18.1.25

dePoRte











 

al AiRe lIBre











 

RelAtO cOrTo. JaViEr Y aNdREs




 En una pequeña ciudad costera, vivían dos hombres llamados Javier y Andrés. Ambos eran conocidos en la comunidad, pero no se conocían personalmente. Javier era un talentoso chef que dirigía un restaurante local, mientras que Andrés era un fotógrafo que capturaba la belleza de la naturaleza y la vida cotidiana.


Una tarde, Andrés decidió visitar el restaurante de Javier después de escuchar elogios sobre su comida. Al entrar, fue recibido por el cálido aroma de especias y hierbas frescas. Se sentó en una mesa junto a la ventana y pidió el plato del día. Javier, siempre atento a sus clientes, notó al nuevo visitante y decidió llevarle personalmente su comida.


Hola, soy Javier, el chef. Espero que disfrutes de tu comida —dijo con una sonrisa.

Hola, Javier. Soy Andrés. He oído maravillas sobre tu cocina y tenía que probarla —respondió Andrés, devolviendo la sonrisa.


La conversación fluyó naturalmente entre ellos. Hablaron sobre sus pasiones, sus sueños y la vida en la pequeña ciudad. Andrés quedó impresionado por la dedicación de Javier a su arte culinario, mientras que Javier se sintió atraído por la sensibilidad y la visión artística de Andrés.

Después de esa primera visita, Andrés se convirtió en un cliente habitual del restaurante. Cada vez que iba, Javier se aseguraba de tener un momento para charlar con él. Con el tiempo, su amistad se fortaleció y comenzaron a pasar tiempo juntos fuera del restaurante. Paseaban por la playa, exploraban los mercados locales y compartían largas conversaciones sobre la vida.

Una noche, después de cerrar el restaurante, Javier invitó a Andrés a su casa para una cena especial. Preparó una comida exquisita con los ingredientes más frescos y Andrés trajo una botella de vino para acompañar. La velada transcurrió entre risas y anécdotas, y ambos se dieron cuenta de lo mucho que disfrutaban de la compañía del otro.

Después de la cena, se sentaron en el sofá, con una copa de vino en la mano. La conversación se volvió más íntima y personal. Andrés habló sobre sus miedos y sus inseguridades, y Javier compartió sus propias luchas y esperanzas. En ese momento, se dieron cuenta de que había algo más profundo entre ellos.


Javier, tengo que confesarte algo —dijo Andrés, con el corazón latiendo con fuerza—. Desde que te conocí, he sentido algo especial. No sé cómo explicarlo, pero creo que me estoy enamorando de ti.


Javier lo miró a los ojos, sorprendido pero feliz. —Andrés, yo también siento lo mismo. No sabía cómo decírtelo, pero ahora que lo has dicho, me siento aliviado. Me importas mucho y quiero ver a dónde nos lleva esto.

Se miraron en silencio por un momento, y luego, como si fuera lo más natural del mundo, se acercaron y se besaron. Fue un beso tierno y lleno de promesas. En ese instante, supieron que habían encontrado algo especial.

Andrés desvestía a Javier entre gemidos al sentir sus manos en su cuerpo, exactamente en uno de sus pezones, tras desabrocharle la camisa se lanzó a lamerle un pezón y subió con la lengua hasta su boca, se morrearon y pegaron sus cuerpos, con torpeza se quitaron el pantalón y el slip, se separaron un momento y entre la luz tenue de una lámpara de sal vieron por primera vez el cuerpo desnudo del otro.

Se unieron de nuevo y esta vez con todo su cuerpo, sus pollas se encajaron y comenzaron mecerse una contra otra, Andrés se agachó y se la mamo hasta que Javier no pudo más y se corrió en su boca, tras mamársela para no dejar ni rastro de su leche se levantó y le miro a los ojos mientras se relamía, lo cual le hizo reír.


_ Siento no haber aguantado más.

_ Perdonado, yo tampoco aguanté. - dice mirando hacia abajo.


Se veía una lefada en todo el suelo, Andrés le mira y le come la boca.


_ Qué desperdicio.


Los dos ríen y se tiran sobre la cama para continuar comiéndose a besos y por primera vez, también penetrarse el uno al otro.


A partir de esa noche, su relación floreció. Pasaron más tiempo juntos, explorando su amor y construyendo una vida compartida. Javier apoyaba a Andrés en sus proyectos fotográficos, y Andrés ayudaba a Javier en el restaurante, aportando ideas creativas para los platos y la decoración.

La comunidad notó el cambio en ellos. Sus amigos y familiares los apoyaron y celebraron su amor. Javier y Andrés se convirtieron en una pareja querida y respetada en la ciudad. Juntos, enfrentaron los desafíos y disfrutaron de los momentos felices, siempre agradecidos por haberse encontrado.

Un día, mientras caminaban por la playa al atardecer, Andrés se detuvo y miró a Javier con una sonrisa.


Javier, nunca pensé que encontraría a alguien como tú. Eres mi mejor amigo, mi compañero y el amor de mi vida. Quiero pasar el resto de mis días contigo.


Javier lo abrazó con fuerza y respondió: —Yo también, Andrés. Eres todo lo que siempre he querido y más. Te amo.

Y así, bajo el cielo estrellado y con el sonido de las olas como testigo, sellaron su amor con otro beso, sabiendo que su historia apenas comenzaba.




TesTiCuLOS

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