20.4.24

EnSeÑaMeLa

 











ReLAtO. Cómo conocí a Lazaro, 2ª parte.






 Unas semanas después:


Estoy en el trabajo cuando recibo un WhatsApp de un número que no conozco, entro y lo leo:


*Hola Rubén, soy Lázaro. Le pedí a Susana tu número, Me gustaría quedar un día, si te apetece, si no olvídalo. Bueno, espero que estés bien, un abrazo.


En ese momento el corazón se me acelero y apagué el móvil, lo metí en un cajón y me fui a los aseos de la oficina. Me senté en la taza del water y agarrándome la polla, me eche para atrás y me hice una paja pensando en él.



Tres días después:


Por supuesto que le conteste y le ofrecí varios sitios. Eligió uno por un barrio que es un poco alternativo y que me gusta mucho. Ando de prisa y cuando me doy cuenta intento ir más despacio. Estoy nervioso. Veo la fachada y a el cerca mirando unos carteles del ventanal. Me acerco por detrás.


  • Hola.

  • •! ¡Joder!

  • Ja, ja, ja

  • Perdona, hola.


Me abraza.


  • No pretendía asustarte.

  • Lo sé. Por cierto, aquí hacen conciertos y monólogos, me gusta.

  • Está muy guay, es uno de mis sitios favoritos.

  • Y...

  • ¿Qué?

  • Nada, ¿entramos?


Nos hemos sentado en un sofá, hemos pedido un par de cervezas y charlamos mientras de fondo una chica toca con su guitarra.


  • Gracias por quedar.

  • De nada.

  • Desde...

    Se muerde el labio superior.


  • Por favor no hagas eso.

  • Lo siento.


Se me queda mirando y buscando su mano se la agarro con fuerza y levantándome, hago que me siga hasta los aseos donde nos volvemos a encerrar.


Tengo de nuevo su polla en mi boca y no puedo ser más feliz, no le puedo echar la culpa al alcohol de lo que paso ese día, por qué hoy es miércoles y son las ocho de la tarde y solo llevo media cerveza y estoy mamando como un cabrón.

Nos hemos corrido los dos en el lavabo, cada uno con la suya tras hacernos unas buenas mamadas. Tras dejar el lavabo lleno de lefa nos miramos en el espejo y sonreímos. Nos besamos.


  • Estamos fatal.- me dice Lázaro vistiéndose de la parte de arriba y guardándose la anaconda.

  • Un poco, pero me encanta.

  • A mí también.

  • ¿Te apetece pasear?

  • Claro.


Lo llevo por una zona tranquila que está recién urbanizada y tiene un montón de parque cerca.


  • ¿Alguna vez habías estado con un chico?.- me pregunta.

  • Así como contigo no, solo cuando era adolescente que nos pajeábamos algunos amigos y una vez a mi mejor amigo se la toque y él a mí.

  • Vaya, tuvimos una adolescencia parecida.

  • Ja, ja, ja.

  • Desde lo del aseo yo...no dejo de pensar en ti.

  • Ni yo.

  • ¿También piensas en ti?

  • Ja, ja, ja, qué bobo, me has entendido.

  • Sí.

  • No sé, pero es la primera vez que me siento así.

  • Ni con…

  • No, ¿tú?

  • Creo que tampoco.

  • ¿Paseamos?

  • Sí, por favor.


Pagamos y nos vamos, lo llevo por una zona donde hay varios caminos y bastante verde. Comenzamos hablando de nosotros, de nuestra infancia, vamos conociéndonos un poco más. Llegamos hasta una casa abandonada donde nos metimos, por un lado, y acabamos en el que antiguamente debió ser el porche.


  • Vaya menudo sitio.

  • Bonito.


Le miro.


  • Aquí lo más bonito eres tú.


Me sonríe.


  • Sube los brazos.


Le quito la camiseta y le cojo de las muñecas para que no baje los brazos, me meto en una de sus axilas y la huelo, inmediatamente siento un cosquilleo en los huevos y la polla noto como me golpea queriendo salir.


  • Que bien hueles joder.


Le doy un lametón y llegando hasta su boca con la lengua fuera le beso, abre la boca y recibe mi lengua como si fuera lo que más quiere en el mundo y en mi mente así es. Le como el cuello y bajo a uno de sus pezones donde me tiro un buen rato mordiendo uno y pellizcando el otro, mientras tanto Lázaro gime y me acaricia la espalda metiendo sus manos por mi camiseta. Me retiro por un momento y me quito la camiseta, Lázaro se desabrocha el pantalón y se los baja junto con el slip hasta los tobillos, le imito.


Me agacho poniéndome de cuclillas y meto la cara debajo de sus huevos, vuelvo a olerle, salgo de allí y agarrándole la polla, le miro.


  • Tienes un olor tan sexy.

  • Ja, ja, ja.

  • Es en serio, te huelen bien los sobacos, pero que te huela bien debajo de los huevos ya es mucho.

  • Nunca me olí.

  • Pues es increíble, ¿ni tus propios calzoncillos?

  • Bueno, eso sí.

  • ¿Y?

  • Me gusto, no huelen mal.

  • Te como.


Saco la lengua y desde los huevos hasta la punta se la lamo toda, abro bien la boca y le bajo el prepucio para metérmela como pueda en la boca. De pronto en esta postura siento el ano superabierto y relajado y pienso en como sería si me metiera esa tremenda polla por el culo, mientras trato de no atragantarme se me vienen varias imágenes a la cabeza y ninguna de ellas me disgusta.


Estoy sentado sobre mi camiseta en un banco de madera mientras Lázaro me está haciendo una mamada espectacular, no sé qué hace con las manos y la boca que me desordena la cabeza y me hace entrar en trance.


  • Voy a...ahhhh... Siiii…


Siento como la lefa entra por los conductos y como los dedos de los pies se me agarrotan, Lázaro quita su boca de mi polla para hacerme la paja mientras eyaculo sobre el suelo, sin dejar de masturbarme se la vuelve a meter en la boca haciéndome sentir millones de emociones positivas a la vez.


  • No te corriste tú.

  • Cierto.

  • Quieres... en mi boca.

  • ¿En serio?

  • Muy en serio.


Me pongo de cuclillas de nuevo frente a él y abro bien la boca, él se agarra la polla y se pone a masturbarse delante de mí acercándose cada vez más. Saco la lengua y le lamo la punta del glande.


  • Dios tenías que verte... eres como un dios griego...

  • Ja, ja, ja


Se pellizca un pezón y siento su glande dentro de mi boca, la abro más aún y él sin dejar de masturbarse. Me agarro yo también la polla y en menos de diez segundos la tengo de nuevo dura y lista para sacar más leche.


  • Joder Rubén... Siiii...

  • Dámelo venga...asiii...

  • Eres... increíble...


Siento como lanza su primer trallazo contra mi paladar, paso la lengua y lo saborea, y después viene varios trallazos más, como quince creo recordar, trague un poco y otro poco, me lo deje en la boca, me levanto y mirándolo se ríe.


  • Trágatelo.


Le niego con la cabeza.


  • Nuestro primer beso blanco.


Asiento con la cabeza.


  • Vamos allá.


Me agarra de la nuca y abriendo su boca, recibe la mía también abierta y mezclamos saliva y lefa entre nuestras bocas, al terminar me separo y lo miro.


  • Fue tan mal.

  • La verdad que no.

  • Agáchate.


Se agacha y me masturbo con violencia queriendo correrme enseguida y eso hago, Lázaro está con la boca abierta, le disparo dentro y al momento siento su mano agarrándomela y yo la suelto, él termina de ordeñarme mientras me lame toda la lefa hasta que no queda ni gota, se levanta abrumado y me mira.


  • Me ha gustado, pero no te acostumbres.

  • Recibido.


Me lanzo contra él y nos besamos para después estar abrazados durante lo que tardo el sol en desaparecer por el horizonte, un buen rato.


  • Debemos irnos.- le digo subiéndome los slip primero que el pantalón.

  • Qué pena.

  • Mucha.


Salimos al paseo y se para.


  • Dime.

  • Voy a dejar a Susana.


Me agarra de la mano y continuamos andando.





PeCtOrAlEs