25.3.23

Relato. Mi pueblo y tu, 4ª parte.

 

Sábado.


Despertamos sobre las 11 abrazados en el sofá. Menos mal que el sofá también era nuevo y era mega cómodo, si no la espalda nos la hubiéramos dejado allí. Le di varios besos y tras ronronear un poco me dejo salir. Fui desnudo al aseo y tras mear me metí en la ducha.


  • ¿Te puedo acompañar?

  • Ja, ja, ja, buenos días.

  • Buenos días.


Le hice sitio y entro. Puse el agua a gusto de los dos y tras echarnos bien de gel y restregarnos cada centímetro no tardamos en tener los rabos bien duros y de nuevo primero él y luego yo nos corrimos tras una mamada del otro.


  • Esto se nos da cada vez mejor.

  • Ja, ja, ja, nivel experto ya.


Nos secamos y bajamos a la cocina. Desayunamos algo y decidimos irnos de paseo hasta la hora del aperitivo. Fuimos por los montes, cerca de un río, todo estaba verde y frondoso.


  • ¿Estás nervioso?

  • ¿Por?

  • Por lo de presentarte a estos.

  • No, qué va, estoy contigo.

  • Te como la cara.

  • Ja, ja, ja.


Paramos como quince veces a besarnos y magrearnos, en una de ellas los pantalones por las rodillas y el otro comiéndole bien la polla. Éramos de lo que no había, pero también estábamos enamorados y además acabábamos de descubrir el sexo, todo normal.


Ya de camino al pueblo sí que note el corazón desbocado, pero me lo tranquilizo sujetándome la mano con fuerza y acariciándome la palma.

  • Hay están.

  • Son muchos, ja, ja, ja.

  • Y falta alguno que no puede.

  • Vaya.


Eran como doce personas alrededor de dos mesas juntas con la mesa llena de jarras de cerveza, papas y aceitunas. Me los presento uno a uno y después tras sentarme y verlos a todos de cara no sabía donde meterme.


Pensé que me iba a agobiar, pero para nada, en ningún momento me sentí fuera de lugar. El mediodía cayó y la tarde fue pasando en un pub donde la música era bastante buena, estaba tranquilo comparado a los pubs de Madrid y Marco estuvo en todo momento a mi lado.


Me molo sentir como todos ellos normalizaban lo nuestro. Como se acercaban a él y lo abrazaban y se lo comían a besos. Era feliz y se le veía feliz, solo podía mirarle y sonreír.


  • ¿Qué?.- me pregunto acercándose moviendo el cuerpo en plan sexy.

  • Nada te miro.

  • Uhmmm

  • No te me pongas sexy que te como todo aquí mismo.

  • ¿A si?

  • Sí.

  • ¿Y qué me harías?

  • Pues te quitaría la camiseta y te besaría esos pezones...

  • Vale para...

  • Ja, ja, ja

  • Voy un poco pedo y me estoy empalmando mazo, qué vergüenza...

  • Vamos todos pedos y creo que llevo empalmado desde hace varias horas, ja, ja, ja

  • ¿En serio? Vamos un momento al aseo.

  • No, no ni de coña.

  • Uhmmm.

  • No me pongas pucheros que no.

  • Venga vale, ¿bailamos?

  • Siempre.


Bailamos y bebimos, reímos y nos divertimos hasta casi las dos de la mañana. Cogidos de la mano, llegamos a casa y nos tiramos al sofá.


  • No puedo más, estoy re cansado.

  • Y yo.

  • ¿Qué tal con estos?

  • Un encanto de veras, da gusto verlos contigo, se nota que te quieren un montón.

  • Y yo a ellos, son mi familia.

  • Y para ellos se nota que eres de la suya, entre todos, formáis una familia muy bonita.

  • Ohh.


Besos, muchos besos.


  • Ahora eres de la familia.

  • ¿A si?

  • Sí, como...

  • Sí...

  • Ja, ja, ja

  • ¿Qué te pasa?

  • Me da vergüenza mirándome así con esos ojos tan lindos.

  • Ja, ja, ja.


Escondió su cara en uno de los cojines y grito novio a todo pulmón. Saco la cara y lanzándome a ella lo bese con todas mis ganas.


  • Estoy feliz.

  • Y yo.

  • Buenas noches.

  • Buenas noches.


Ya en la cama despojados de nuestras ropas y tapados con una manta nos dejamos llevar por los sueños y por el tacto del otro.


Domingo.


  • Buenos días.

  • Buenos días.

  • Que bonito despertar a tu lado.

  • Lo mismo digo.

  • Vamos a ver esa boca...

  • Uhmmm...

  • Me flipa besarte.

  • No pares entonces.


Dimos vueltas por la cama y terminamos haciendo un 69. Casi me atraganto estando bajo suyo y metiéndome tal tranca en la boca. Los ojos me los tapaban sus huevazos. Me la saque de la boca y buscándole el culo me moví y tras tenerlo a mano me enganché y no quise soltárselo. Termino sentado en mi cara mientras le metía varios dedos. Se dio la vuelta y agarrando ambas pollas las masturbo hasta que terminamos corriéndonos. Nos reímos y nos sentimos cautivados por tanta novedad sexual. Tras caer rendidos decidimos levantarnos. Nos duchamos esta vez solo ducha y bajamos a desayunar.


  • Dani.

  • Dime.

  • Te parece si compro para la próxima vez que vengas condones y lubricante.

  • Me parece una idea estupenda, ya me late el ano, ja, ja, ja.

  • ¿A si?


Vino hacia mí y cargándome me llevo al sofá entre risas buscándome el culo para besármelo.


  • Para...

  • Ja, ja, ja...

  • Voy a potar...

  • Paro.


Nos sentamos en el sofá y tras echarnos unas risas y contar anécdotas del día anterior recogimos y nos fuimos.


  • ¿A qué hora salía el bus?

  • A las ocho.

  • Tenemos ocho horas siiiiiiii.


Fuimos a la casa de mis abuelos a ventilar un poco y a regar. Después paseamos por el pueblo, comimos algo en un bar y volvimos a casa. Nos sentamos en unas mecedoras que eran de su abuela en el jardín y allí balanceándonos nos quedamos dormidos cogidos de la mano.


Eran las 19:00 en una hora me iba y se notaba en nuestro ánimo.


  • Te voy a echar tanto de menos.

  • En menos de una semana estoy de vuelta.

  • Lo sé, pero también me sabe fatal que tengas que estar subiendo.

  • Por ahora es lo que hay, pensaremos algo, ¿vale?

  • Vale.


Dejo caer su cabeza sobre mi pecho y se la besé.


Me quedaba terminar medio año de módulo y hacer las prácticas, después tenía vía libre para venirme y ver como lo hacía.


Nos despedimos entre besos y abrazos y más de una lágrima.


  • No llores que lloro yo Marco.

  • Lo siento me salen solas.

  • Estate feliz vale.

  • Lo estaré, y tú también.

  • Lo estaré, te lo prometo. Te llamo en cuanto me baje del bus.

  • Si por favor.

  • El viernes te veo que bien.

  • Feliz semana amor.

  • Igualmente amor.


Subí al bus y tras sentarme y verle allí solo me desplomé a llorar. El autobús aún no había salido, vi como Marco subía y venía corriendo hacia mí.


  • Gracias.- me susurro al oído mientras me besaba la cara llena de lágrimas.

  • A ti siempre.


Se bajó y el autobús arranco. Respire hondo y me deje llevar por la música.


En BlancO y Negro