y con los mofletes muy sonrosados.


  • Deberías probarlo.- le digo con cara de niño malo.

  • ¿La mía?

  • Tal vez llegues, pero prefiero la mía, la verdad.

  • Levanta.


Dejo su polla con cara de pena y él acercándose su silla se pone frente a mi y agarrándome la polla, se la mete de lleno en la boca y comienza hacerme una mamada que nunca creí que fuera posible, su lengua, sus labios, la humedad de su boca, la avidez en hacer las cosas, estoy en un torbellino de emociones y todas ellas increíblemente satisfactorias. Con su mano en mi glande me masturba sin parar de echar saliva y creo que me acaba de dar un micro infarto o un macro, no lo sé.


  • Juan.... Dios....ahhhh...



ViDeOS