28.1.23

Relato. El GyM.


 


Estábamos rodeados de gente, amigos suyos y míos. Mi corazón estaba desbocado y mis ojos solo se fijaban en él. Tras la sorpresa nos sentamos uno al lado del otro en un sofá a charlar. Nuestros dedos se tocaron y sentí chispas por todo mi cuerpo. La luz me molestaba a los ojos. Me cubrí la cara con mis manos y él me las quito para después acercarse muy lentamente y besarme.


Me quedé muy quieto, el miedo me pudo y no supe reaccionar. Él se apartó de mí y sin quitar su mirada de la mía se levantó y se fue.


  • ¿Qué ha pasado?.- me pregunto Natalia.

  • Que soy un completo gilipollas.


9 MESES ANTES.


Como cada día que iba al gimnasio se me hacía un mundo hacer máquinas. Aun así me lance y me puse a ello. Estaba en un banco levantando las pesas y se acercó un chaval.


  • ¿Te queda mucho?

  • Dos series.

  • Espero entonces.

  • Si quieres nos turnamos.

  • Vale.

  • ¿Me ayudas?


Se colocó detrás de mí y pude ver desde abajo su preciosa sonrisa.


Ese día terminamos haciendo lo mismo y ayudándonos en todo lo que podíamos y sabíamos.


  • No ha estado mal.

  • Nada mal.

  • Gracias por cierto.

  • De nada, a ti.

  • Estoy acostumbrado a venir solo y con alguien se hace más ameno.

  • Cierto. ¿Vienes siempre a esta hora?

  • Si por trabajo es la única que puedo.

  • Y yo. Toma mi número.


Me quedé ojiplático.


  • Ya te tengo.

  • Venga vamos a ducharnos.

  • Sí vamos.


Tenerlo tan cerca y desnudo fue una auténtica tortura. Mientras él cerraba los ojos para dejar que el agua le cubriera, yo aproveche para admirar sus curvas. Tenía un culo que dios santo...


Me miré el rabo y casi se me pone tonto. Cambie el agua de la ducha por fría y se me paso.


Por si salimos de la tortura y cada uno se fue a su casa.


Pasaron las semanas y ya éramos colegas de gimnasio. Quedábamos en la puerta con el otro y así entrabamos juntos. Entrenábamos juntos y tras sudar lo más grande nos dábamos el gusto de una ducha y por mi parte de seguir admirando su cuerpo y su compañía.


  • Oye, ¿te apetece tomar algo ahora al salir?.- me pregunto con la cabeza bajo el agua.

  • Ehm... si claro.


Además de colegas de gimnasio comenzamos hacernos amigos. Yo tenía los míos y él los suyos, pero poco a poco los fuimos uniendo hasta que casi éramos un único grupo.


Pasaban los meses y la amistad fue creciendo y en ningún momento hubo nada más. Los dos sabíamos la orientación sexual del otro. Hasta hablábamos de nuestros polvos y todo eso.


AHORA.


Salí del bar y me fui corriendo hacia su casa. Llame y me abrió sin dilación.


  • Hola.

  • Hola.


Bueno, la cosa estaba tensa y no era para menos.


  • ¿Quieres tomar algo?.

  • Si una cerveza porfa.


Necesitaba alcohol en vena para lanzarme a decir lo que deseaba decir.


Abrimos las cervezas y sentados en silencio uno enfrente del otro nos miramos.


  • Yo... quería...

  • Lo siento de verdad, no quería... bueno si quería... pero...

  • Te callas.


Me miro perplejo y se calló.


  • Desde el día en que te conocí en el gimnasio sentí algo más por ti.


Su cara era un poema.


  • Sentí las ganas de decírtelo alguna vez, pero fue todo tan deprisa, me refiero hacernos amigos, que me dio miedo a estropearlo.

  • Ok.

  • Cuando me besaste antes todos esos miedos me vinieron de golpe y me quede paralizado.


Me levanté y me puse de rodillas delante de él.


  • La cuestión es que quiero que me beses, siempre que quieras.


Sus ojos se iluminaron a la vez de inundarse de lágrimas y acercándome a él lo bese. Me incorporé para acercarme más a él y acariciarlo. Sus manos acariciaban mi espalda. Su lengua acariciaba mi lengua. Estaba en el puto paraíso.



  • Entonces tú me...

  • Te quiero si, te quiero mucho.

  • Yo a ti también joder...

  • Ja, ja, ja.


Me lancé sobre él y nos deleitamos besándonos y descubriéndonos el uno al otro. En cosa de menos de un minuto ya estábamos sin camiseta y al rato en su cama desnudos.


  • Esto es mejor de lo que imagine.- le dije al oído.

  • ¿A si?

  • Sí, tenía mucha curiosidad de como sería tu rabo empalmado.

  • Pues aquí lo tienes, todo tuyo.

  • Uhmmm.


Le besé para después agacharme y meterme su rabo en la boca. Se lo mamé mientras él gemía y yo disfrutaba de su sabor y textura. Le comí los huevos y volviendo a subir le lamí todo el tronco. Me quedé en su glande que se lo lamí como si de un chupa-chups se tratara y de pronto sentí como la lefa salía hacia mi cara. Abrí la boca y los últimos trallazos los saboreé. Le miré resoplando y gimiendo.


  • Perdona de verdad no quería correrme tan rápido.

  • Tranquilo me gusto.- le dije agarrándosela con fuerza y chupándosela.

  • Menos mal, ja, ja, ja. Ahhhh...


La solté para ir hacia sus labios y besarlo. Él me comenzó a masturbar y tras varias meneadas me corrí sobre su mano y sobre su torso. Gemí en su boca y él aceleró hasta que descargué del todo.


  • Tú también estabas bien cargado, Ahhhh...

  • Muy mucho, además tenerte tan cerca besándome y agarrándome la polla no ayuda mucho.

  • Bueno, ha sido la primera vez, aguantaremos más.

  • Eso espero, ja, ja, ja.


Bajo y me lamió la lefa del rabo para después hacerme una mamada. Me recosté y disfrute de su boca sobre mi polla. Subió al rato para besarme y atraparme entre sus brazos.


  • Qué fuerte esto.- me dijo jugando con mi pezón entre sus dedos.

  • Yo estoy encantado.

  • Y yo, solo que bueno como ha sucedido todo.

  • Bueno, tenía que ser así. Alomejor, si nos hubieras comido la polla desde el primer día, ahora no seriamos amigos.

  • Tal vez.

  • Yo estoy feliz.

  • Y yo. Por cierto, hemos dejado nuestra fiesta sola, ja, ja, ja.

  • Somos lo peor.

  • Nos duchamos y vamos.

  • Si claro.

  • ¿Después vendrás?

  • Por supuesto.


Nos besamos y tras ducharnos y corrernos de nuevo nos fuimos a la fiesta.

Una vez allí la gente no paraba de mirarnos, así que en medio de todo el mundo me cogió de la cintura y me beso. Cerré los ojos y me dejé llevar por ese momento. Él y yo y nadie más. Aunque la gente nos vitoreaba y nos silbaba y solo podía escuchar su corazón palpitar junto al mío.


FIN




PeCtOrAlEs