3.2.24

RelAtO. IsAaC 3ª parte




 7 DÍAS PARA IRME


Isaac de nuevo se ha ido a trabajar. Yo agarré el coche y me fui a pasar el día a una playa que me recomendó.


Las vistas son espectaculares antes de bajar a la playa. Se ve el mar de un tono azul turquesa que me vuelve loco. Bajo hasta la playa y me acomodo tras poner la sombrilla y toda la parafernalia. Miro el móvil y tengo un mensaje de Isaac.


. Hola guapo. ¿Encontraste la playa? Te deseo un bonito día, esta noche nos vemos si te apetece. Un beso.

. Hola. Sí que la encontré, sí, es preciosa, aunque le falta algo, TÚ. Claro que tengo ganas de verte, muchas. Que sea leve tu día y pase rápido. Un beso enorme.

. Un emoticono de corazón palpitando enorme.


No sé qué es lo que me pasa. En mi vida había sentido nada igual. Me tumbo y siento el sol dándome en las piernas y disfruto de esa sensación. Me giro un momento y miro a mi alrededor. Casi no hay gente. Me agarro la polla y me comienzo a masturbar lentamente. Normalmente, hago esto cuando estoy muy pensativo y necesito aclarar las ideas. Ya tengo la polla bien dura y la cabeza echa un lío. Solo tengo ganas de verlo, de sentirlo, de abrazarlo, de besarlo, por qué madre mía como besa y como me come el culo y como me come la polla y... acelero del calentón y siento como me corro. Vuelvo a mirar alrededor y un chaval joven que deberá haber llegado mientras estaba con la paja me mira y se sonroja bajando la cabeza a mirarse la polla empalmada. Me rio de la situación y me quedo allí empalmado y lleno de lefa pensativa.


Estoy en el agua nadando y solo pienso en como estará pasando el día. Eran ya las dos o tres del mediodía, ¿habrá comido? Pero que me pasa, por qué me preocupan ahora este tipo de cosas. Nado hasta donde me dan las fuerzas y buscando unas rocas me subo y me tiro sobre ellas.


Llevo un rato tomando el sol cuando siento la presencia de alguien. Levanto la cabeza y es el joven que me había visto culminar la paja. Me saluda y lo saludo. Se acerca y se pone como a unos metros y poco de mí. Me vuelvo a tirar para atrás y cierro los ojos. No aguanto mucho así y los abro de nuevo. Miro hacia el chaval y él me mira y sonríe. Debe tener como veinte años como mucho. Es moreno y solo le veo pelo en la cabeza, axilas y pubis. Tiene un cuerpo bastante formado, siento un poco de envidia. Le vuelvo a mirar y se levanta y viene hacia mí.


  • Hola, ¿te molesta si me siento aquí contigo?

  • Para nada, adelante.

  • Paco.

  • Fran.

  • Encantado.

  • Igual.

  • ¿No eres de aquí?

  • No, soy de Alicante.

  • Bueno, no está muy lejos.

  • La verdad que no.

  • ¿Te gusta la zona, la conocías?

  • Me está flipando, no la conocía.

  • Yo soy de Almería ciudad.

  • Buen sitio.

  • No creas, demasiado veraneante.

  • Lo siento.

  • No lo sientas, ojalá todos fueran como tú.

  • Ja, ja, ja

  • ¿Por?

  • No todos se hacen una paja en la playa, por ejemplo.

  • Ah, ya eso, lo hago por disfrute y para pensar.

  • Tenías mucho que pensar.

  • Algo sí.

  • Me gusto verte.

  • Pensaba que no había nadie.

  • Soy muy sigiloso, ja, ja, ja.

  • ¿Te pajeaste?

  • No, esperaba poder hacerlo contigo cerca.

  • Vaya...

  • ¿Qué?

  • Eres directo.

  • Bueno, sí, si sé lo que quiero lo digo, él no ya lo tengo.

  • Cierto. Una paja y ya, cada uno, la suya.

  • Sí, sí, por mi perfecto.


Los dos nos abrimos de piernas y agarrándonos nuestros miembros comenzamos a masturbarnos. Paco se levantó en un momento dado y se puso enfrente mía. Podía ver sus facciones y como se agarraba con fuerza la polla, que por cierto era bastante generosa y gorda. Yo no le quitaba ojo a su polla y ni él a la mía.


  • Me gusta esto.- me dice Paco sonriendo.

  • Y a mí.

  • No suelo hacer esto mucho, en realidad soy bisexual, solo estuve con mujeres. No sé qué me pasa con los hombres que aún no he tocado ninguna polla, me gusta estar así masturbándonos y mirándonos.

  • No habrás encontrado al chico adecuado.

  • Supongo.

  • ¿Y con las chicas, qué tal?

  • Bueno... bien. Me mola mucho comerles el coño y follarlas es increíble.

  • Eso está bien. Yo nunca estuve con ninguna.

  • ¿En serio?

  • Sí, salí del armario con dieciocho y ya lo tenía medio, claro desde hacía bastante. Recuerdo un compañero de clase con él me juntaba para jugar al baloncesto, que después de jugar nos metíamos en las duchas y nos masturbábamos.

  • Qué morbo.

  • Mucho. Hasta que un día se agachó e intento comérmela. Me asusté y me fui.

  • Vaya.

  • Pasaron los días y lo esquivaba, hasta que un día después de entrenar tenía pensado irme sin ducharme y sabía que él estaba en las duchas. Me armé de valor y fui.

  • Joder que morbo, como sigas así me voy a correr en breve.

  • Ja, ja, ja, también me mola recordarlo. Bueno, la cosa fue tal que así. Me desnude y espere que se vaciara el vestuario. Me fui hacia las duchas y lo vi allí de espaldas contra la pared, dejando que el agua recorriera su cuerpo. En ese momento se me puso la polla durísima. Me acerqué y encendí el agua de la ducha al lado suya. Me miro y bajo la cabeza.

  • Pobre.

  • Le pedí que me mirara y lo hizo entre disculpas. Yo sin pensármelo me agache y agarrándole la polla le masturbe y cuando la tenía medio morcillona me la metí en la boca.

  • Joder...ahhh...

  • Tenía quince años y no sabía muy bien lo que hacía, pero lo que sí sabia era que quería hacer eso más que nada en el mundo. Se le puso durísima y yo disfruté mucho de comérsela.

  • Buah... debía estar el chaval en la puta gloria...

  • Si la verdad, enseguida me dijo que se corría y agarrándosela, el mismo se masturbó hasta que pego varias lefadas contra la pared de las duchas. Me miro sorprendido y acercándose a mí me dio un pico. Me sonrió y se agachó. Me hizo una mamada que no podre olvidar nunca, supongo que por qué fue la primera. Yo le grité que me corría, pero él aceleró la mamada e hizo que me corriera en su boca.

  • Ufff...ahhhh...


Paco comenzó a correrse y yo le seguí después. Los dos excitados y llenos de lefa nos reímos y no parábamos de mirarnos.


  • ¿Y qué paso?

  • Pues nada que durante un tiempo no paramos de pajearnos ni de mamárnosla, hasta que se fue a otra comunidad a estudiar y aunque hablamos de vez en cuando ya no es lo mismo.

  • Joder que historia más buena.

  • La verdad que sí, hacía mucho que no pensaba en ella y menos contarla en voz alta.

  • Me alegro de que la hayas compartido conmigo. Gracias.

  • De nada. Todo sea por una buena paja, ja, ja, ja.

  • ¿Y como es comerle la polla a otro tío?

  • Pues supongo que igual que comerle el coño a una tía.

  • No se hay algunas pollas que me dan miedo de lo grandes que son.

  • Como la tuya, por ejemplo.

  • Ja, ja, ja, no tengo una gran polla.

  • Sí que la tienes, seguro que me atragantaría al metérmela en la boca.

  • Bueno, sí que es verdad que alguna tía me ha hecho alguna mamada y no eran capaces de metérsela entera. Tú tampoco tienes mala polla. Me gusta.

  • Gracias, no me quejo. Estoy contenta con ella.

  • Ja, ja, ja.

  • Anda volvamos.


Nos tiramos y volvimos a nuestro sitio. Antes de despedirnos le dije si quería venirse conmigo y acepto enseguida.


  • Me contarás más historias.

  • Ja, ja, ja, vaya, tela, hoy saldré de aquí con los huevos vacíos.

  • Ja, ja, ja.


El chaval también venía para pasar el día, sacamos la comida y tras ella nos tiramos a dormir bajo la sombra.



PeCtOrAlEs