20.11.21

ReLaTo. DROGADO.

 


Por un momento me sentí poseído. Notaba como si mi cuerpo fuera de goma espuma y no pesara nada. El sudor caía por mi frente y con los ojos cerrados me dejaba llevar por el ritmo de la música. Sentía como las pieles de otros me rozaban y las sentía húmedas y calientes. Abrí los ojos y solo veía cuerpos semi desnudos bailando desinhibidos. Sus caras eran de gozo y placer. Olía a perfume mezclado con desodorante, a rabo y a sobaco. Me embriagaba raramente. Sentí punzadas en mi rabo y me lo acaricié por fuera del pantalón. La tenía dura pero no tanto como para desear pajearme aun. Continué bailando y me dejé llevar por los ritmos de la música electrónica.


Volví abrir los ojos y unos ojos azules inmensos estaban frente a mí.


  • Hola.


No le conteste no sé por qué. Cuando estoy así soy muy mal educado.


Se acercó más y paso un dedo por mi brazo hasta llegar al hombro, donde recogió un poco de sudor y acercándoselo a la boca, se lo lamió. Sinceramente, me pareció una cochinada, sin embargo, si ya me encontraba con el rabo duro, después de esa secuencia que para mí fueron como de 15 años, me lance a su boca. Él se lo busco y lo recibió con énfasis. A nuestro alrededor se escuchaba como nos jaleaban de la envidia y del placer de ver a dos personas morreándose en medio de la pista.


Sus labios, su lengua su manera de besar me tenía completamente fuera de mí. Es verdad que las drogas mezcladas con un poco de alcohol también tenían algo que advertir, pero llevaba como más de un año sin comerle la boca a alguien y lo echaba tanto de menos.


Continuamos únicamente besándonos, allí los dos plantados y la gente a nuestro alrededor bailando. No éramos capaces de separar nuestros labios. Nuestras manos manoseaban al otro por su rostro, su cabello y su espalda. Tenía un cuerpo menudo, de alto como yo, pero de complexión delgada. Rozamos nuestros rabos y la dureza de ellos se notaba desde la entrada del local.


  • Vivo cerca.

  • Yo...


Soltó mis labios y me soltó eso.


  • ¿No te apetece seguir?

  • Si pero...

  • ¿Qué?

  • Estando así no me mola lo siento.

  • Ahhhh yaaaa...no... quería...

  • Lo siento...

  • Ven vamos a pedir algo de beber.


Me agarro de la mano y me llevo hasta la barra. Sentí como me sentaba en un taburete y él se metía entre mis piernas. Me acerco a la mano una botella y me la bebí de un trago.


  • Ufffff no sabía lo seco que estaba. ¿No hay más grande?

  • Ja, ja, ja. Tony dame cuatro porfa.

  • ¿De agua?

  • Sí.

  • Vaya tela, de esta manera no mantengo el local.

  • Anda deja de quejarte de que lo tienes a tope.

  • A tope esta, pero se drogan y con una copa tienen para toda la noche. A mí no me compensa.

  • Tienes razón. Gracias. Toma cóbrate.


Escuchando la conversación sentí otra botella en la mano que no tarde en beberme. De golpe sentí como si me echaran un cubo de agua fría por la cabeza.


  • ¡Joder!

  • Lo siento...

  • ¡Esta helada joder!


Le mire con cara de para ya de tocarme los cojones y a continuación se fue separando de mí. Me sentí el ser más despreciable del mundo. Agarre sus manos y me lo acerque de nuevo.


  • Lo siento...


Deje caer la cabeza en su pecho y le di varios besos. Me abrazo y así estuvimos hasta que note las náuseas.


Esta parte la omitiré. No hace falta profundizar tanto.





Una media hora después.


La lucidez volvía poco a poco a mi ser. Ahora estaba en los aseos del pub frente al espejo sin camiseta y con el pelo y el cuerpo mojados.


  • ¿Mejor?


Lo mire con extrañeza y de pronto le mire directamente a los ojos y me acordé de él.


  • ¡Tú!

  • Hola.


Me secaba con el papel de manos y quitándose la camisa que llevaba encima de una camiseta me la puso.


  • Te quedará un poco ajustada, pero al menos algo hará.


Lo miraba y solo sentía punzadas en el estómago y en el pecho.


  • ¿Quieres que te acompañe a casa?- me pregunto.

  • No prefiero a la tuya que vives cerca.


Me miro y sonriendo me dio un beso.


  • Anda vamos.


Vivía a la vuelta de la esquina. Subimos dos pisos y entramos en una casa de esas que nada más entrar estas en el salón. Encendió varias luces, pero de esas que son como de ambiente. Se veía una casa bonita, con muchas plantas, cuadros de colores.


  • Voy a ducharme.- me dijo.

  • Te acompaño.


Entramos al aseo y nos desnudamos. Él entró en la ducha y yo entre detrás. Era una ducha moderna de esas superamplias. Note el agua fría en la planta de los pies y temblé de frío. Lo tenía de espaldas a mí y admiré la curvatura de su espalda terminar con los glúteos tan respingón que tenía. Unas piernas delgadas pero fuertes totalmente depiladas. Acerque mi cuerpo al suyo y suspire en su hombro mientras le daba besos en el cuello.


  • Me gusta esto.- susurro.


El agua ya se notaba caliente. Coloco la alcachofa arriba y notamos como el agua comenzó a caernos. Se dio la vuelta y me abrazo. Sentía su calor y el del agua por igual. Sus labios me besaban por el cuello y continuaron hasta mi mandíbula. Al encontrar mis labios se unieron a ellos. Nos besamos mientras separándonos un poco agarrábamos la polla del otro. Sin dejar de besarnos nos masturbamos el uno al otro hasta que terminamos corriéndonos. Jadeamos y gritamos del gustazo.


Agarro el bote de gel y tras ponernos en las manos nos comenzamos a limpiar el uno al otro. Metiéndole los dedos por todo su cuerpo y los suyos por el mío. De vez en cuando nos mirábamos y nos reíamos de los nervios.


Pase los dedos por la raja de su culo y con bien de gel le busque el ano. Un dedo entró a la primera y el jadeo de placer. Le metí dos y continué dilatándolo. Su polla pegada a la mía estaba de nuevo híper dura. El que se había centrado en mi espalda baja también hasta mi culo y me comenzó a meter varios dedos. Si separar los cuerpos le metíamos al otro varios dedos en el culo. Nuestras caras en el hombro del otro jadeaban de la excitación y del placer de sentir como el otro le trabaja el ano.


  • No los saques nunca, por dios...

  • Ni tú ni...ahhhh...


Cada vez íbamos cogiendo más velocidad, teníamos los culos bien abiertos y pasamos de dos dedos a tres y continuamos. Los dedos entraban y salían a gran velocidad. Mordíamos el cuello del otro y eso nos hacía excitarnos aún más.


  • Ahhhh... ¿Pausa?

  • Ufffff... Siiii...ahhhh


Fuimos sacando los dedos pero sin dejar de acariciar todo a su paso. Nos comimos la boca con ansia y volví a sentir el gua caer sobre nuestros cuerpos. Nos aclaramos y tras secarnos fuimos directos a su cama.


  • ¿A cuatro patas o tumbado?

  • ¿Tú o Yo?

  • Es para comernos el culo, ja, ja, ja.

  • Ahhhh, pues a cuatro patas mejor.


Se tumbó y yo me puse sobre él a cuatro patas al contrario. Baje mis caderas y le coloque el culo en la cara. Agarre sus piernas y llevándolas un poco hacia atrás encontré lo que buscaba y me enganche a comérselo.


  • ¡Dios!

  • ¡Joder!


Su lengua me daba tales lametazos que notaba como mi rabo sentía descargas. Yo con el suyo estaba como con mi comida favorita. Le metía los dedos, se lo acariciaba, le metía la lengua, le sobaba el culo y lo volvía a repetir. La lamia el perineo y jugaba con sus huevos. Los tenía bien recogidos y redondos. Muy poco pelo, alguno así largo pero en general poco. Le agarré del rabo y tirando de él hacia atrás me lo metí en la boca mientras con varios dedos le trabajaba el ano.


Él no salía de mi culo, se notaba que le molaba comerlo. Y yo estaba en la puta gloria. Me mola mucho que me coman la polla, pero que te sepan comer el culo en condiciones, pasa poco. Y en este mismo momento estaba sintiendo una comida de culo de las mejores que había sentido en mi vida. Yo continuaba comiéndome ese manjar de rabo. Lo tenía ya inundado en saliva. Aproveche la saliva y me fui de nuevo a su ano. Le pasaba la lengua y le metía varios dedos. Disfrutaba de ver como se abría y se cerraba a mi antojo. Y de como cada vez se abría más y más. En mi culo debía caber ya una naranja sin problema.


Ninguno de los dos se le notaba con ganas de cambiar así que continuamos durante un buen rato comiéndonos nuestras partes más sexuales.


Él con su rabo y yo con el mío en la misma posición aún nos masturbábamos con fuerza para descargar en la boca del otro. Contemplar como se masturbaba y darle lametazos en la punta del capullo me encantaba. Él hacia lo mismo y me ponía más cerdo aun. Él fue el primero en correrse, nada más sentir el primer trallazo de lefa me enganche con la boca y le deje que continuara llenándome la boca de su elixir. Quito la mano y comencé a mamársela mientras ya sentía como me venía el orgasmo. Solté igualmente varios trallazos, aguanto que le llenara la boca y parte de la cara de mi lefa y ya cuando termine se la metió. Jadeamos y gemimos con la polla del otro en la boca de lo sensible que las teníamos.


Sin ganas de acabar, pero con ganas de respirar las soltamos y dándome la vuelta me tumbé sobre él.


Nos besamos esta vez con más dulzura y nos mirábamos, incapaces de no sonrojarnos. Termine apoyado en su pecho mientras sus dedos pasaban por mi cabeza. Sentí como un manto cálido me cubría y me dormí.


Al amanecer.


Abrí un ojo y la cabeza me reventaba. Sentí la luz entrar por la ventana. Abrace la almohada y sentí el tacto de las sabanas que en nada se parecían a las mías. De igual manera el colchón era supercómodo. Cerrando los ojos con fuerza deseé no tener que levantarme. Debí dormirme porque cuando los abrí el sol ya no daba tan fuerte. Me moví en la cama y me percaté de que no había nadie más. Entonces abrí los ojos y me levanté sin ganas. Abrí la puerta y desnudo fui hacia el salón mientras me rascaba los ojos y los huevos.


  • Buenos días.

  • Buenos días.


Ojos bonitos estaba tirado en el sofá tapado con una manta. El torso desnudo y una cara tan bella que suspire profundamente. Se incorporó para hacerme sitio y me tumbé a su lado.

¿Qué tal esa cabeza?

  • Ufffff me dan como latigazos.

  • Llevabas buena mierda encima.

  • Ya que mal.


Metí la cabeza en su pecho. Él me acariciaba la cabeza.


  • Me llamo Raúl.

  • Yo Víctor.- le dije sin sacar la cabeza.

  • Encantado.

  • Igualmente.

  • Ja, ja, ja. Anda saca la cabeza.

  • Me da vergüenza.

  • En serio, si te comí el culo hace un rato durante horas.

  • Lo sé por eso, ja, ja, ja.

  • Si me miras te doy el desayuno.

  • Uhmmm.


Ronroneo en su pecho y le lamí uno de sus pezones.


  • Este desayuno me gusta.

  • Ja, ja, ja.


Levante la cabeza y allí estaba, su mirada, sus hoyuelos, todo él.


  • Mira que eres guapo.- me expresa.

  • ¡Yo¡Pero si tú eres…!

  • No más que tú, ja, ja, ja.

  • Vale.


Me comenzó hacer cosquillas y por poco me caigo del sofá. Entre risas nos levantamos y fuimos a la cocina.


  • Tienes una casa muy bonita.

  • Gracias.

  • Además, contigo así desnudo y medio empalmado le da un toque mucho más interesante.

  • Ja, ja, ja.

  • ¿Puedo?

  • Claro.


Me agaché frente a el que estaba cortando pan y me metí su rabo en la boca. Se lo descapulle y me la metí entera para después poder degustarla bien hasta que la tenía bien dura.


  • No comas tanto que se te va a ir el hambre, ja, ja, ja.

  • Tranquilo que de esto no me sacio nunca.

  • Uhmmm...ahhhh... ya veo... y siento ya...


Dejo el cuchillo y el pan a un lado y se apoyó en la encimera. Continué mamándosela hasta que ya estaba a punto de correrse. Me di la vuelta y agarrando una botella de aceite de oliva me eche sobre los dedos un poco y me unte el culo. Me puse frente a el bien abierto de piernas abriéndole bien el culo y noté como me la metía. Me agarro por detrás y con sus manos me acaricio los pezones y me besaba la espalda. Su rabo ya estaba dentro y sin moverse me comenzó a besar el cuello y a comerme los lóbulos de la oreja. Agarrándome el rabo fui masturbándome mientras sentía sus caricias y sus besos. Comenzó a follarme y aunque aún sentía los latigazos de la resaca en la cabeza eso era mejor que cualquier ibuprofeno. Cada vez me gustaba más ese hombre, me follaba que daba tanto gusto. Y no solo por como me la metía y sacaba, sino un todo. Sus manos me acariciaban y me hacían sentir el ser más importante del universo. Acercando su boca a mi oreja me la chupo y me susurro:


  • Estoy a punto, ¿la quieres dentro, en la boca o donde quieres?

  • En la boca si, ahhhh...


Me dio varias embestidas con fuerza antes de sacármela y dándome la vuelta me agaché y él masturbándose con ansia frente mi cara comenzó a soltar lefa. Abrí bien la boca y algunos entraron dentro y otros por mi cara y pecho. Se la soltó y agarrándosela comencé a mamársela mientras me masturbaba con fuerza. Estaba a punto de correrme y levantándome él se agachó y recibió toda mi leche en la boca. Tras lo que me la agarro y me la chupo dejándola más limpia que nunca.


Se levantó y nos besamos abrazándonos con todo el cuerpo.


  • Esto ha sido…

  • El mejor desayuno del mundo...

  • Ufffff...

  • Me gustas tanto...

  • Y tú a mí.


Continuamos besándonos y dándonos amor.


Tras la descargada de lefa me preparo el desayuno y fuimos al sofá. Me lo comí todo, bueno en realidad lo devoré todo en menos de 5 minutos. Él me miraba y me preguntaba si quería más. Yo le decía que no porque si no me lo iba a comer. Nos reímos y tras dejar el desayuno nos tumbamos uno frente al otro bien pegado.


  • Raúl.

  • Dime.

  • ¿Nos conocíamos?

  • De vista puede ser pero poco más.

  • ¿Y ayer como que?

  • ¿Por qué me lancé?

  • Pues supongo que también iba un poco pasado y no me lo pensé.

  • ¿Iba muy mal?

  • Un poco.

  • No sé lo que me paso, salí del curro con dos compañeros y me tome una cerveza y dos copas en el local.

  • No sé tal vez te tomaste algo más.

  • Tal vez, sinceramente soy de porros.

  • Yo igual.

  • Y no de continuo, sino de vez en cuando para desconectar y pegarte unas risas.

  • Igual.

  • Me alegro de que te lanzaras.

  • Y yo, ha merecido mucho la pena.

  • Aunque me tuvieras que sujetar la cabeza tras...

  • Ja, ja, ja si aun después de eso. Sabes una cosa.

  • ¿Qué?

  • Entre al local con unos amigos y pronto los fui perdiendo. Ya sabes, uno se lía con uno, otro se va al cuarto oscuro, bueno. Yo estaba en la barra y miraba la pista. Únicamente te veía a ti hay en medio dándolo todo y gozándolo lo más grande. Ya te había observado alguna vez, no recuerdo si allí o en otro sitio y me hizo mirarte más aún. Tras dos chupitos entre la copa que me tomaba me anime y me metí a bailar. El sudor caía por tu cuello y tu cara era tan hermosa en ese momento que me quede mirándote mientras bailabas. Entonces abriste los ojos y me miraste.

  • Tengo un vago recuerdo.

  • Ja, ja, ja, me imagino. Te dije hola y no me contestaste. Aun así pase un dedo por tu cuello y después me lo lleve a la boca.

  • Uhmmm niño malo.

  • Ja, ja, ja. Te prometo que nunca pensé que haría eso.

  • Sigue anda.

  • Me miraste y te lanzaste a comerme la boca.

  • ¿En serio?

  • Si niño bueno. Nos comimos la boca hasta que te expresé de venirte a casa y me expresaste que de esta forma como estabas no.

  • No me acuerdo de nada.

  • Te pedí perdón y fuimos a la barra. Tras beberte tres botellines de agua te mosqueaste porque te eche un poco por encima de la cabeza. Te comenzaste a poner gris y fue cuando...

  • ¡Joder¡Lo siento!

  • No pasa nada, ha merecido la pena.

  • Aun de este modo lo siento. No me mola mucho el alcohol porque me pongo muy borde.

  • Bueno al menos lo sabes.

  • Si eso sí.

  • Gracias.

  • Gracias a ti.

  • Y aquí estamos.

  • Aquí estamos.


Poniendo mis manos en su cara le besé. Nos quitamos la manta de encima y comenzamos acariciarnos y a ponernos de nuevo a mil.


  • Ven vamos a la cama.- me dijo.


Nos levantamos y corriendo para sentir quien llegaba primero nos reímos sin parar. Nos tiramos sobre la cama y nos rebozamos entre las sabanas.








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