18.5.24

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ReLAtO. Cómo conocí a Lazaro, 4ª parte.

 



  • Hola.

  • Hola.

  • ¿Te molesto?.- me pregunta con voz de haber llorado.

  • No.

  • Se lo dije.

  • Yo también.

  • ¿Y como fue?

  • Pues mejor de lo que me imaginaba.

  • Que bien, me alegro, lo mío no fue tan bien.

  • Lo siento.

  • Necesito verte.

  • ¿En el parque de al lado de tu casa en quince minutos?

  • Vale, gracias.


Agarro las llaves del coche y salgo disparado hacia allá, dejo el coche en doble fila y lo busco por todas partes, de pronto lo veo de pie dando vueltas en círculos, me pongo a correr y antes de llegar me ve y corre hacia mí, abre los brazos y me recibe para cerrarlos alrededor de mi cuerpo y besarme. Y allí los dos abrazados lloramos por un buen rato hasta que nos quedamos sin lágrimas, nos miramos y como dos tontos nos reímos y le limpiamos las lágrimas al otro. Nos besamos y volvemos abrazarnos. Cuando ya nos calmamos un poco nos agarramos de la mano y nos contamos como fue el contárselo.


  • Sabes que entre ellas hablaban de tu rabo, ja, ja, ja.

  • ¿En serio?

  • Muy en serio.

  • Qué fuerte.

  • Por una parte, las entiendo, yo hablaría todo el día de él.

  • Ja, ja, ja.

  • Por qué estamos en un parque que si no...

  • Uhmmm eres muy malo...

  • Yo...

  • Si tú.

  • Ja, ja, ja.


Nos besamos.


  • Hable con mis padres y me dijeron que sin problema.

  • ¿De verdad?

  • Sí que lo único que no nos relajemos que busquemos algo, pero mientras tanto les parece bien a ellos y a mis tíos.

  • Joder que bien.

  • ¿Estás nervioso?

  • Bastante, ¿tú?

  • Igual.

  • Oye no hemos hablado de…

  • ¿Sexo anal?

  • Ja, ja, ja.

  • Follar vamos.

  • Si follar, ¿tu alguna vez te has metido algo?

  • Pues yo era de los que no les importaba que las tías les metiera el dedo, la verdad, lo descubrí una vez y las corridas son geniales.

  • Yo en el bidé alguna vez me limpiaba y metía algún dedo, pero poco más.

  • Iremos poco a poco.

  • Con tu polla muy poco a poco.

  • Ja, ja, ja.

  • Aunque si te soy sincero el otro día chupándotela que estaba de cuclillas con el culo abierto, me la imagine dentro de mi culo y no me disgusto la idea.

  • Me alegra oír eso y a ella también, ja, ja, ja.



UN MES DESPUÉS


Lázaro y yo ya estamos completamente instalados, al final sus padres le dijeron que nos lo tomáramos con calma, que durante al menos cinco años no tenían pensado hacer nada con el piso. Fue la razón por la que compramos cosas que faltaban y la decoramos un poco al gusto de Lázaro, por qué si hubiera sido por mí no hubiéramos puesto ni cuadros.


No recuerdo como habían sido los inicios al vivir con mis dos anteriores novias, pero con Lázaro fue una fiesta desde el comienzo, no había sitio de la casa donde no nos hubiéramos corrido, parecíamos perros en celo y sobre todo desde que descubrimos el sexo anal. Al principio por tanto perjuicio nos costó un poco, pero al final a ambos nos gustó tanto que hasta teníamos un dado para saber quién era el primero en recibir la polla del otro.


Íbamos al gimnasio juntos, hacíamos la compra, cocinábamos juntos y hasta un día que estaba cagando entro porque se meaba mucho y meo en el lavabo, habíamos perdido totalmente la intimidad, pero tras hablarlo a los dos nos pareció bien y lo dejamos tal y como estábamos. Esa era otra de las cosas que a los dos más nos gustaba, después del sexo claro, hablar, éramos como dos cotorras, cualquier cosa por mínimo que fuera la hablábamos e incluso un día llegamos a la conclusión que nunca habíamos tenido una pareja con la cual ser tan sinceros, terminamos los dos abrazados y en pocos minutos yo abierto de piernas chillando su nombre.


Nuestro entorno cambió, nuestras familias lo aceptaron, pero necesitaban tiempo y nuestros amigos, quitando los más antiguos que esos estarían allí siempre, los otros o los que habían sido amigos de nuestras parejas, fue más complicado.


  • No me lo creo.- le digo incrédulo a Lázaro.

  • Pues créeme, aparto la cara y siguió de largo.

  • Menudo cabrón.

  • Muy cabrón.

  • ¿Estás bien?

  • Con un poco de rabia.

  • Vale...


Me levanto y me desnudo, él me mira sorprendido a la vez que pone esa cara de que viene algo bueno, le quito la camiseta y arrodillándome entre sus piernas, meto la mano por su pantalón, tiro del slip y saco su polla, en medio segundo ya la tengo toda dura en mi boca.


  • Puedes follarme duro y darme unos cuantos azotes.

  • ¿En serio?

  • Muy en serio.- le digo dándole un lametón en todo su rabo.

  • Joder...

  • Levántate.


Le bajo los pantalones y el slip y sigo mamándosela hasta que la tiene tan dura como yo de imaginármela dentro, me subo sobre él y me siento sobre su polla lentamente.


  • Tú sí que sabes calmarme...

  • Ja, ja, ja.


Le beso mientras subo y bajo mi cuerpo. Me quedo quieto y siento sus penetraciones y como me abre el culo con sus grandes manos, la saca por un momento y siento sus dedos con saliva alrededor de mi ano.


  • Como me gusta este ano XD.

  • Lo mismo le pasa a él con tu lengua y tu polla.

  • Acuérdate de mi dedo gordo del pie.

  • Uhmmm… Que gran momento, nunca me imagine tanto placer con el dedo del pie de otro en el culo.

  • Ni yo, jajajá.


Nos reímos y nos besamos. Siento sus penetraciones hasta bien dentro, me abraza con fuerza y siento como me levanta a pulso y me pone sobre la mesa con el culo un poco fuera, todo esto sin sacármela ni por un momento, busca mi pie y se lo mete en la boca, todos mis dedos están dentro y yo estoy que ardo, me masturbo mientras lo siento como me hace feliz por segundos.


Estoy de lado sobre la mesa y me está embistiendo mientras su mano azota mi culo, es la primera vez que me azota más de la cuenta y me gusta, le miro y le sonrió.


  • ¿Te duele?

  • No.


Me vuelve azotar y en esa sí que siento un poco de dolor, pero él enseguida saca su polla y se agacha a besarme donde me dio, me mete la polla de nuevo y me acaricia la mejilla, le miro y le sonrió, me dolió, pero me gusto tanto que le pediría que volviera hacerlo, pero sé que no lo hará.


Estoy tumbado sobre la mesa con las piernas colgando y Lázaro está con ambas pollas en su mano masturbándonos, no nos quitamos los ojos de encima, sentimos como nos venimos y gritamos a la vez al sentir salir la lefa de nuestros cuerpos, recién corridos siento sus brazos como me levanta y me besa.


  • Siento haberte pegado tan fuerte, no era mi...

  • Me gusto.

  • ¿En serio?

  • Muy en serio.

  • Pero...no querrás que siempre...

  • No, pero de vez en cuando.

  • Solo pienso darte en el culo.

  • Si solo ahí.

  • ¿Tú me darías a mí?

  • Si me lo pides, sí.

  • Me lo pensaré.

  • Muy bien, ven aquí.


Enredo mis piernas a su cintura y lo beso.


  • eres increíble.

  • Me siento un poco mal aún.

  • Por lo del tipo ese que es…

  • No por pegarte.

  • Te lo pedí yo.

  • Lo sé, pero...


Me bajo de la mesa y le cojo la cara con ambas manos.


  • Mírame.

  • De verdad que lo…

  • Lo sé.


Me toco el culo y siento que me escuece un poco, él me mira.


  • Vamos a la ducha y me pones crema.

  • ¿Por todo el cuerpo?

  • Si quieres.

  • ¿Y un masaje de pies?

  • Uhmmm... ya sabes como terminara eso.

  • Ja, ja, ja, lo sé.


Nos besamos y agarrándonos de la mano vamos a la ducha.





MaMaNdO