9.5.22

RelAtO. LLUViaa...

 


Suelo salir a correr los días que me aplastan la cabeza, y no solo por el tiempo de mierda que estamos teniendo, sino por las ganas que tengo de dejar mi trabajo y no puedo. Bueno, poder puedo, pero luego vendrán las lamentaciones y los porque. Lo que digan los demás me da igual, soy yo. Bueno, más bien mi cabeza. Mira que intento hacer cosas para no escucharla, pero siempre consigue un momento para colarse y ponerme malo.


Corro deprisa y paro, corro deprisa y paro, está comenzando a llover y no me gusta, pero aun así corro aún más, pienso que atravieso la lluvia y que casi ni me toca por la velocidad a la que voy, sonrió para dentro y siento el corazón desbocarse.


Corro hacia un puente y me pongo bajo él para estirar mientras aprovecha la maldita lluvia dejar de soltar agua. Estiro bien cada músculo y me siento sobre una roca a contemplar como cada vez llueve y llueve más. Mis zapatillas están empapadas como el resto de mí. Muevo los dedos dentro del calcetín y los siento como garbanzos en remojo. Decido seguir mirando la lluvia y a lo lejos veo a alguien corriendo como un loco hacia mí. No le veo con la lluvia bien, pero cada vez está más cerca. Me levanto y lo veo entrar cubierto de agua y maldiciendo.


  • Me cago en la puta como llueve, menudo mes de mierda... joder...


Lo miro como intenta sacarse el mayor agua de encima y me entra la risa, miro para otro lado avergonzado y le escucho decir.


  • Debo de estar muy divertido, ja, ja, ja.

  • Lo siento de veras.

  • Tranquilo entre como una manada de lobos, ja, ja, ja.

  • Estoy igual que tú, aunque llevo un rato cobijado.

  • Menos mal que el móvil lo deje en la moto, menos mal.

  • Pues si el mío porque es acuático, creo que si no ya estaría pensando en comprar arroz, ja, ja, ja.

  • Ja, ja, ja.


Se acerca hacia mí y quitándose el pelo mojado de la frente se lo echa hacia atrás y me dedica una sonrisa.


  • Soy Luis.

  • Isaac.

  • Encantado.

  • Igual.


Me siento en la piedra antes de que se me salga el rabo y el corazón.


  • ¿No va a parar verdad?

  • Según mi móvil no.

  • Que mierda, vine hoy hacia aquí por cambiar de ruta y me ha salido mal la jugada.

  • ¿Vives muy lejos?

  • No mucho, pero para coger la moto no está el tiempo.

  • Ya es verdad.

  • Además, como siga lloviendo así nos tendremos que ir.

  • Vivo cerca por si te apetece secarte y esperar un poco.

  • Vaya...

  • ¿Qué?

  • ¿Me invitas a tu casa?

  • Sí.

  • Y si soy un psicópata.

  • No tienes pinta la verdad.

  • ¿A no? ¿Y de qué tengo pinta?

  • Ahora mismo de algo muy mojado, ja, ja, ja.

  • Muy gracioso.

  • ¿Podemos pasar antes por mi moto, cojo el móvil y la cartera?

  • Claro. Mi casa está por allí.

  • Mi moto también.

  • ¿A la de tres?

  • 1,2 y 3.


Salimos escopeteados del túnel hacia una avalancha de agua que caía como si no fuera a llover nunca más. Conseguimos llegar a la moto y tras sacar sus cosas y meterlas en resguardo fuimos de nuevo corriendo hasta mi portal, donde una vez dentro resoplamos y nos reímos de la situación.


  • Ja, ja, ja.

  • Vaya dos.

  • Venga ven subamos.

  • Ok.


Entramos en casa y fui directo al aseo, estaba muerto de frío.


  • Ven sígueme.


Vino tras de mí como un corderito y entrando al aseo comencé a desnudarme.


  • Me ducho rápido y luego entras tú y voy a por ropa, ¿vale?

  • Vale.


Se me quedo mirando con cara de abobado mientras me desnudaba entero delante de él. Entre en la ducha y mirándolo tras la mampara me reí.


Cuando salió el agua caliente creí ver y tocar el cielo. Solté varios quejidos mientras él maldecía de lo que le costaba quitarse la ropa.


  • Joder que gusto, salgo en nada.

  • Tranquilo habrás salido y aún estaré pegándome con los calcetines, parece que se han quedado pegados al pie, ja, ja, ja.


Me reí mientras apagaba el agua y cogía una toalla. Salí mientras me secaba y allí lo tenía desnudo frente a mí con una cara de frío increíble. Me aparté un poco y lo dejé pasar.


  • Me seco y traigo ropa.

  • Gracias. Joder que bueno XD...


Fui a mi cuarto y tras vestirme le busque ropa y se la deje en el baño. Encendí el secador y me puse a secármelo mientras admiraba su silueta tras la mampara.




  • Ya salgo eh...no quiero abusar, pero se está tan bien aquí.

  • Tranquilo no hay prisa.


Cerro el agua y escuché la mampara abrirse. Salió empapado pero esta vez todo ruborizado y con la piel roja.


  • Toma anda.

  • Gracias.

  • Te he dejado ropa aquí y unas zapas. Mire y tenemos el mismo número.

  • Joder, no sabes cuanto te lo agradezco.


Yo sí que se lo agradecía al mientras se secaba delante de mí y le daba bien con la toalla en su entrepierna viendo como sus huevos y un rabo bien apañado se meneaban de un lado a otro.


  • Bueno me salgo voy a hacer un té, ¿te apetece?

  • Creo que me acabo de enamorar de ti, ja, ja, ja.

  • No será para tanto.


Agarre el pomo y salí hacia la cocina como en una nube. Sabía que no era verdad, pero la ilusión la tenía encima. Seguro que era el típico hetero que suelta esas cosas con normalidad a sus amigos gais. Puse a calentar el agua y sacando dos tazas y dos bolsas de te me senté a ver como bullía.


Me senté en la mesa de la cocina y dejé los dos tés a un lado para que se enfriaran un poco. Escuche como encendía el secador y como ronroneaba algo como una canción. Agarre la taza y sonreí, se me hacía extraño tener a alguien en casa y mucho más en mi cuarto de baño. Me deje llevar por el calor del te y pegue un pequeño sorbo.


  • Increíble, te debo una bien grande.


Entro diciéndome eso y viniendo directo a mí me agarro la cara y me dio un pico. Me quede como medio embobado y extasiado a la vez. Él se sentó a mi lado y cogiendo la taza se la llevo a los labios y dio un pequeño sorbo.


  • Gloria.

  • Esto... parece que no para...

  • Eso parece, me tomo esto y pido un taxi que ya has hecho bastante.

  • No me molestas, además vivo solo.

  • Que bien, yo comparto piso, ¿y cómo que tienes este pisazo, eres médico o algo?

  • No que va, mis abuelos en herencia fui su único nieto.

  • Ahhhh vaya que putada.

  • ¿La casa?

  • No que se murieran.

  • Ahhhh yaaaa, Ja, ja, ja, si fue una putada la verdad.

  • Me encanta, es espaciosa y la tienes muy bien decorada, es como muy familiar.

  • Gracias.

  • Él te está muy rico.

  • Me alegro. Oye te apetece que veamos una peli o una serie por hacer tiempo a que descampe.

  • Estaría bien sí.


Fuimos al salón y tras más de media hora para elegir una peli nos pusimos a ver una.


Entre él te, la manta y el cansancio nos quedamos dormidos. Yo me desperté como a las doce de la noche y por un momento creí que estaba soñando. Lo tenía apoyado en mi hombro mientras soltaba pequeños suspiros muy tiernos. No quería despertarlo, pero me meaba que daba gusto. Me moví un poco y tras moverlo con cuidado abrió los ojos.


  • Que... donde estoy...

  • Tranquilo estas en mi casa.

  • Joder tío perdona... ¿Qué hora es?

  • Más de las doce.

  • Joder, me tenía que haber ido lo siento.

  • No pasa nada.


Me levante y tras mear mire por la ventana y continuaba lloviendo.


  • Llueve mucho, quédate a dormir y mañana te vas.

  • No que va tío que bastante te he molestado ya.

  • Pero que dices si eres el mejor anfitrión que he tenido.

  • Ja, ja, ja. Me sabe fatal de verdad. Tráeme algo para taparme y duermo aquí si eso.

  • Anda ven y cállate.


Tengo otra habitación, pero sobre esa cama hay ropa y mierdas que no pensaba quitar ahora mismo. Lo llevé a mi cuarto donde tenía una cama de 2x2.


  • Ostras que cama más grande.

  • Por mí la hubiera comprado más grande, pero no quería abusar.

  • Ja, ja, ja.

  • Duerme aquí y mañana te vas, yo no me muevo casi.

  • Venga va...


Encendí la luz de la mesilla y me quité los pantalones quedándome en slip. Él me miro e hizo lo mismo.


  • Ja, ja, ja con tus slip se me salen los huevos...

  • Ja, ja, ja, es verdad...


Y así entre risas nos metimos en la cama.


  • Isaac.

  • Si dime.

  • Gracias.

  • No hay de qué. Apago la luz.

  • Vale.


Apague la luz y la oscuridad nos cubrió y el sonido de la lluvia nos acompañó junto a nuestros pensamientos.


  • Isaac…

  • Sí.

  • Era verdad lo de antes.

  • ¿El que?

  • Lo de que me acababa de enamorar de ti.

  • ¡¡¡Que¡¡!


Me puse tan nervioso que casi me caigo de la cama, sentí el corazón desenfrenado y de pronto sentí su mano sobre mi brazo.


  • Isaac.

  • Dime.

  • No pretendía asustarte.

  • No es que...


Sentí como su cuerpo se acercaba al mío y unos sudores fríos recorrieron mi ser.


  • Te molesta que este tan cerca.

  • No. Me gusta.

  • Eres un regalo, sabes.

  • Ufffff... y yo pensando que eras hetero, ja, ja, ja.

  • Ja, ja, ja.

  • En serio no...


No me dejo terminar. Sus labios se unieron a los míos y sus manos comenzaron a recorrer mi espalda.


  • Isaac...

  • Luis...


Y así, sin encender la luz, nos despojamos de la poca ropa que llevábamos y nos dejamos llevar por la pasión. Nuestros rabos unidos eran fuego y tras la corrida conjunta eran lava. Agitados y agotados me quede sobre su pecho hasta que note su respiración más lenta y nos dormimos.




PeCtOrAlEs