20.5.23

ReLATo. El hijo de mi hermana, 2ª parte.

 




UN AÑO MÁS TARDE.


Es 1 de septiembre, no me puedo creer que ya este de vacaciones. Suelto las cosas en la sala de estar y voy al aseo. Hago un pis y me desnudo, busco mi bañador y me lo pongo. Salgo al patio de atrás y me lanzo a la piscina. Hago unos cuantos largos y subiéndome al bordillo, me quedo allí mojado y sintiendo el sol en mi piel.


Pasan varios días y estoy nervioso. Viene Miguel también este año, pero sin mi hermana. No pudo cambiar turnos como ya se esperaba y Miguel no empieza las clases hasta mediados. Me apetece mucho verlo, la verdad, pero después de como nos despedimos el año anterior tengo miedo de que se me vaya de las manos.


"Julio es tu sobrino, sangre de tu sangre, os lleváis bien y nada más, alomejor también es gay y está experimentando"


Bueno sea así o no, no debo cruzar la línea, por muy tentativa que sea.


El día llego y fui a buscar a Miguel a la estación de tren. Salía con su maleta y llevaba un pantalón corto vaquero, una camiseta de tirantes naranja y unas chanclas blancas. Todo le daba un aspecto moreno, increíble, además se había cortado el pelo y a cada paso que daba hacia mí el corazón más rápido me iba. Me vio y soltando la maleta se abalanzó a mis brazos y no dejo de besarme por el cuello y la cara.


"Esto no va bien"


Se quedó por un momento quieto, pegado a mí y su olor, ese maldito olor. Se separó de mí y mirándome a los ojos.


  • No sabes las ganas que tenía de verte.


Solo pude que cogerle de nuevo y agarrarle fuerte contra mí. De nuevo sentí nuestras pollas semiduras y separándolo poco a poco de mí baje la mirada y me sonroje.


  • Vamos a casa.- me dijo agarrando la maleta.

  • Sí, será lo mejor.


"Por favor..."


Comimos tranquilamente, y nos echamos una siesta en el jardín. Ya por la noche charlando tras la cena comenzamos hablar.


  • ¿Y como te va?.- le pregunte.

  • Sobre qué.

  • No sé amor, amigos, escuela...

  • Pues... amor cero la verdad. Amigos los mismos de siempre, somos una gran pandilla y me mola porque son muy sanos y no van de lío. Y de la escuela no quiero hablar por qué estoy de vacaciones.

  • Ja, ja, ja, ok.

  • ¿Y tú?

  • Pues amor también cero.

  • No te creo.

  • Pues créeme es cierto.

  • ¿Y sexo?.

  • Oyeeee...

  • Que pasa tengo 17 años y no creo que deba ser un tabú.

  • No ya si no debería, pero se me hace raro.

  • Si no quieres no me cuentes nada.

  • Pues no hay mucho que contar la verdad, de vez en cuando quedo con un tipo, pero nada serio, sexo y ya está.

  • ¿Te gusta?

  • ¿El chico?

  • Sí.

  • Pues sí, pero tampoco me flipa. Folla bien, eso sí.

  • Pero solo con eso...

  • Ya eso es el momento y ya, después, te quedas un poco vació.

  • Yo no he hecho nada con nadie aún, no tengo prisa. Únicamente alguna paja con algún amigo y poco más.

  • Bueno, así se empieza, ya llegará quien te haga sentir el estómago del revés.

  • Ojalá a ti también.


Nos quedamos mirándonos como tontos y me levante y me puse a recoger lo de la mesa.


"Sexo, pajas, etc."


Al día siguiente fuimos a la playa. Estaba abarrotada y no se podía aparcar por ningún lado.


  • ¿Qué hacemos, volvemos a casa?

  • No conoces ninguna más tranquila.


Me puse a pensar, pero…


  • ¿Cuál?, venga dímelo.

  • Es que es nudista.

  • ¿Y?

  • Pues no sé si...

  • A mí me da igual, ¿está muy lejos?

  • Media hora larga.

  • Tira y si no vamos a casa.


Llegamos y aparcamos a la primera. Rece por que no fuera así, pero estaba visto que el universo no estaba de mi lado.


Bajamos por una colina hasta la playa y buscamos un hueco. Miguel, tras colocar la toalla y la sombrilla, se dispuso a desnudarse.


  • No hace falta si no quieres...


Tarde ya estaba en pelotas.


"No le mires directamente al pene"


Pues lo primero que hice fue mirarle el pene y que pene dios mío.


  • Me mola esto, en casa no puedo hacerlo. ¿No te vas a desnudar?

  • Si sí voy.


Cogí aire y me desnudé. Deje las cosas y me tumbe boca abajo. El también pegado a mí.


  • Me gusta esto de estar en bolas, es muy cómodo, podríamos hacerlo en casa.

  • No.

  • ¿Por qué no?. Dame una razón.

  • Pues... porque no.

  • Eso no es una razón.


Joder...


  • No es plan de ir todo el día en bolas y si luego... ya sabes...

  • No se es algo natural, yo ahora mismo estoy un poco empalmado, mira.


Se giró hacía y me enseño efectivamente como tenía la polla media morcillona.


"Dios llévame contigo ahora"

Sonrió y colocándosela se volvió a poner boca abajo.


  • No me importa.

  • ¿El qué?

  • Eso que estemos desnudos en casa.

  • Jo cuanto te quiero.

  • Y yo a ti zalamero.


Sonriendo se apoyó sobre su brazo y cerro los ojos. Yo hice lo mismo e intenté relajar mi polla que me dolía de la presión contra la toalla.


Estaba atardeciendo y casi más de media playa se había ido. Miguel y yo estábamos de lo más tranquilos jugando a las cartas y comiendo papas. Me levanté para quitar la sombrilla y me fijé que Miguel no me quitaba ojo.


  • ¿Tengo algo?.- le pregunté tocándome.

  • No es solo... que...

  • Dime...


Me puse frente a el de cuclillas y me quede esperando que levantara la cabeza y me mirara.


  • Tienes un cuerpo muy bonito.


Casi me caigo de espaldas y la cara se me puso como un tomate.


  • Gracias lo mío me cuesta.


Continuaba de cuclillas y sentí su mirada en mi entrepierna.


  • Tienes una gran...


"No es posible"


No le deje terminar.


  • Como todos supongo.


Me levanté y me fui hacia la orilla. Menos mal que no quedaba gente, pues tenía la polla dura señalando al mar.


  • Julio perdona si te he...


Estaba justo detrás de mí y yo rezando para que no me viera la erección.


  • Tranquilo no pasa nada.

  • ¿Te has enfadado?


"Mierda"


Me agaché y me senté con las piernas cruzadas escondiéndome el rabo. Me di la vuelta y le pedí que se sentara a mi lado.


  • Como me voy a enfadar, solo que entiende que me resulta raro hablar contigo de estas cosas.

  • Lo siento.

  • De verdad que no pasa nada, de verdad.

  • Soy demasiado curioso.

  • Un poco.

  • Es que he visto pocas y de todas, pues eso... la tuya me parece…

  • Gracias es un halago.


Ya sentía mi polla más tranquila, así que me puse de rodillas frente a él y le mire.


  • Vamos a hacer una cosa, cualquier duda que tengas me la preguntas y si no tengo respuesta, pues la buscamos entre los dos, ¿te parece?

  • Me parece.

  • ¿Sería un poco raro si te abrazara así?


"Pues si mazo de raro"


Me incorporé un poco y él poniéndose en la misma posición se acercó a mí. Intentamos no juntar mucho nuestros cuerpos, pero nuestras pollas iban por libre. Sentí el roce de su polla junto a la mía y respiré hondo. Sentí su respiración en mi hombro y cerré los ojos.


  • Vaya dos.- le dije mirándonos el rabo.

  • Está perfecta para hacerse una paja.


Me entro la risa nerviosa y no sabía para donde mirar. Él miró a nuestro alrededor y ya no quedaba un alma. Se sentó con las piernas estiradas y se la agarro.


  • Estamos... seguros de esto.

  • Yo si, ¿tú?


"De perdidos al río"


Me puse junto a él y allí los dos masturbándonos nos dejamos llevar por el atardecer.


El resto de días fueron bastante tranquilos. Íbamos todo el día desnudos por la casa y por el jardín y aunque al principio nuestras pollas nos jugaron malas pasadas, al cabo de varios días ya la cosa se tranquilizó.


Miguel estaba en una tumbona leyendo y yo enfrenté tirado en el césped sobre una toalla que acababa de salir del agua. Le miraba de reojo y me quedaba obnubilado con sus pies, con la forma de sus piernas, con sus huevos y pene, descansando sobre la tumbona y ese pecho tan perfecto y moreno. Baje la cabeza e intente pensar en otra cosa, pues ya notaba presión en la entrepierna.


  • ¡Julio¡, ¿quieres algo de beber?!


Levante la cabeza y por un momento me quede mirándolo sin responder.


  • ¿Si o no?


"Mierda"


  • Si una coca cola por favor.


Se metió en la casa y yo aproveché para darme la vuelta y coger aire.


  • Toma.


Me senté en la toalla y agarre el vaso frío lleno de hielo y coca cola.


  • Gracias.

  • ¿Puedo?


Hizo el gesto de sí, se podía sentar en la toalla.


  • Claro.

  • Gracias.


Bebimos en silencio cada uno su bebida hasta que note que me quería decir algo.


  • Esto... tú...comoooo... ¿Cómo supiste que eras gay?

  • Pues creo que lo sabía desde niño.

  • ¿En serio?

  • Si me fijaba ya en los chicos y me gustaba más todo lo de las chicas.

  • Ya.

  • ¿Por?

  • No se creo que también lo soy.

  • ¿Y como lo sabes si no has estado con ninguna mujer ni hombre?

  • No me hace falta. Desde hace unos años solo pienso en los hombres cuando me masturbo.

  • Bueno, eso no quiere decir nada.

  • También lo hago viendo porno gay.

  • Valeee...

  • Lo he intentado con porno hetero y solo me fijo en ellos.

  • Suele pasar.

  • ¿Te paso a ti también?

  • Sí, cuando comencé a masturbarme le cogía las películas porno a tu tío Cesar y claro eran todas de porno hetero.

  • El tío Cesar es muy macho, ja, ja, ja.

  • Cierto. Pues tendría como 12 años más o menos y me ponía las películas. Al cabo de ver varias veces las películas me fijé que solo me molaba ver a los tíos, sobre todo cuando las tías se la chupaban.

  • Vaya morbazo debe ser que te la coman.

  • Si te lo hacen bien es genial. Algún día lo probarás.


Seguimos hablando y noté como su polla comenzó a ponerse tiesa, él no le dio la más mínima importancia, así que yo que también me estaba empalmando tampoco se la di.


  • Por una parte, no tengo prisa, pero por otra me apetece saber que se siente.- me dice Miguel pasándose la mano por el rabo tieso.

  • Normal, pero tranquilo todo llega.

  • ¿Duele?

  • ¿Que te la chupen?

  • Ja, ja, ja, no por el culo.

  • Ahhhh, ja, ja, ja. Pues depende de con quien lo hagas y con el cariño que te lo haga.

  • ¿Te dolió la primera vez?

  • La primera y alguna más, pero luego como todo le vas cogiendo, práctica y ya lo tienes más relajado.

  • Vaya. Yo he probado a meterme un dedo y me cuesta.

  • Normalmente, lo mejor es dilatarlo.

  • ¿Cómo es eso?

  • Pues tú a la persona que le vas a penetrar, se lo comes, se lo ensalivas bien, juegas con un dedo, luego con dos y hasta con tres.

  • Ostras...

  • Estamos entrando en temas demasiado...

  • No, no tranquilo si de ver películas porno más o menos sé lo que se hace.

  • Creo que me voy dentro a quererme un poco, ja, ja, ja.

  • Ok, pues yo me querré aquí.


Me levanté con la polla como un mástil y me metí en mi cuarto. La sola idea de comerle el culo a Miguel y hacerle las cosas que le había dicho me hicieron correrme en cero coma. Me limpié y antes de bajar miré por la ventana por si aún seguía Miguel dándole a la zambomba.


Baje ya estaba dentro de la piscina. Según me vio aparecer, me miro y sonrió, yo le devolví la sonrisa y agarrando el vaso de coca cola, me senté en el borde de la piscina. Miguel se acercó a mí y se quedó nadando a escasos metros de mí.


  • Oye de todo esto...

  • Ni una palabra.

  • Gracias.

  • Aunque no me lo hubieras dicho, no hubiera dicho nada.

  • Se agradece.

  • A mí me mola poder estar contigo así, ¿a ti no?

  • Por una parte, me encanta, pero por otra pienso que soy tu tío y te llevo 20 años.

  • No los aparentas para nada, además eres algo más que mi tío y lo sabes.


Se metió bajo el agua y se fue hacia el otro lado buceando, dejándome con la boca abierta.


"¿Y ahora qué?"


Llego el día y Miguel se tuvo que ir. Tras abrazarnos como un millón de veces en casa y otros miles en la estación, por fin se fue y no creáis que quería que se fuera, pero tanta tentación estaba siendo insostenible.




PeCtOrAlEs