13.4.24

OjEtE











 

ReLAtO. Cómo conocí a Lazaro, 1ª parte.

 


  • Hola, este es Rubén, dice Gloria a su compañera de trabajo, Susana.

  • Encantada, y este es Lázaro.

  • Encantado.- les digo yo.

  • ¿Entramos?.- dice Gloria.

  • Vamos.- dice Susana.


Gloria y Susana son compañeras de trabajo desde hace al menos un año. De normal salen ellas dos solas, pero hoy les apetecía que fuéramos sus parejas. Yo no soy mucho de salir de fiesta y menos por la tarde, pero aquí estamos, entrando a un pub con la música a todo trapo y la luz muy baja.


Nos pedimos unas copas y nos metemos en la pista de baile. Como era de esperar, Gloria y Susana están de palique mientras mueven sus cuerpos al ritmo de este infierno de música. Miro a Lázaro y me sonríe tímidamente, me doy la vuelta y suspiro, no quiero estar aquí.


Un rato después voy a la barra a pedirme una copa, pero antes me meaba, así que me voy al aseo. Por suerte no hay mucha gente, entro y hay un meadero de esos de pared libre, me acerco, me la saco y me pongo a mear. Meo tranquilamente y mirando al tío de mi lado, me fijo que le estoy viendo la polla literalmente fuera y veo cómo sale pis de su glande, me quedo unos segundos mirándosela y subo a su cara.


  • Qué poca intimidad, podían haber puesto una pared y ya.


Me mira y sonríe.


  • ¿Rubén?

  • Sí, por cierto, buen rabo.

  • ¿Gracias?


Le vuelvo a mirar la polla y se la está meneando, le vuelvo a mirar a la cara y él está mirándome la mía que, sin darme cuenta, he terminado de mear y estoy con ella medio morcillona en la mano.


  • Te veo fuera, me dice sonrojándose y guardándose su hermosa polla.


Me la sacudo un poco más y a mi lado se pone otro tío. Le miro la polla, pero no es lo mismo. Me pongo a pensar y me digo a mí mismo, "desde cuándo te gusta mirar pollas", me la guardo y salgo, voy a la barra y allí está Lázaro.


  • Hola tío.

  • Hola.

  • Perdona lo de...

  • Tranquilo.

  • Nunca me..

  • No pasa nada, en esos meaderos creo que todos le hemos mirado la polla al de al lado.

  • ¿Tú también?

  • Sí.

  • Pero yo...me he empalmado un poco.

  • •Tranqui, estás un poco borracho, ¿te pido un agua?

  • Ya, pero...


Me voy a su hombro y dejo la cabeza caer sobre él. Siento cómo me agarra por detrás y me lleva fuera. De repente estoy sentado en un banco con una lata de coca cola en la mano, miro a un lado y allí está Lázaro fumando y sonriéndome.


  • ¿Me das uno?

  • Toma.


Me pasa el suyo y le doy varias caladas, se lo devuelvo y bebiendo un gran trago de coca cola me pongo de lado y le miro.


  • Gracias.

  • De nada.

  • ¿Has visto a las chicas?

  • Si estaban haciendo cola en los baños.

  • Uffff.

  • Ya.

  • Oye que...

  • Olvidado.


Ojalá fuera tan fácil decírselo a mi cabeza, pero qué coño me pasa, le miro y me sonríe.


  • ¿Quieres?

  • Sí.


Le cojo el cigarrillo y tras varias caladas lo tiro, le doy un sorbo que me termino la lata y me levanto.


  • ¿Volvemos?

  • Qué pereza.

  • Lo sé, dos horas más y nos vamos a cenar.

  • ¿Dos horas?

  • Sí, y si no nos salimos a esperar.

  • Vale.


Sin pensarlo, alargo la mano y agarró la suya, tiró de él y con su mano cogida entramos al pub.


Bailamos, nos acercamos, nos rozamos, nos reímos, hablamos de cosas sin transcendencia, nos miramos y bebemos chupitos. Las chicas de vez en cuando aparecen y al rato las volvemos a perder.


Estoy parado sin bailar en medio de la pista y siento su mano agarrar la mía y que tira de mí, sigo agarrándole fuerte de la mano. Entramos al aseo y tira de mí hacia una de las cabinas, entramos y cierra la puerta tras de mí. Los últimos dos chupitos nos los podíamos haber ahorrado. Siento su mano en mi mentón y me levanta la cara. Le miro.


  • Hola.- le digo entre risas.

  • Hola.


Su boca se acerca a la mía y me la come, literalmente me está comiendo la boca y yo a él, porque mis manos se van a su espalda y lo empujo contra mi cuerpo. Nuestras lenguas locas por el sabor del otro recorren millones de lugares inexplorados. Siento sus manos por dentro de mi camiseta y, como me roza uno de los pezones, inmediatamente busco su pantalón y le desabrocho el botón para después bajarle la cremallera. Busco su polla dentro del calzoncillo y una vez la tengo en mi mano se la saco, huevos incluidos. A su vez, Lázaro me baja los pantalones porque son de estos de goma tipo chándal, pero de vestir y el slip, seguimos morreandonos y cada uno tiene la polla del otro en su mano. Nos miramos la polla y mirándonos, sonreímos, nos besamos y comenzamos a masturbarnos. Gemimos en la boca del otro.


Lázaro me come la boca, el cuello, la oreja y soltándome de su polla, se agacha y siento cómo la mitad de mi polla está en su boca, me está haciendo una mamada y estoy que no me lo creo. Suspiro, le acaricio el cabello, gimo, mi polla entra más y más en su boca, casi tocan sus labios mi poco vello púbico, se la saca y mirándomela me la recorre de abajo arriba con la lengua, me mira y me sonríe para volver a metérsela en la boca y hacerme tal mamada que hasta que no me hace correrme sobre la taza del water no para.


Jadeante y sin aliento, le besó y me agachó, le agarró tremendo pollón y como puedo me lo meto en la boca y es en serio entre que era mi primera polla y era descomunal, era difícil, además el alcohol no ayuda.


Se la estoy chupando mientras él se pajea, o sea, que le estoy chupando la punta y algo más. Me sabe bien, me gusta su olor. Abro los ojos y me quedo admirando viendo cómo se masturba, subo por un momento para besarlo y bajo as seguir dándole lametazos. Al poco rato se pone a gemir y a soltar lefa por toda la pared. Asombrado de ver salir tanta lefa de alguien, me acerco y agarrándosela me la meto en la boca. Él, sorprendido, pero abierto, se la suelta y me deja que se la chupe. Sabe amarga y un toque dulce de su lefa, me gusta. Sin soltársela con una mano subo y le como la boca, tras eso nos abrazamos y suspiramos en el hombro del otro.


  • Será mejor que... —me dice al oído.

  • Sí...


Me separo y cada uno se coloca sus miembros y la ropa. Una vez listos nos miramos.


  • Esto...


Tengo su boca pegada a la mía. Dios mío, pollón y besa que no es normal, vuelvo a tener la polla dura.


Salimos y, mirando la hora, salimos a la calle donde están esperándonos las chicas.


  • Hola… ¿Dónde estabais?—preguntó Gloria.

  • En la otra sala bailando.

  • Ahhhh!

  • ¿Vamos?- dice Susana.


La cena, como comprenderéis, fue rara de cojones, además de incómoda y con ganas de saltar la mesa y agarrarlo y tirarlo sobre la mesa y... bueno, ya me entendéis.


Tras la cena fuimos hacia el metro y una vez allí nos despedimos. Lázaro me dio un abrazo y yo se lo devolví, nos soltamos y nos quedamos unos segundos mirándonos.


  • Bueno, habrá que repetirlo, ¿no, chicos?

  • Bueno...






PeCtOrAlEs