30.4.23

Relato. Mi pueblo y tu, 8ª parte.





 Domingo.


Levantarse juntos es tan bello que no puedo descubrirlo. Le miro mientras aún duerme y me quedo mirándole el pecho como sube y baja con cada respiración. Me vienen flashes de ayer, él penetrándome y yo sintiendo el mayor placer que hubiera sentido nunca. Éramos novios, aun en mi cabeza no me lo podía creer. Lo continuo mirando y sonrió. Bajo un poco la sabana y me maravillo de su polla medio empalmada y de su vello púbico. Paso los dedos por su vello y luego me llevo la mano a la cara, inhalo y exhalo su olor, solo de hacerlo me empalmo más y el glande aparece entre mi pellejo. Le destapo aún más hasta que lo tengo completamente desnudo encima de la cama. Bajo hasta sus pies y se los miro, tiene alguna dureza y alguna uña larga o mal cortada, pero tiene unos pies bonitos, delgados y con un buen puente. Continuo subiendo y admiro sus piernas fuertes y fibradas. Me quedo contemplando su pubis y como su pene suelta un poco de precum sobre su vientre. Voy subiendo y admiro también su abdomen y pecho liso como una tabla y con sus abdominales bien marcadas. Su cuello, su cuello es uno de los sitios donde me perdería. Miro su cara y le veo con un ojo abierto mirándome.


  • ¿Qué haces?

  • Estaba contemplando tu cuerpo.

  • ¿Y qué tal?

  • Me encanta.


Sonríe y se levanta bruscamente para aplacarme y ponerse encima de mí.


  • Noooo.- le grito entre risas.

  • Tú lo que quieres es que me coja un constipado, ahhhh...


Me hace cosquillas y no puedo parar de reír. Por fin para para besarme y me mira después.


  • Te quiero.

  • Y yo a ti.

  • Desayuno y sexo o al revés.

  • Uhmmm... puede ser sexo, desayuno y sexo.

  • Uhmmm...


Me besa para después deslizarse por mi cuerpo hasta encontrar mi polla. Se la mete en la boca y mirándome me la chupa mientras me pongo cada vez más rojo. Continúa chupándomela y siento como con sus dedos buscan mi ano, levanto un poco las piernas y antes de bajar me mira y me sonríe con cara de niño malo. Me pega varios lametones a mi ojete para después comérselo mientras con una mano me masturba muy lentamente. Agarro la almohada con fuerza y me dejo llevar por este momento tan íntimo.


Su lengua no para y su mano cada vez va a más y más rápida. Siento que me corro cuando lo grito y el no dejar de hacer lo que me hace. Su boca sigue en mi culo mientras con la mano llena de lefa me masturba. Tras un buen rato saca la cara satisfecho y se chupa los dedos para después ir hasta mi polla para lamerla. La deja a un lado y recorre con la lengua el reguero de lefa que deje sobre mi cuerpo. Llega hasta mi cuello y me besa. Busco su cara y la encuentro. Nos besamos y abrazamos enroscando nuestros cuerpos.


Le pido que se ponga a cuatro patas que quería probar algo. Le comienzo a comer el culo mientras me echo un poco de lubricante en una mano, le agarro el rabo duro y tirando un pelin para abajo comienzo a masturbarlo muy desde la punta. Noto como todo su cuerpo se tensa y comienzo de nuevo a comérmelo. Tenerlo allí abierto de piernas y dejándome masturbarlo como si de una vaca se tratara es de lo más cachondo y con más ganas de hacer después de verlo en una peli porno gay.


Baja la cabeza hasta la cama y se me queda su culo más en pompa. Le meto un dedo mientras le masturbo e intento coger el mismo ritmo. Su polla se desliza por mi mano de maravilla, la subo y la bajo y juego con ella como si de la mía se tratara. Cierro un poco la mano y le masturbo como si me estuviera penetrando. Le oigo gritar en la almohada y no puedo parar de comerle el culo y de meterle dedos. Voy intercambiando dedo y lengua. Meto la lengua hasta donde puedo y olfateo, de nuevo mi rabo suelta precum.


  • Dani dios mío...

  • ¿Quieres que pare?

  • No XD no pares nunca...


Continuo hasta que siento como comienza a correrse en mi mano. Yo le masturbo más desde el glande y con tanta sensibilidad me suplica que pare cerrándome las piernas. Sonrió y saco la mano para dejarle que sé de la vuelta y poder mirarlo. Está sofocado y rojo como un tomate. Más bello no puede estar. Me acerco para besarlo y siento su respiración a mil.


  • Madre mía...

  • Lo vi en una peli y quería probarlo.

  • Increíble ven aquí...


Me agarra la cara y me besa con lengua y muy efusivamente. Me dejo llevar por su boca y lo rodeo con mis brazos para dejarnos llevar por el momento.


Unas horas más tarde.


  • Tengo un mensaje de Aroa.

  • ¿Qué dice?

  • Que si nos viene bien sobre las dos que vengan.

  • Claro.

  • ¿Habíamos quedado?

  • Si anoche ja, ja, ja. Nosotros compramos unos pollos asados y ellos traían la bebida y el postre.

  • Ni idea, ja, ja, ja.


Llevábamos toda la mañana en la cama, incluso desayunamos en la cama. Teníamos los dos, el rabo hipersensible de tanta chupada, lamida y besos. Nos levantamos y nos duchamos. Fuimos al pueblo a comprar las cosas y al volver preparamos todo en el patio. Sobre las dos llegaron Aroa y su novio Fede.


  • Qué bonita pareja hacéis.- dijo Fede.

  • ¿A que si?.- soltó Marco viniendo hacia mí y dándome un beso en la mejilla.


Me puse rojo como un tomate y no sabía donde meterme.


  • Nos encanta ver a Marco tan feliz, creo que nunca lo vi así.- dijo Aroa.

  • Sí, estoy igual que siempre tía.

  • Mentira y lo sabes, llevas dos semanas con una sonrisa que no sabes lo bonita que te queda.


Ahora era Marco el que se puso rojo.


  • Me hace feliz.

  • ¡Brindemos por vosotros¡.- chillo Fede!


Sobre las siete recogimos y Aroa y Fede se fueron. Nos quedamos en el sofá abrazados y dándonos besos.


  • Que ganas de que llegue el viernes.

  • No queda nada.

  • Ya. Por cierto en dos semanas tengo los exámenes y bueno los llevo bien, quería decirte que si vengo aquí el finde anterior podría estudiar aquí.

  • Dani, esta es tu casa. Puedes venir cuando quieras y hacer lo que quieras.

  • Me sabe mal venir y tener que ponerme a estudiar.

  • Bueno, es un finde solo no todos. Hacemos unos horarios y estudias y nos divertimos.

  • Que ganas de acabar tengo.

  • Me imagino. Solo te queda el último empujón.

  • Vamos que son y media.


Nos levantamos sin ganas y tras recoger mis cosas salimos hacia la estación. Esta vez ya no se me hacía tan duro, sentía dentro de mí una seguridad tanto en mí como en la que me daba el que me daba fuerzas para afrontar la semana sin verlo.


  • Buen viaje, te quiero mucho.

  • Gracias, yo también te quiero.

  • Me encanta decírtelo y que me lo digas.

  • Ya somos dos.


Me agarra la cara entre sus manos y me besa. Le abrazo y aunque alguna lágrima se me cae es de felicidad.




PeCtOrAlEs