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23.8.25
ReLaTo. PaPa y yO, 5ªparte.
Un nuevo día:
Despierto sin ganas de abrir los ojos y, además, me meo. Me levanto entreabriendo los ojos y, al llegar al baño, me siento en la taza, me descapullo el pene y me pongo a mear, cierro de nuevo los ojos y, cuando los abro, me encuentro a mi hijo cerca de mí.
Buenos días, hijo.
Buenos días, papá.
¿Te meas?
Mucho.
Me levanto y le dejo mear, escucho su meada y no sé por qué me pone cachondo. Me doy media vuelta y, poniéndome tras él, le agarro por detrás y le cojo el pene medio morcillón. Él la suelta y, aunque pongo todo perdido, me gusta sostenérsela, termina de mear y se la sacudo más de la cuenta, realmente le estoy pajeando.
Ufff...
¿Te gusta?.- le susurro al oído.
Mucho...ahhh...
No te corras.
No prometo nada.
Retiro las manos y se da la vuelta, me agacho y, metiéndome su polla en la boca, le hago una mamada que casi se cae para atrás del gusto. Menos mal que lo cogí a tiempo de no caerse y de llenarme la boca con su lefa. Tras rebañársela, él baja la tapa del water y se sienta, agarra mi polla que palpita de emoción y se la mete en su boca para disfrutar de esa gran mamada mañanera que me espera. Cierro los ojos y me dejo llevar por su saliva, por sus labios, por su lengua, por sus manos en mi culo y cómo un dedo rodea mi ano.
¿Me quieres follar?
Se saca mi polla de la boca y me mira con ella en la mano y babeando saliva, ambas.
Uhmmm, la verdad que sí.
Me tendré que limpiar antes.
Vale, y yo también.
Vuelvo enseguida.
Voy al cuarto y de un neceser saco lo que necesito y cojo el lubricante también, por si acaso.
Mira, esto te lo tienes que meter por el culo.
Lo coge y lo mira por todos lados.
¿Cómo?
Mira.
Lo cojo y, cogiendo la alcachofa de la ducha, desenrosco la alcachofa y enrosco el aparato, enciendo el agua y de el sale agua por varios agujeros que tiene.
Lo puedes hacer en el water o en el bidé.
Yo en el bidé y tú en el water.
Vale, me siento y me lo meto, cuando te digo, le das al agua, pero no muy fuerte.
Vale.
Antes de sentarme en la taza del water, me pongo un poco de lubricante y me meto el aparato, le paso el lubricante a mi hijo y le digo que se ponga un poco también.
Dale.
Siento como entra agua en mi colon y al rato no aguanto más y le pido que lo pare.
Vale, ahora mira que esté limpio y, si no, deja que salga un poco de agua antes de metértelo tú.
Ok.
Aguantas un poco el agua dentro y cuando no puedas más, lo sueltas todo.
Vamos, que te cagas.
Literalmente, lo importante es hacértelo varias veces y ver cuando ya sale limpia, eso significa que está limpia esa parte.
Le doy.
Poco a poco.
Uffff, qué sensación más rara, jajaja.
Sí que lo es si, cuando no aguantes más, lo sacas y aguantas un poco.
Ya, jajaja.
Yo, mientras abro el ano y dejo caer toda el agua, miro entre mis piernas y está bastante bien, pero por si acaso se lo pido a mi hijo y me doy otra pasada. Y así mi hijo lo ha hecho todo y también se dio otra pasada.
Vaya dos, jajaja.
—Más limpio no puede estar.- me dice mi hijo.
Vamos a comprobarlo, levántate y pon un pie sobre el bidé.
¿Así?
Ufff...perfecto.
Me pongo de cuclillas y abriéndole el culo, meto mi cara en el, le como el ano recién lavado y es increíble; está fresquito y suave, huele un poco a jabón que se puso para limpiarse por fuera. Le huelo el culo y se lo lamo, le meto un dedo y juego con él; al rato le meto otro y mi polla palpita de emoción, porque sabe lo que va a ocurrir en breve. Me incorporo, agarro el lubricante, me pongo en la polla y le pongo a el por fuera y por dentro del ojete.
Voy a entrar muy suavemente, si te duele, no estás cómodo, lo que sea, me dices.
Vale.
Apunto contra su ano y entro al menos el glande enseguida, siento que su cuerpo se pone rígido. Es normal, la primera vez que te meten una polla por el culo, crees que te van a partir en dos. Le acaricio las nalgas y subo por su espalda lentamente las manos mientras siento cómo entro en él. Me agacho hacia el y le susurro al oído.
Deseo que estés siendo tan increíble para ti como lo está siendo para mí.
Es increíble....ahhh...
Paro un poco.
No, no pares, métemela entera....
Le abro las nalgas con ambas manos y siento como todo mi rabo entra en el y el gozo y lo maravilloso que está siendo casi me hacen correrme dentro de el en ese mismo momento. Golpeo su cuerpo con el mío y, acercándome a su oreja, se la como.
Toda dentro.
Joder....
¿Bien?
Mejor aún.
Sonrió y, sacándola un poco, se la vuelvo a meter y mi hijo comienza a moverse y a gemir y otra cosa que ha sacado de su padre es gritar, gritar lo más alto que puede.
¡Joder!
Yo sigo embistiéndole y sintiendo cada penetración, le agarro de los hombros y cada vez voy cogiendo más velocidad, y él, muy cabrón, aguanta como si le hubieran follado un grupo de tíos pollones. Mi polla sale de el entera y vuelve a entrar, la saco y me agacho a comerle el culo.
¡Por Dios, qué bueno!
Se lo como durante un rato largo y, mirándoselo, me asombro de lo abierto que lo tiene.
Joder, hijo, qué bien dilatas.
Me encanta, sigue.
Me saca el culo y yo se la meto de golpe hasta el fondo, da un grito y aun así yo continúo follándolo; es lo que el quiere y lo que yo también quiero.
Pon tus piernas sobre mis hombros.- le digo ahora en la cama después de estar en el aseo más de media hora follándomelo.
Se la meto y le comienzo a follar mientras el me mira con una cara que no le había visto nunca.
Esa cara...ufff...
Tendrías que ver la tuya cada vez que entras en mi...ahhhh
Le agarro de una pierna y sosteniéndole del talón, me llevo su pie a la cara y se lo huelo. Inspiro profundamente y me pone más cerdo aún si se puede, saco la lengua mientras mi polla entra y sale frenéticamente de su culo. Le como el pie mientras le miro y el alucinado parece que se le vayan a salir los ojos de las órbitas.
Tienes alguna zona del cuerpo que no esté increíble, ¿pregunto?
Jajaja, eres muy bobo.
Joder tus pies...
¿Te gustan los pies?
Me gustan tus pies.
Nunca pensé en que se podían lamer, besar y ahhh...chupar.
Con cada parte del cuerpo se puede hacer.
Me gusta...ahhh...
¿La follada o que te coma los pies?
Todo, bésame, por favor, sin dejar de metérmela.
Le abro de par en par las piernas para caer sobre sus labios y besarlo, y no es cualquier beso, estoy dentro de el, follándomelo. Ese beso sabe a mil cosas, mi polla entra y sale de el y mi lengua juega con la suya. Mis huevos hinchados piden vaciarse un poco y les dejo. Comienzo a preñar a mi hijo mientras no dejamos de besarnos, no queremos dejarlo.
Te llene el culo de lefa.
Uhm...
Comienza a masturbarse fuertemente hasta que termina eyaculando sobre su abdomen. Sacó la polla y me lanzo a su polla y a su abdomen para rebañar cada milímetro de lefa, la lamo, la succiono, la beso, se la vuelvo a meter y voy a sus labios.
Eres increíble, hijo.
Y tu papá, y tú.
Pasamos la mañana entre besos y alguna que otra mamada, a eso de las cinco llegamos a la playa y tras colocar todo, nos metemos en el mar a jugar a la pelota y lo que terminamos haciendo fue pegarnos como lapas e hincharnos las pelotas a tope de lefa. Tuvimos que quedarnos en el agua por separado para poder salir de las empalmadas que llevábamos. Tirados al sol, mi hijo se gira y me mira, y yo le miro, sonríe y le devuelvo la sonrisa, alarga su mano y me acaricia el pecho, baja su mano y mete los dedos en mi pelo púbico, se me pone la piel de gallina.
Carlos.
¿Qué?, jajaja.
Es por no llamarte papá en público.
Se me hace raro, pero me parece bien, Juan.
¿Cómo supiste que solo te gustaban los hombres?
Gran pregunta y un poco largo de contar.
Tenemos tiempo.
Se incorpora y se pone sentado con las piernas cruzadas y sin dejar de mirarme, me incorporo y me pongo como el.