15.7.23

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Relato. Mi MeS dE vAcAcIoNeS 2ª parte

 



DÍA 3



La mañana se me paso vuelta y vuelta en la toalla. Sobre las dos y media me puse a recoger y a prepararme para ir a recoger a Héctor. Cargo todo en el coche y voy a su encuentro. Voy hacia donde me indica el Google más y me paro enfrente de una cafetería enorme y muy bonita enfrente de una playa abarrotada de gente. Me quedo dentro esperando cuando oigo la puerta abrirse.


  • Hola, ¡acelera!

  • Hola, ¿cómo?

  • Es broma.


TOC TOC en la ventanilla de Héctor.


  • Jefe se dejó esto en la cocina.

  • Gracias Javi.- le dice bajando la ventanilla y guardándose la bolsa entre las piernas.

  • Menos mal que no acelere, ja, ja, ja.

  • Ja, ja, ja.

  • Hacia donde voy.

  • Sigue recto y la primera a la izquierda.



Me guía hasta la playa y dejando el coche en pleno sol, por qué no hay ni una sombra, nos aventuramos a una playa nueva para mí. Según nos acercamos babeo más, hay que bajar una pendiente bastante pronunciada que gracias a quien sea ha puesto una cuerda para agarrarse. Cuando llegas bajo vez una cala preciosa rodeada de verde y toda de piedras. Menos mal que llevaba los escarpines.


Buscamos un sitio y tras colocar sombrilla, toallas y demás nos desnudamos y nos vamos al agua. Nadamos un poco y en nada estamos enganchados como conejos.


  • Hola jefe.

  • Ja, ja, ja. Eso solo me lo llama Javi y mira que le he dicho mil veces que me llame por mi nombre, pero no hay manera.

  • Costumbres supongo. Por cierto, hoy estás muy bello.

  • Gracias.


Se ruboriza y entre el agua que le cubre la piel, el pelo húmedo hacia atrás y esa cara se me da un vuelco el corazón.


  • Vaya alguien también está muy feliz.- me dice agarrándome la polla hiperdura.

  • Lleva casi todo el día así.

  • ¿De verdad?

  • Sí.

  • Y no la has ayudado a descargar un poco tanta tensión.

  • Uhmmm no estaba deseando que llegara este momento.

  • Joder que dura...

  • Ahhhh...

  • Ven sígueme.


Le sigo nadando y vamos a dar a una enorme piedra en un lateral de la cala donde no hay nadie. Me subo un poco y Héctor se queda metido hasta las rodillas en el agua. Me siento y abriéndome de piernas, le ofrezco mi polla. No duda en agarrármela y metérsela en la boca.


Su boca, sus manos, el sol, el agua, un todo me hace descargar en su boca una gran lefada que él recibe con muchas ganas y hasta me la sigue comiendo después de correrme, cosa que me encanta aunque la tenga hipersensible.


  • Vaya sí qué tenías los huevos llenos, Uhmmm.

  • Mucho. ¿Cambiamos?


Se sube él y me bajo yo. Mojo la piedra un poco y me lanzo a comerle la polla de una manera ansiosa. Me chupo varios dedos y buscando su ano se lo dilato un poco y me meto dentro de él. Mis dedos van a la misma velocidad que mi garganta mamando. Héctor gime y me agarra del pelo. Yo tengo de nuevo la polla a punto de explotar. Héctor grita de placer y noto como su lefa me llena la boca. Se la rechupetee más aún y sacando los dedos me los chupo y se los vuelvo a meter mientras se la chupo un poco más.


  • Ahhhh para... ja, ja, ja


Paro de mamársela, pero no saco aún los dedos. Me acerco a él para besarlo y se los meto lo más profundo que puedo. Él gime en mi boca y me muerde el labio inferior.


  • La próxima me traigo un condón.- me dice mordiéndome la oreja.

  • Ohh... este culo por dios...


Saco los dedos y agarrándolo me lo llevo hacia mí y nos caemos los dos al agua, con suerte de no darnos con ninguna piedra. Nos besamos y nos abrazamos.


Salimos del mar para tirarnos en la toalla y seguir charlando.


  • Así que jefe.- le digo entre media sonrisa.

  • Ja, ja, ja sí.

  • ¿Te gusta?

  • Bueno, no siempre, a veces es demasiada responsabilidad, pero en general me gusta lo que hago. ¿Tú a qué te dedicas?

  • Soy informático.

  • Suena a aburrido, ja, ja, ja.

  • Lo es, ja, ja, ja.

  • Lo mío fue más por herencia que otra cosa.

  • Vale.

  • Donde está el bar-restaurante ahora era de mis tatarabuelos. Antiguamente, este pueblo no era ni la sombre del parque de atracciones que es ahora. Los padres de mi padre se la dejaron a mi padre y él junto a mi madre decidieron aprovechar la ocasión y montar lo que es ahora.

  • Un buen sitio, la verdad.

  • Funciona solo es cierto. Yo antes solo ayudaba de vez en cuando, estudiaba y hacia curros de dependiente y eso.

  • ¿No te gustaba el bar?

  • No me gustaba mi padre como jefe.

  • Ya entiendo.

  • Cuando me dijo que se jubilaba y que el bar sería mío, la única condición fue que lo llevaría a mi manera. Él sigue ahí con los papeleos y eso, pero ya no viene por allí, cosa que agradezco y eso que lo amo con locura, pero se pone tan pesado que me irrita.

  • Debe ser difícil lidiar con casa y trabajo a la vez, lo digo por tu padre.

  • Si lo sé y él se excusaba en eso normalmente. Tenemos a mi madre que siempre se metía entre los dos y hacía de mediadora. Ahora también está jubilada y descansa de tanto trabajo.

  • Bien merecido.


Le sonrió y acercándome a él le beso.


  • Gracias por compartir conmigo todo eso.

  • De nada, menuda chapa, ja, ja, ja.

  • Para nada.


Se acerca aún más a mí y me besa a la vez que me acaricia la polla en reposo.


  • Me gusta también así.

  • Pues como siga acariciándola así va a estar poco tiempo, ja, ja, ja.


Busco la suya que ya la tiene morcillona y se la acaricio también. En nada estamos los dos como un palo de duros y masturbando el uno al otro.


  • Me gusta esto... Ahhhh.- me dice mientras me muerde el lóbulo de la oreja.

  • Y a mí... Uhmmm... ah...


Nos corremos cada uno en su mano con la polla del otro y sin pensarlo no la levamos a la boca para lamerla.


  • Me flipa.- le digo con cara de pícaro.

  • Uhmmm.- me dice lamiéndose la mano con mi lefa.


Le agarro la mano y le cojo un poco. Él hace lo mismo con la mía y la saborea. Nos reímos de la situación y acercándonos más aún si se puede nos fundimos en un beso.


Está atardeciendo y estamos en la orilla disfrutando de las vistas. Héctor está apoyado en mi hombro.


  • Libro miércoles y jueves, ¿te apetece hacer algo y venirte a mi casa?.- me dice con voz somnolienta.

  • Por supuesto. ¿En qué día estamos?

  • Ja, ja, ja, a domingo.

  • Ok te apunto en mi agenda.


Y allí continuamos hasta que ya agotados le acompaño a casa. Le hubiera dicho de venirse a la mía, pero casi se me duerme en el coche. Nos despedimos con un beso y quedamos para el miércoles. Lunes y martes lo tiene bastante liado.








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