Me despierto sintiendo su cuerpo pegado al mío. Es verano y entra un poco de aire por la ventana. Me pego más a su cuerpo y agarrándole una mano se la beso. Le miro cada dedo, las uñas, le beso cada dedo y sonrió.
- Buenos días besucón.
- Buenos días, no me podía resistir, tienes unos dedos tan bonitos.
- ¿Cómo mi pene?
- Casi tan bonitos, nada se puede igualar a tu pene.
- Ja, ja, ja.
Se acerca más a mí y siento su erección en mi culo. Lo muevo y abro las piernas ligeramente. Meto su rabo entre mis piernas y las vuelvo a cerrar.
- Me aprisionaste.
- Si solo saldrás bajo tortura.
- Ja, ja, ja.
Comienza a mover sus caderas y su pene entra y sale de entre mi ingle. Me chupo un poco varios dedos y los llevo a donde sale su glande. Coloco los dedos como si fuera agarrar algo y dejo que entre y salga su glande.
- Diossss...
- Parte de la tortura.
- Me gusta... mucho...
El continua lentamente y yo cuando se me seca me vuelvo a echar saliva. Óscar besa mi cuello y con la mano libre me acaricia el pecho. Se centra en uno de mis pezones y me hace soltar un gemido metiendo la cabeza en la almohada.
- Debemos recordar que ya no estamos solos.
- Ufff... será complicado, pero intentaré no olvidarlo.
Mi pezón está duro, al igual que mi polla. Su rabo cada vez está más duro y siento como aprieta entre mi ingle. Acelera un poco y yo me echo bien de saliva. Me muerde la oreja y me besa el cuello.
- No puedo más...ahhhh...
- Córrete...
Suelta lefa en mi mano varias veces y lentamente va parando el ritmo. Tengo la mano llena de su lefa, me la miro y miro mi polla. Me pongo boca arriba y me la agarro con la lefa de Óscar cayendo por todos lados.
- Ian...
Se pega a mí y me besa para después apoyar su cabeza en mi vientre. Me da lametazos en la punta y yo ya no aguanto más. Acelero más y más y cuando estoy a punto de soltar la primera lefada siento sus labios, rodear mi glande y recibir mi lefa. Continuo masturbándome hasta que siento que no puedo más y soltando mi polla, él se acerca más y se la mete de lleno. Agarrando la almohada meto mi cara en ella y resoplo de la gran sensación que estoy viviendo.
Por fin, Óscar suelta mi rabo y salgo de entre la almohada.
- Hola.
- Hola.
- Sabe muy rica la mezcla de nuestras lefas.
Le miro avergonzado y le tapo la cara con las manos.
- Me ha gustado mucho verte masturbar con mi semen.
- Creo que no encontraremos mejor lubricante.
- Lo probaré.
- Por cierto, podemos decirle a mi madre si nos acerca al CC y vamos a comprar...
- Condones y lubricante.
- Si eso, ja, ja, ja.
- Podemos también ir al cine.
- Suena todo genial. Ven aquí.
Rodamos por la cama besándonos y acariciándonos.
- Habrá que levantarse.
- ¿Una ducha?
- Si por favor.
Nos duchamos juntos y tras secarnos y arreglarnos bajamos.
- Buenos días, dormilones.- dijo mi madre.
- Buenos días.
- Buenos días, mama.
- ¿Se os hizo muy tarde anoche?.- pregunto.
- Un poco sí.
- Y esas caras tan sonrientes, ¿qué hicisteis?
Mire a mi madre con cara de asesino y después mire a Óscar. Este me miro y sonriendo como un idiota volvió a mirar a mi madre.
- Cenamos, una copa y luego una peli en la cama.
- Suena bien.
- ¿Y vosotros?
- Serian las tres, creo, tu padre se acaba de ir a currar el pobre esta muerto.
- Mamá, esta tarde podrías llevarnos al CC, queremos comprar unas cosas e ir al cine.
- Si claro me apunto.
- Es que... queríamos...
- Vale lo capto, solo queréis un taxista. Me compraré algo e iré al cine, yo sola.
- Jooo...La próxima vamos juntos, te lo prometo.
- Me la apunto.
Miro a Óscar y sonrió como un idiota, miro de nuevo a mi madre y cambio de cara. Mi madre ya no sabe donde mirar, se da la vuelta y la oigo reírse. Óscar me mira y le entra la risa. Yo me doy la vuelta y me meto en la cocina. Esto va a ser divertido.
- ¿Cómo lo quieres, al agua, más aceitoso?.- nos pregunta la chica de la farmacia.
Nos miramos y nos reímos.
- Vale, mejor este es al agua. Está bien de precio y cunde mucho. Echaros muy poco y vais probando.
- Gracias.
- ¿Condones?
- Pues...
- Vale mirar, estos están muy bien de precio y son extra finos. Además, la segunda caja os sale a la mitad.
- 24 condones…
- Genial ya está todo.
Me acababa de entrar un miedo terrible de pensar en tanto condón y el lubricante. La chica entra dentro un momento y Óscar se me acerca al oído.
- Tranquilo que nos los vamos a gastar todos el primer día.
- Ya siii... lo sé.
- O si, ja, ja, ja.
Le miro con cara de preocupación y me da un beso en los labios.
- Todo será 20,25.
- En tarjeta.
- Gracias, chicos hasta pronto.
La chica se despide y se le nota una sonrisa picará en la cara.
- La dependienta lo sabe.
- ¿Y?
- No se me ha dado vergüenza.
- Ja, ja, ja. Ian lo hemos comprado para tenerlo. Lo haremos a nuestro ritmo. No haremos nada que al otro no le apetezca.
- Te comería la boca ahora mismo.
- Ven vamos.
Me agarra del brazo y me mete en los aseos. Antes de darme cuenta tengo su lengua en mi boca y nos estamos besando como si lleváramos sin hacerlo desde esta mañana. Me vuelve agarrar y nos metemos en unos aseos. Dejamos la mochila en el colgador y comenzamos de nuevo a besarnos. Rozamos nuestros paquetes y estamos jadeando de gusto. Bajo hasta ellos y saco mi rabo por la cremallera. Óscar hace lo mismo y mientras nos besamos pajeamos cada uno la del otro. Sin dejar de besarnos y acelerando la paja, terminamos corriéndonos en las paredes del aseo. Jadeamos en la boca del otro y nos separamos.
- Vaya matanza, ja, ja, ja.
Se agacha y me limpia el rabo. Yo seguidamente hago lo mismo. Después cogemos papel higiénico y limpiamos la lefada. Salimos del aseo y un hombre nos mira. Le saludamos y salimos riéndonos.
Fuimos al cine y después, tras llamar a mi madre, nos invita a cenar por allí.
- ¿Qué tal vuestra peli?.- pregunta mi madre.
- Bien, la verdad, entretenida.- responde Óscar.
Yo solo recuerdo como empezaba a oscurecerse la sala y después solo estar metiéndole mano a Óscar durante casi dos horas. Nos faltó sacarnos los rabos y pajearnos allí mismo. Somos unos salidos.
- ¿Y la tuya?.- le pregunto a mi madre.
- Bueno, muy seria, pero entretenida.
Me mira fijamente y me sonríe. Lo sabe, lo sabe. Me pongo nervioso y pongo la mano sobre el muslo de Óscar. Él se da cuenta y pone su mano sobre la mía. Me acaricia la mano y mis pulsaciones bajan un poco.
- ¿Os puedo hacer una pregunta a ambos?.
En ese momento tengo un ictus.
- Claro.- decimos los dos al unísono agarrándonos de la mano.
- Sé que esto es nuevo y como todo lo nuevo...no es eso. Chicos os quiero y sé que estáis...
Nos mira y le decimos al unísono.
- Juntos.
- Eso juntos.
- Tanto se nos nota.- le digo yo.
- Hijo, te conozco como la palma de mi mano. Llevas más de una semana más feliz que nadie en este mundo. El mismo día que fui a recoger a Óscar llevabas una cara de agobio que no podías con ella. A partir de ahí tu humor y todo comenzó a cambiar.
Le apretó la mano fuerte a Óscar y él me lo devuelve.
- Contármelo, no os juzgaré.
Respiramos hondo los dos y nos miramos. Debo hablar yo. Le sonrió y le doy un beso en la mejilla.
- Estamos enamorados mama.
- Entiendo.
- No sabemos como paso y tampoco queremos saberlo. Solo sabemos que queremos estar juntos.
- Eso ya es bastante importante. Pensé que solo estabais tonteando.
- No mama es algo serio para ambos.
- Tu padre se lo huele por qué ayer mismo me lo dijo. Me gustaría que hablases con él.
- Lo haré.
- Lo difícil serán tus padres Óscar, mi hermano es un poco...
- Antiguo lo sé. Pero soy mayor de edad y este año comienzo la universidad. Voy a venirme aquí para estar más cerca de Ian.
- Te vendrás a casa.
- No tranquila, no hace falta.
- Te vendrás a casa y punto. Para tus padres será más fácil de asimilar que si te vas por ahí a compartir piso y además de estar saliendo con tu primo.
- También es verdad.
- Chicos, estoy feliz, de verdad, muy feliz. Tener precaución...
- ¡Mama!
- Vale. Nos vamos.
- Si vámonos a casa.
Salimos del restaurante y cuando llegamos al coche nos dimos cuenta de que habíamos ido todo el camino cogidos de la mano. Sonreímos y nos besamos. Mi madre nos miraba y le faltaba sacar una mascleta allí mismo.