28.10.23

MamAdA











 

Relato. Mi pueblo y tu, 13ª parte.

 


UNOS DÍAS DESPUÉS



Iba de camino a Madrid. Me dio pena dejar a Marco, pero tenía razón, debía ir con mi amigo a la playa y pasármelo bien. Había quedado con él sobre las 6 de la tarde. Jesús es mayor que yo, como dos años. Iba a mi instituto y nos hicimos muy buenos amigos. Sus padres tienen casa en Gandía y hasta dentro de dos no van, así que le pareció buena idea ir antes. Aún no había conocido a Marco y le dije que sí a las dos semanas, pero le tuve que acortar y lo entendió.


Llegamos a Gandía de noche y la verdad que la ostia de humedad nada más llegar fue buena, aunque todavía no hacía demasiada calor. Nos instalamos y tras recoger un poco nos tumbamos en el jardín a charlar y a beber.


  • Bueno, cuéntame algo sobre tu enamorado...- me dice Jesús pasándome la botella de cerveza.

  • Jesús es...es... increíble.

  • Si eso ya lo sé. ¿Cómo es, a que se dedica, tiene buen rabo...?

  • Ja, ja, ja, de su rabo, no voy a hablar.

  • ¿Más grande que el tuyo?

  • No te voy a contestar a eso.

  • Eso es que sí. Qué suerte. Tendrá un pollón porque tú si no lo recuerdo mal ya lo tenías.

  • Ja, ja, ja, estás fatal. Haz el favor de dejar de hablar de mi rabo.

  • Vale…

  • Gracias. Marco es moreno y de alto un poco más que yo. Tiene el pelo largo como hasta las orejas. Tiene una piel muy suave y un cuerpo que me vuelve loco.

  • Me la vas a poner dura.

  • Ja, ja, ja.

  • Dale.

  • ¿En serio?

  • ¡Jooo! Ja, ja, ja.

  • Qué susto, he pensado míralo que suelto está el Dani.

  • Ja, ja, ja contigo, no puedo. ¿Y tú qué?

  • Pues poca cosa, la verdad. Follo no me quejo, pero nada serio. Mucha polla y poca gente con ganas de algo más, no sé.

  • Agotador.

  • Un poco la verdad. Me gusta quedar con gente y si follamos bien, pues está guay, pero esas veces que crees que conectas y luego no sabes nada más me deja como muy sucio y triste.

  • Lo siento.

  • Tranquilo ya llegará. Mientras tanto me voy a comer tantas pollas y culos que pueda.

  • Eso está bien.

  • Tú ya como estás casada pues...

  • No estoy casada, pero sí que estoy en pareja.

  • Ahora se lleva eso de las relaciones abiertas.

  • Si cuando llevas unos años supongo. Estamos muy bien ahora mismo como para querer follar con otro. Me da mucha pereza.

  • Normal. Anda pásatela que te la bebes toda capullo.


Y así entre risas y alcohol pasamos la primera noche.


  • ¿Qué tal guapo?.- me pregunta Marco.

  • Sí, te digo la verdad sudando como una cerda.

  • Ja, ja, ja.

  • Esta humedad es muy molesta.

  • Mola más el campo, ¿a que sí?

  • Siiii... lo único bueno de la playa es que no hay tanta mosca, pero en la casa de los padres de Jesús hay mosquitos como dinosaurios, son enormes.

  • Ja, ja, ja. Te echo mucho de menos.

  • Y yo a ti. ¿Qué tal el trabajo?

  • Bien, ya sabes, yo me lo tomo con calma y mis pacientes son un sol. Hoy se lo decía a mi jefe de la suerte que tengo.

  • Que guay como me alegro amor.

  • ¿Qué tal Jesús?

  • Jesús, pues, más salido que la pata de una mesa.

  • Ja, ja, ja.

  • Hoy quedo con uno y esta noche con otro.

  • Bien, ¿no?

  • Bueno... no se vengó a estar con él, no a cascármela en mi cuarto la verdad.

  • Díselo.

  • Esta noche cuando le dejen seco se lo diré.

  • Ja, ja, ja eso que esté tranquilo y con los huevos vacíos.

  • Eso mismo. Ohh me muero por acariciarte.

  • Y yo a ti.

  • Te dejo vale te llamo esta noche.

  • Vale amor. Un beso enorme.

  • Un besazo.


Dejo el teléfono y me voy al agua. Joder que bien sienta cuando sientes la piel, freírse, meterse al agua, aunque este ya como un caldo.


Como con Jesús y después se va. Paso la tarde en la piscina de casa y vuelve Jesús. A la hora se vuelve a ir y me promete que antes de las diez está de vuelta. Le digo que vale y me meto a nadar.


Son las once, ya hablé con Marco como más de una hora. Me hice la cena y cené. Ahora estoy aquí en una hamaca con el móvil viendo chorradas. Me meto la mano bajo el pantalón y me agarro la polla. La verdad que llevaba días sin tocármela así. Miro y no hay nadie por ningún lado. Me quito el pantalón y el slip y me comienzo a pajear. Sienta bien esto de estar en pelotas pajeandome. Me subo la camiseta y continuo masturbándome y pensando en Marco. En su cuerpo cuando está sobre mí, en su cuerpo cuando me la chupa, en su cuerpo cuando me penetra, en su cuerpo cuando le penetro, en su cara cuando tiene un orgasmo, en su cara cuando se la chupo, y así hasta que me pongo a mil y comenzara soltar lefazos por todas partes. Me la continuo meneando y recojo la lefa con mis dedos y me la chupo. La saboreo y recuerdo lo bien que sabe juntos a sus besos.


Tras vestirme me arrepiento y me desnudo. Me meto en la piscina y tras unos largos me quedo en el borde pensando a la que oigo la puerta.


  • Holaaa...

  • Hola.

  • ¿Qué haces?

  • Nadar.


Se acerca y quitándose las zapas, se sienta en el borde y mete las piernas al agua.


  • Pero bueno, si estas desnudito.

  • Si tras hacerme una paja decidí meterme desnudo.

  • Vaya pajeándose qué chico malo.

  • Ja, ja, ja.

  • Oye perdona que me liara.

  • Tranquilo, pero... quería decirte que sí...

  • Lo siento no quería...

  • Lo sé, pero si lo que te apetece es eso, pues guay, pero no me apetece estar solo todo el día.

  • Ya se me fue un poco.

  • No tengo problema pillo el bus mañana y...

  • Porfa no.


Se levanta y quitándose la ropa se lanza al agua. Viene nadando hacia mí y se pone a mi lado.



  • Una semana te lo prometo, solos tú y yo.

  • Valeee...

  • Y que, ¿te pajeaste hablando con Marco o algo?

  • No que va fue después, pero sí pensando en él.

  • Ja, ja, ja.

  • ¿Y tú qué? Cuéntame.

  • Pues el chaval de esta tarde bien. Es de aquí a sí que alomejor quedo de nuevo cuando te vayas. Es majo, no es mucho mi tipo, pero la chupa bien y me deja comerle el culo que como ya sabes me encanta.

  • Lo sé, ja, ja, ja.

  • Luego el de esta noche, pues bien...

  • ¿Qué paso?

  • No se fue raro. Me comió los pies y me molo, pero estaba como nervioso. Creo que era más joven de lo que dijo. Eso sí, tenía una polla que era para hacerla una foto y enmarcarla, más o menos, como la tuya.

  • Ja, ja, ja, ¡que!

  • Bueno eso. Nada me follo por qué follarlo a él, fue imposible por qué le dolía mucho y poco más.

  • Bueno, al menos has desconectado.

  • Eso sí, ahora quiero estar contigo. ¿Nadamos y nos tomamos algo?

  • Claro.


Nadamos unos largos y después salimos y tras vestirnos nos sacamos unos litros. La noche paso y yo descansé como un niño.


Unos días después


  • No me creo que ya hayan pasado cinco días.- me dice Jesús recogiendo la mesa.

  • Ya se me han pasado volando.

  • Y a mí. Oye antes de irte tenemos que ir a pasar el día a la nudista, ¿te apetece?

  • Vale.

  • Mañana entonces preparamos bocatas y nos vamos a pasar el día. Te va a encantar. Hay dunas y la playa es muy larga. Habrá gente, pero para nada comparada con la textil.

  • Será mi primera vez.

  • Siempre hay una primera.


Al día siguiente:


Preparamos todo y nos fuimos a la playa nudista. Fue llegar y se notaba el ambiente distinto. Una vez dentro de la arena había un montón de tíos, sobre todo en pelotas. También familias y tías, pero sobre todo tíos. Nunca había visto tal catálogo de pollas expuesto a plena luz del día. Pensé en Marco y en lo que le gustaría estar aquí. Cogimos un sitio y tras soltar todo y colocar que si sombrilla, paravientos y toallas por fin nos tiramos al sol.


  • Joder que bien se está.- le dije mirando a Jesús.

  • ¿Te gusta?

  • Mucho. Estar así es una gran liberación, aunque no sé cuanto aguantaré sin empalmarme.

  • Si te empalmas ya sabes o te metes ahí o boca abajo.

  • Cierto. Voy a dar un paseo, ahora vengo.

  • Vale.


Me fui por la orilla y era increíble andar por ella desnudo y que la gente te mirara y todo estuviera genial. Había niños jugando con las palas. Gente mayor con su mesa y jugando a las cartas. Gente joven. Había de todo y todo el mundo como tan natural. Me miré la polla mientras paseaba y me molo. Me la sujeté por un momento y me bajé el prepucio mientras con el agua por las rodillas me daba el sol por todo el cuerpo. Esto era gloria. Me la solté, me metí un poco a nadar y volví a las toallas.


  • ¿Qué tal, mucha polla?

  • Ja, ja, ja qué bruto eres. Sí hay muchas.

  • Me alegro de que te guste así te podré traer y a tu novio también. Así le veo el rabo.

  • Ja, ja, ja que cabrón eres. Pues el tan feliz le gusta hacer nudismo en el monte.

  • ¿Follasteis en el monte?

  • Sí.

  • ¿Y?

  • Pues no sé… follar pero en el campo.

  • Yo solo lo hice aquí en la playa una tarde. No lo recomiendo la arena es una mierda.

  • Me imagino, ja, ja, ja.

  • Bueno, vamos a dejar de hablar de follar que se me pone tiesa.

  • Tarde ya las tenemos, ja, ja, ja.

  • Bueno, no pasa nada, ya bajará.

  • Pues sí.


Y así, con total naturalidad dejamos que nuestras pollas se endurecieran para después de un rato se bajaran y se quedaran tranquilas.


El día fue pasando y ya era última hora de la tarde. Yo estaba agotado de tanto sol y tanta agua, pero Jesús estaba de lo más espabilado.


  • Vente conmigo porfa.- me suplicaba Jesús.

  • Que no que paso, además no voy a dejar las cosas solas.

  • Mira ya está.


Se puso la riñonera en el hombro con nuestras cosas y echo andar.


  • De verdad eres como un crío.

  • Anda deja de quejarte y ven.


Me llevaba a la zona de las dunas. Donde para mi sorpresa solo había hombres dando paseos de un lado a otro. Al pasar las dunas la cosa cambio. Había hombres jóvenes y mayores, la mayoría con la polla semidura y tocándose. Fue verlo y ponérseme morcillona.


  • Nunca habías venido a una zona de cruising así que aquí estás.

  • Pero... yo...no voy a hacer nada.

  • No hace falta que hagas nada, solo mira. La mayoría de gente es lo que hace.

  • ¿Les da morbo mirar a otra gente?

  • Sí. A mí alguna vez no me apeteció hacer nada y mirando a la peña como se la chupa o como se follan me la menee y cuando me corrí me fui.

  • Vaya. ¿Vienes mucho?

  • No tanto, si viviera aquí alomejor un poco más. Ja, ja, ja.

  • Madre mía mira a esos tres.


Había uno chupándole la polla, a otro que estaba de rodillas y un tercero comiendo el culo.


  • Qué envidia me dan.

  • Debe de ser muy placentero la verdad.

  • Algún día se lo propones y lo hacéis.

  • Bueno, poco a poco. Por ahora estamos bien los dos así.

  • Valeee...


Seguimos andando y la cosa cada vez se parecía más a una película porno gay.


Íbamos andando cuando nos cruzamos con un joven moreno y con una polla bien tiesa que se quedó mirando a Jesús. No me digáis como paso, pero sin darme cuenta estaban frotándose las pollas y comiéndose la boca. Yo no sabía donde meterme.


  • Jesús yo...me voy.

  • No espera porfa.


El joven se agachó y le comenzó a comer la polla a Jesús allí mismo delante de mí, bueno como a tres metros, por qué yo cada vez me iba más para atrás. Al rato se la saco de la boca y sacando un condón se lo coloco para después ponerse a cuatro patas y abrirse el culo. Yo estaba atónito y Jesús mirándome sorprendido con el rabo bien duro y con el látex cubriéndolo, me hizo un gesto y yo le dije que sí que siguiera. Se puso a cuatro patas y tras echar un escupitajo en el culo del joven se preparó y comenzó a metérsela. Yo viendo la situación me agarré la polla y comencé a pajearme. Nunca pensé que vería a mi amigo follándose a otro y menos allí a plena luz del día, en una playa a tomar por culo de casa, era todo muy raro.


Ver a Jesús follándose con todas sus ganas al joven me hizo fijarme más en él. La verdad que tenía un pollón y de cuerpo no estaba nada mal. Tras estos días al sol su cuerpo había cogido un tono moreno muy bonito, tirando a dorado. Se le marcaban todos los músculos de la espalda y del culo. Yo no dejaba de mirar y de masturbarme.


Por fin, tras un buen rato, el joven comenzó a gemir y a soltar lefa. Yo le seguí sin gemir, bueno si un poco para dentro. Y Jesús le embistió con más fuerza si podía para terminar llenando el condón dentro de su culo. Se la saco, se dieron unos besos y vino hacia mí.


  • Qué flipada Dani.

  • Ya te digo sí.

  • ¿Te gusto?

  • El sitio o verte follarte a un niñito.

  • Ambas.

  • Pues el sitio para no tener pareja está bien o para tenerla y ser abiertos. Lo de verte follar me dio mucho morbo, la verdad, aún tengo la polla dura.

  • Ya veo. Yo también después de follarme ese culazo y aun habiéndome corrido me correría de nuevo.

  • Pues dale.

  • ¿Aquí así?

  • Claro.

  • Démosle como cuando empezamos a pajearnos.

  • Madre mía que tiempos aquellos.


Nos sentamos en una duna y cada uno con su polla comenzó a pajearse hasta que casi yéndose la luz del sol por nuestra espalda nos corrimos y nos reímos de aquello.


Esa noche:


  • ¿Qué tal terminasteis la playa?.- me pregunta Marco.

  • Bueno...

  • ¿Todo bien?

  • Si sí, solo que acabe masturbándome mientras Jesús se tiraba a uno delante de mí y después nos pajeamos de nuevo viendo como se iba el sol.

  • Vaya...

  • ¿Te molesta?

  • No solo que me lo has dicho así tan rápido que no me dio tiempo de asimilar.

  • Perdona estoy un poco nervioso.

  • ¿Por?

  • Por si te molestaba.

  • A mí, ¿por?

  • No sé.

  • Dani, por lo que me has contado, te pajeaste delante de tu amigo y luego de nuevo cada uno con la suya otra vez.

  • Así es.

  • Además, Jesús no era el amigo con el que te la empezaste a cascar, ¿Cierto?

  • Cierto.

  • No veo nada malo. Envidia sí que tengo de no haberos visto hacerlo.

  • Jo gracias de verdad.

  • Está todo bien, aunque ahora estoy un poco cachondo la verdad.

  • Uhmmm...

  • ¿Puedo ayudar en algo?

  • Sí. Cuéntamelo todo, lo de las dunas.


Se lo conté con pelos y señales hasta que escuche como gemía antes de correrse. Nos reímos de la situación y tras charlar un rato más nos dimos las buenas noches.


  • ¿Cómo fue?

  • Bien.

  • Lo ves tontin.

  • Ya yo que se llevamos muy poco tiempo y yo...

  • Es normal. Gracias por lo de hoy y por todos estos días.

  • A ti de verdad me lo he pasado genial.

  • Vamos a tomar algo y lo celebramos.

  • Venga.





PeCtOrAlEs