SoBaCOS

 

RelAtO. En las duchas del trabajo, 2ª parte.

 Me mira.

• Ven anda.- me agarra de la mano de nuevo y me lleva a las duchas.

Cuando entramos a ellas, ya estamos los dos con la polla bien dura. Él es el primero que se agacha y se pone a comérmela y yo me quedo paralizado sintiendo su lengua, el interior de su boca y su calor rodeando mi polla.

• Como sigas así me voy a...ahhhh...

• Correte...- me dice, masturbándome y dándome lengüetazos en la punta del capullo.

Me agito y tengo un subidón de adrenalina cuando siento que comienzo a eyacular en su boca y él no cierra la boca, sino que deja que todos los estallidos de mi lefa se metan dentro, y para mi sorpresa se lo traga y se vuelve a meter mi polla en la boca.

• No sabes las ganas que tenía de hacerte esto.- me dice con mi polla en la mano y dándole lametazos.

• No creí que tú...

• Ni yo que tú...

Se incorpora y aún mantiene mi polla en la mano, me la agita y, acercándose mucho, me besa. Abro la boca y la recibo con mucho deseo, tanto que le abrazo y le atraigo hacia mí. Siento su polla frotándose contra la mía y bajo por su cuello y enseguida me agacho para mamársela. Lo debo de estar haciendo la mar de bien, porque no para de moverse, de cogerme de la cabeza, de taparse con la mano la boca para no chillar, pero yo continuo hasta que convulsiona y da un pequeño gemido y se corre en mi mano. Le rebaño con las manos toda la lefa para después llevarme la polla de nuevo a la boca y es metérmela y enseguida el sacársela entre risas.

• Perdona, perdona, pero después de correrme se me pone...

• Sensible.

• Mazo.

• Yo aguanto bastante bien.

• Ya lo sentí ya.

• No te he chupado la lefa, no por nada, pero es que me da un poco de asco.

• Tranquilo, cada uno que haga lo que le apetezca; a mí me ha flipado chupártela.

• Uhmm...

Se acerca y me acaricia la cara. Me besa.

• Joder, Andrés.

• ¿Qué?

• No intuías que estaba loco por ti.

• La verdad, que no.

• Vaya.

• ¿Y yo por ti?

• Tampoco.

• Será porque soy bastante reservado.

• Será por eso y yo demasiado...

• Abierto.

• Jajaja, lo que se me ha abierto es el culo mientras te la comía.

• Uhm...

• ¿Qué te gusta sexualmente hablando?

• De todo, menos dolor, versátil, ¿tú?

• Igual en todo.

• Ufff...

• Podré comerte el culo entonces.

• Por supuesto, y yo a ti los pies.

• También, por supuesto.

• Si seguimos así, no vamos a salir nunca de las duchas.

• Cierto.

Me sujeta la cara y me besa mientras sujeta ambas pollas y nos masturba. Sin dejar de besarme, siento como mi polla junto a la suya se une perfectamente y su mano las mueve al ritmo que me gusta. En nada estamos los dos corriéndonos de nuevo en su mano; separa su cara de la mía y sube la mano tras soltar las pollas, me mira y, llevándose la mano a la boca, pasa la lengua por donde está toda la lefa.

• Me encanta que seas tan cerdo.

• A mí me encantas tú.

Termina de chupar nuestras lefas para después tragárselas y, acercándose a mí, besarme. Enciende el agua y nos ponemos debajo.

• Pondremos un poco más fría —me dice acariciándome los huevos.

• Si no dejas de tocarme aun con agua helada, se me va a bajar esta erección.

• Jajaja, es que...

• Date la vuelta.

Agarro un poco de gel y le comienzo a frotar la espalda, bajo hasta sus lumbares y se las restriego bien, bajo un poco más y le froto el culo; me echo más gel y meto la mano por su raja y él me gime y encuentro lo que quería, que es su ano. Lo acaricio y juego alrededor de él para después meterle un dedo y luego otro, y él se agacha un poco y saca el culo y se lo abre y yo tengo la polla enfilada y, acercándome a él, se la voy introduciendo por el culo hasta que está completamente entera dentro. Entonces se incorpora y busca mi cara y nos besamos y de pronto:

• ¡Jorge!

• Siii...

• Perdona, era para recordarte lo del martes.

• Ahhh, sííí...

• Gracias, tío.

• De nada.

Oímos cómo se cierra la puerta y él se agacha más y más y yo, agarrándole de las caderas, me pongo a follarlo como siempre imaginé que se lo haría. Mi polla entra y sale de él como si siempre hubieran sido amigas. De vez en cuando se levanta y me come la boca y vuelve a agacharse.

• Dios...Andrés....joder....

Sonrió y sonrió aún más y me miró cómo se la meto y se la saco y miro y acaricio su espalda, busco sus pezones y se los pellizco y él grita mi nombre, y le abro el culo y siento que no aguanto más y le preño, le lleno el culo con mi lefa y él se incorpora sin sacársela y se masturba y llena los azulejos con su lefa para después girarse y cara a cara comernos la boca.

• Joder, Andrés...

• Un gran joder.

• Jajaja, ven aquí.

Me come la boca.

• Hoy no salimos de aquí.

• Parece que no.

• Ufff...- me resopla acariciándome el vientre y el pecho.

• Ahora te toca a ti.

• Ehmm...

Me doy la vuelta y me agacho un poco; enseguida siento sus manos abriéndome el culo y cómo mete la cara en él e inhala.

• Joder, Andrés...- me dice para ponerse de lleno a comerme el culo, que por cierto es lo que sexualmente me gusta más, después los pies y luego la polla.

• Qué rico....por Dios...

Pierdo la noción del tiempo hasta que estoy en los vestuarios de la empresa. Jorge me come el culo hasta que me mete tres dedos y le suplico que me folle. Se pone gel en la polla y en mi ano y me la mete, al igual que yo toda entera, sin pararse. ¿Para qué, me pregunto yo?

• Joder, qué caliente estás...

• Uffff... Joder con ese rabo...

• ¿Te gusta?

• Me encanta.

• Así...

• Si bien dentro...ahhh...

• Ufff, me encanta metértela; no sabes cuántas veces me masturbé pensando en ello.

• ¿Cuántas?

• Muchas.

• Tendremos que recuperar el tiempo.

• Por mí encantado, ahhh...

• Y por mí... ahhh...

Sus manos recorren mi espalda, mis brazos, mi cuello; su polla entra y sale de mí cada vez más y más rápido y no puedo dejar de gemir y, estando donde estamos, que es dentro de un cubículo donde hay cuatro duchas, comprenderéis que se oye todo más, pero a nosotros ya nos la pela todo, literalmente.

Él también me preña y menuda preñada; sus embestidas contra mi cuerpo me hacen casi pegar la cara a las baldosas heladas. La saca y me incorporo y me mira.

• Ya estamos los dos bien preñados.

• Jajaja, así es.

Nos besamos para de nuevo intentar ducharnos y esta vez por fin nos duchamos y salimos de las duchas.

Jorge me mira y sonríe mientras se echa desodorante de nuevo y saca la crema.

• ¿Quieres?

• Sí.

Me sonríe y, acercándose a mí, me besa.

FIN