31.8.24

SoLeS











 

Relato. Mi NueVo ComPaÑerO De PiSo. 5ªparte.




 Unos seis meses después:


Entro en casa y suelto la mochila encima de la mesa, me quito el calzado y los calcetines y el resto de la ropa, me tiro sobre el sofá y cierro los ojos, escucho de fondo el ruido de los coches y una televisión viendo un concurso o algo así, agudizo más y oigo como alguien gime, abro los ojos y me agarro la polla, me masturbo, pero no se me pone dura, oigo una puerta abrirse, sale alguien que me ve y me saluda con la mano, miro como se va y cierra la puerta, me incorporo y veo la puerta de Pedro abierta, me levanto y me acerco.


  • Hola.- le digo asomando la cabeza.

  • Hola, ¿qué tal?.- me dice limpiándose lefa del abdomen.

  • Peor que el tuyo por lo que veo.

  • Ha sido normalito, tampoco te creas.- me hace el gesto de pequeña con los dedos.

  • No todos van a ser tan dotados como tú.

  • Ja, ja, ja, eres muy bobo.

  • No más que tú.

  • Cierto, me ducho y cenamos, ¿vale?

  • Vale...


Pasa cerca de mí, su polla casi me roza, suspiro.


  • Lo que a ti te pasa es que te mola.

  • Pero... que... dices.

  • Como me llamo Gerardo, que más de una vez te la cascas pensando en el día que te comió la polla.

  • Que va...


Me doy la vuelta en la cama de Gerardo, él me abraza por detrás y me besa en la nuca.


  • Oye, sé que es jodido cuando alguien te gusta, lo sé, solo quiero que sepas que estoy aquí y no solo para que me llenes la boca con tu polla.

  • Lo sé.

Agarro su mano y se la apretó con fuerza. Me doy la vuelta y me cobijo en su pecho.


  • Lo siento.

  • ¿Por qué?

  • Por estar así.

  • Mira, hacemos como en la iglesia, en vez de rezar tres padre nuestro, me follas tres veces más esta noche y por la mañana estás más que perdonado.

  • Ja, ja, ja, gracias.

  • A ti, me alegra hacerte reír.


Me hace cosquillas y yo a él, y en menos de cinco minutos mi polla está dentro de él.


Pasan los días y yo cada vez estoy menos rallado y me importa menos los tíos con los que se acueste Pedro, estoy sobre la cama y oigo la puerta abrirse y cerrarse.


  • Hola.- dice Pedro asomando la cabeza.

  • Hola.

  • ¿Molesto?

  • Nunca molestas.


Me sonríe y yo me suelto la polla.


  • Si quieres te dejo y sigues.

  • No, qué va, pasa.


Se va y vuelve desnudo, se tira sobre mi cama y se pone de lado mirándome.


  • ¿Qué?

  • Nada.

  • Aja.

  • Vale, te acuerdas de Roberto, un chico con el pelo rubio así con melena.


No me acuerdo la verdad.


  • Sí.

  • Creo que me gusta.


De verdad de la buena que no necesito esto ahora mismo.


  • ¿Y?

  • Pues que yo creo que él solo me quiere... ya sabes.

  • Por tu polla.

  • Sí.


Le miro la polla en reposo sobre mi cama y entiendo perfectamente a ese tal Roberto.


  • Ya sabes lo que opino de tu polla.- le digo pasando la mano por la mía.

  • Ja, ja, ja, lo sé.

  • Habla con él.


Se pone boca arriba y se pone la polla mirando hacia su barbilla, se toca los huevos y girando la cabeza me mira.


  • Ya, pero me da vergüenza.

  • ¿Te comió la polla?

  • Sí.

  • ¿El culo?

  • Siii.


Cada vez odio más a ese tal Roberto.


  • ¿Y tú a él?

  • Igual.

  • Pues desudes de eso, la vergüenza te la guardas y tiras para delante.

  • Y si me dice lo que me temo.

  • Pues o sigues como hasta ahora o le dices que no quieres volver a verle.

  • Tan... tajante.

  • Sí.


Se acaricia la polla y se le nota como se le hincha, me toco la mía y siento que me salen varias gotas por el prepucio.


  • ¿Alguna vez te gusto alguien?


No me apetece nada esta conversación, me agarro la polla y me masturbo. Me mira y agarrándosela se pajea.


  • No me vas a contestar, ¿verdad?

  • Así es.

  • Solo te apetece que nos masturbemos en silencio.

  • Sí.


No dice nada más y yo tampoco, le miro como se masturba y el noto que me mira a mí también, cierro los ojos y me imagino como su mano libre me acaricia la cadera hasta llegar a mi pene y que lo suelto para que su mano lo agarre con fuerza y me la ponga aún más dura, me masturba suavemente, la suelta por un momento y vuelve a cogerla con la mano llena de saliva, juega con mi glande y me hace gemir, abro los ojos y me veo a mí pajeándome y a él con la suya, giro la cabeza y nos miramos.


  • ¿Estás bien?.- me pregunta mientras se muerde el labio inferior.

  • Estaré mejor en unos minutos.- le sonrió.

  • Y yo, ja, ja, ja.


Retiramos las miradas y continuamos pajeandonos. Pedro es el primero en correrse tras pellizcarse los pezones con fuerza y yo de verle me corro también, aun con las pollas en la mano con lefa cayendo sobre ellas nos miramos satisfechos.


  • ¿Ducha?.- le pregunto.

  • Claro.


Nos levantamos con cuidado de no ir dejando caer la lefa que se escurre por nuestro cuerpo y entramos a la ducha, esta vez entra el primero y yo después, agarro la alcachofa de la ducha y pongo el agua a temperatura buena, le miro y poniéndola sobre su cabeza él cierra los ojos y se deja llevar por la gran sensación de sentir recorrer el agua por tu cuerpo. Me echo agua, yo también y apago el agua. Le miro y agarro el bote de gel.


  • Levanta los brazos.


Me sonríe, ¿por qué me sonríe tanto?


Le enjabono igual que él me hizo y al igual que aquella vez cuando ya no queda nada de gel en nuestro cuerpo nuestras pollas están de nuevo bien duras y esta vez es él el que se la agarra y se masturba, me mira y rápidamente retira la mirada para mirarse la polla y ver como su glande aparece y desaparece. Me acerco y me agacho quedándome de puntillas, él se la suelta y yo se la agarro, le cubro el glande con bien de prepucio y se lo muerdo con delicadeza a lo que él gime únicamente tras hacerle eso. Ahora le bajo todo lo que puedo el prepucio y le lamo el glande rodeándolo con la lengua para después abrir la boca y metérmela entera. Le acaricio los huevos, esos preciosos huevos que hacen que me gotee la polla de precum, su polla entra y sale de mi boca cada vez más y más rápido, oigo sus gemidos y me ponen muy muy cerda, me levanto y sin dejar de masturbarlo con una mano con la otra me masturbo hasta que me corro en su polla, golpeo mi polla con la suya y le miro satisfecho para después agacharme de nuevo y volver a comerme su polla con mi lefa goteando. Me la saco y lo masturbo dándole toques en el glande y siento como se le hincha más aún y como los huevos se le mueven y aunque me grita que se corre no me aparto, al contrario, abro bien la boca y siento como sus lefadas entran todas, una detrás de otra hasta que no siento más y se la como de nuevo por si nunca volviera hacerlo.


  • Julio... ja, ja, ja.


Me la saco de la boca y le miro.


  • La tengo hipersensible, me haces muchas cosquillas.

  • ¿Dónde, aquí?


Le paso la lengua desde la base hasta la punta.


  • Ja, ja, ja.


Me la meto varias veces en la boca y soltándola me levanto. Nos miramos y sonreímos, agarro la ducha y enciendo de nuevo, le limpio y después apago y le paso una toalla, nos secamos y nos ponemos crema.


  • Qué hambre.- me dice mientras me mira sonriente.

  • La verdad que mucha.


Por favor que deje de sonreír





GUStoS