4.2.23

Relato. ¿Paja?

 


  • ¿Cae paja?


Desde los 13 años, más o menos, Aitor y yo compartimos el momento glorioso de la masturbación entre los dos, no siempre claro, pero éramos vecinos y compañeros de clase, la primera vez que me masturbe, me pillo en la habitación desnudo y manoseándome de arriba abajo, como si nada entro y me siguió, por eso cuando estamos juntos y alguno le apetece suelta lo de, ¿cae paja?, y siempre cae.


4 años después.



Teníamos ya 17 años y nuestros cuerpos habían cambiado bastante, el resto continuaba igual, cada uno vivía con sus padres y continuábamos estudiando, era el último curso antes de entrar a la universidad y la tensión se masticaba en el aire.


Hizo 10 años que la familia de Aitor se vino a vivir a nuestro edificio y mis padres y los suyos que se llevaban bien decidieron festejarlo, a nosotros nos daba igual, incluso un poco de pereza y vergüenza ajena, pero lo llevamos adelante. Reservaron una casa rural en medio de la nada, con mucho campo y mucho bicho, pero nada más, la idea era vivir los tres días intensamente al parecer.


Había tres habitaciones y al llegar y soltar los trastos Aitor y yo nos tiramos sobre la cama reventados.


  • Para que tanta comida, si son dos días.

  • Tres.

  • Vale tres.

  • A ellos les hace felices, disfruta un poco.

  • ¡Chicos¡vamos a dar un paseo, ¿Venís?.- grito mi madre desde fuera!

  • No mama. Más tarde.

  • Menos mal que se han ido, ¿cae paja?.

  • Cae.


Nos desnudamos y como buenos pajeros llevábamos toallitas húmedas y crema hidratante.


  • Joder como se nota la diferencia con la crema.

  • Ya es una pasada.

  • ¡Mira como se me pone el capullo!

  • Joder, cada vez la tienes más gorda.

  • Qué va.

  • ¿Puedo?


Le asentí con la cabeza y me la agarro, los primeros años cada uno se masturbaba con la suya y un día probando y deseando tocar la del otro nos gustó, alcance la suya y se la pajee, se me iba de las manos de tanta crema, me molaba pajear la suya, era muy distinta a la mía, la mía era gordita desde la base hasta la punta y torcida un pelin a la derecha, en cambio, la de Aitor era fina y más larga, y totalmente recta, de huevos íbamos igual.


  • Te has pasado echándote crema.

  • Un poco si, ja, ja, ja.

  • Qué gusto aquí.

  • La verdad que si, no se oye un ruido, solo el plof de nuestras pollas.

Nos entró la risa y comenzamos a ir más rápido para hacer más ruido, nos pusimos de lado y nos terminamos corriendo sobre la polla del otro y su abdomen.


  • Tete, ¿puedo hacerte una pregunta?

  • Claro.

  • ¿Qué somos?

  • ¿Cómo qué somos?

  • Eres mi mejor amigo, mi vecino, mi compañero, incluso te llamo tete, no nos hemos liado con una tía nunca y cada vez me apetece más pajearme contigo.

  • Yo... también eres mi tete, y me encanta pajearme contigo, pero me molan las tías y lo sabes, que no haya estado con ninguna no significa que no me apetezca, esto es algo entre los dos y lo será siempre.

  • ¿Tú crees?

  • Lo creo.


El fin de semana estuvo rodeado de alcohol, comida para reventar, juegos de mesa, charlas y paseos increíbles, pajas no hubo más, sabía que Aitor le había molestado lo que insinuaba, pero llevaba tiempo callándomelo, llegamos a casa y cada uno se encerró en la suya, hasta la mañana siguiente no le volví a ver.


  • Buenos días.

  • Buenos días.

  • ¿Estás bien?

  • Sí, con sueño.

  • Te paras un momento y me lo cuentas.

  • Llegamos tarde, además no tengo nada que contarte.

  • Vale.


Estaba claro que le pasaba algo, durante la mañana cada uno fuimos por nuestro lado y al terminar la hora le espere, pero no apareció, me fui a casa e intente concentrarme para estudiar.


Le dejé su espacio, pues era lo que me pedía con sus silencios y yo se lo di, comenzó a salir con gente del instituto y yo con otra gente, las semanas pasaban y únicamente nos veíamos de vez en cuando por las escaleras del edificio o en clase, decidí que le echaría de menos, pero que no deseaba sufrir por ello.


A dos semanas de la selectividad mis nervios iban cada día peor, estaba tranquilo por los exámenes, pero no podía de dejar de pensar en él y en echarlo de menos, me llamaron para salir a tomar algo y sin ganas me fui, nos juntamos varios y entre cervezas y risas me olvidé de todo, quedamos un chaval de clase y yo que habíamos congeniado bastante bien, me invito al día siguiente a su casa para ayudarle sobre un temario que llevaba mal y accedí.

Iba mentalizado para estudiar hasta que sin previo aviso me puso en el portátil una película porno y sacándose el rabo todo tieso se lo comenzó a pajear.


  • Necesito descargar.

  • Me parece bien.

  • ¿No te apetece?

  • Pues... sí.


Me la saque y me pajee, miraba la pantalla como dos tíos y una tía se comían la boca y al rato la tía le comía el rabo a uno y el otro le comía el coño a ella, la escena me parecía muy morbosa.

  • Joder, tiene que ser una pasada hacer un trío, ¿te molaría?

  • Pues no lo he pensado nunca.

  • Tienes un buen rabo, a las tías le molará.

  • Gracias, normalito, el tuyo sí que es gordo.

  • Normalita, ja, ja, ja.

  • ¿Has estado con alguna chica?

  • No, ¿tú?

  • Tampoco.

  • Pajas con colegas y poco más.

  • Igual entonces. ¿Tienes crema?

  • Creo que sí, espera.


Volvió al rato con un bote y cogiendo un poco me la puse sobre el rabo y disfrute de la sensación, me recline en la silla y me deje llevar por el sonido de la película y de la crema.


  • Joder tío, me estoy poniendo muy cerdo.

  • Y yo, mira como me babea.

  • Es verdad, que gusto.

  • ¿Has tocado algún rabo?

  • No, ¿tú?

  • Sí.

  • ¿Y qué?

  • No sé, mola sentirlo.

  • ¿Quieres coger el mío?


Me acerqué con la silla y metiendo mis piernas entre las suyas se lo agarre, comencé a bajar y a subir lentamente y él con las manos en la nuca se dejó llevar, me acerque un poco más y roce su punta con la mía.


  • Eso da mucho gusto, ¿puedo?


Se acercó a la mía y pajeandonos al unísono terminamos descargando sobre las piernas del otro.


Tras limpiarnos y reírnos de la situación nos concentramos y nos pusimos a estudiar, pero cada vez estábamos más y más cerca, su mano rozaba mi brazo y su pierna estaba casi literalmente sobre la mía, habrían pasado como dos horas cuando sintiendo como nuestros rabos de nuevo estaban para la carga, nos los sacamos y nos pajeamos lentamente.


  • Mi madre no llegará hasta más tarde, me gustaría pajearte más.

  • Vale.

  • ¿Nos desnudamos del todo?

  • No sé...

  • Venga será más divertido.


Me puse nervioso de repente, él se desvistió y se sentó en la cama, yo medio a punto de desvanecerme, le seguí y ya una vez los dos sentados él alargó su mano y me acaricio la nuca.


  • Si no quieres no hacemos nada.

  • No si, solo que me he puesto nervioso nada más.

  • Túmbate.

Me eché para atrás y con las piernas colgando me deje llevar, sentí como con sus manos llenas de crema me masajeaba desde los huevos hasta el glande y mi pene poco a poco se iba poniendo cada vez más duro, acaricio mis piernas y mi vientre, subió hasta mis pezones y con pequeños roces se me pusieron duros también, sus manos me pajeaban rítmicamente mientras mis ojos continuaban cerrados, se escapaban gemidos secos de mi garganta y comencé a moverme con cada sensación increíble que sentía.


  • ¿Mejor?

  • Vaya, mucho mejor.


Continuo pajeandome y sentí como con algo áspero me lo pasaba por todo el pene, sujetándome el pene desde la base, note como entraba en algo húmedo y caliente, me incorpore y vi como su cabeza ese hundía entre mi pene y su boca se tragaba todo mi pene, hasta notar sus labios tocar mi pelo púbico, sentí una punzada y agarrándole la cabeza se la deje allí, él la saco de golpe, llevaba su boca llena de saliva que le goteaba por la comisura y me miraba con cara de vicio.


  • ¿Te habían comido la polla?

  • Nunca.

  • ¿Sigo?

  • Sí.


Y así fue como mi primera mamada fue increíble en todos los sentidos, su boca mamaba rápidamente y su lengua jugaba con todo mi rabo, me agarro los huevos con fuerza y dejando mi rabo al extremo de dureza se dedicó a mamármela hasta que note como la lefa llenaba su boca, las convulsiones me llevaban a sentir tanta excitación y placer que cada lametazo me daba pinchazos en todo mi cuerpo, él no dejaba mi rabo y metiéndosela en la boca continuó mamando y lamiendo, tras varios gemidos se la saco y pajeandome lentamente me miro sudoroso.


  • Nunca había probado la lefa, solo la mía, pero la tuya está realmente buena.

  • ¿En serio?

  • Lástima que ya no quede nada.

  • Para la próxima.


Le hice tumbarse y sin más me comí su rabo, nunca pensé que me gustara tanto la sensación de sentir un pene en mi boca, le baje el prepucio hasta tener todo el glande ala vista y me rebañe los labios hacia la maravillosa vista, chupe su glande y baje y subí su prepucio, me encantaba tapar y destapar el glande, baje hasta sus enormes huevos y llevándomelos a la boca los deguste entre sus suspiros y gemidos, volví a subir y lamiendo hasta sus pezones me quede en uno de ellos y lo saboree, lo lamí y hasta mordí lentamente, haciéndole ver las estrellas, su cara no dejaba de seguir a la mía, ver como me comía su polla le daba mucho morbo, su pene cada vez lubricaba más y yo chupaba más aún, jugué entre mis labios y mis dedos tan majestuoso rabo y comiéndole los huevos sentí como se contraían y rápidamente le chupe la salida hasta notar como una lefada enorme salía y con la boca bien abierta, disfrute de cada trallazo en ella, lo saboree primero y después me enganche como un bebe a su rabo hasta dejarlo limpio, continuaba pajeandolo mientras le pregunte.


  • ¿Qué tal?

  • Joder cabrón, menuda mamada, ha sido increíble.

  • También te sabe muy bien la lefa.- le dije mientras me relamía.

  • Ven aquí.

Sujetándome de la nuca me acerco a él y me beso, era la primera vez que me besaba con alguien, y tras la sesión sentir sus labios junto a los míos era la guinda.


Estudie lo prometo, pero también disfrute del sexo como nadie, nos propusimos hacer sesión de estudios y entre medias alguna mamada o paja, una al principio, alguna a la mitad y siempre una al final, cada vez estábamos más cómodos y nuestros cuerpos también, no pasábamos de pajas y mamadas, y también de algún beso al terminar, no éramos pareja ni nada de eso, solo que nos molaba hacerlo juntos. Un día en su casa mientras estudiábamos sonó el timbre.


  • Voy.

  • ¿Viene alguien más?

  • Si un amigo de otro instituto, también está de exámenes y le dije que se pasara.

  • Vale.

  • También le mola el rollo.


Resulto ser un tipo bastante agradable, se juntó con nosotros y estudio y estuvo bastante atento a todo, eran casi las diez de la noche y la cabeza no me daba para nada más, me levante y me tire en la cama, Jesús se levantó y cerrando la puerta se volvió y se desnudó, el nuevo se quedó ojiplático y me miro.


  • ¿Qué pasa aquí?

  • Momento, desconexión, ¿te apuntas?

  • Yo pensaba en una paja y eso, ¡pero en pelotas¡!


Me levanté y me desnude también, el chaval no sabía donde meterse, Jesús se acercó a mí y agarrándole la polla me la lleve a la boca.


  • Joder tíos, sois...

  • Somos unos tíos que nos mola...

  • Pero...

  • Ven aquí y calla.


Se acercó a él y sé bajo la cremallera, mi amigo le ayudo y le saco el rabo, ya lo tenía medio tieso, me lo acerqué y llevándomelo a la boca, su cara cambio.


  • ¿Te han hecho alguna vez una mamada?

  • Nunca.

  • Pues aquí se te hacen y las haces.

  • Yo no creo que sea capaz...


Jesús sin pensárselo se subió a la cama y se la puso en la cara, el chaval con cara de impresión la sujeto y poco a poco se la acerco a los labios, miro como su rabo se perdía en mi boca y me siguió. La polla de Jesús aún estaba poco morcillona, el chaval se la metió y lamió suavemente, Jesús se la agarro y descapullo, dejando libre el glande y haciendo que se le pusiera más dura, de nuevo se la volvió a meter en la boca y esta vez más a dentro. La polla de Ricardo estaba increíble, mira que la de Jesús me encantaba, pero esta era sublime, le baje pantalón y el slip y disfrute de las vistas mientras le pajeaba lentamente.


Ricardo tiene una de esas pollas que por donde la mires es bonita, de larga, de gruesa, de color, el pubis con los pelos bien definidos. Se la descapullaba y aparecía un glande enorme y brillante ante mi mirada expectante. Continúe pajeandolo y miraba su rabo y el de Jesús perderse en la boca del chaval. Jesús ya la tenía como se le ponía cuando estaba superburro. La mía estaba ya echando precum sin parar, me cogí un poco y se lo puse en el frenillo a Ricardo. Le di un lametazo y ya me la metí de golpe. Menudo trabuco gastaba el tío. Hasta me agarro de la cabeza y no me dejaba sacármela de la boca y yo encantado, nunca pude imaginar que me gustaría tanto comerme una polla y que tenía tanta capacidad de metérmelas hasta el fondo y no vomitar.


Ricardo mamaba sin parar y yo igual.


  • Tíos me corro...- dijo Jesús entre gemidos.

  • Si no se han corrido en tu boca nunca más te vale que la saques ya, ja, ja, ja.- les dije dándole lametazos en los huevos a Roberto.


Antes de que le diera tiempo, Jesús ya estaba eyaculando por su boca, le dio en los labios, la barbilla y por todo el pecho. Ricardo estaba excitadísimo y aproveché para darle con más fuerza en la mamada-paja y no tardo ni medio minuto en descargar sobre mi boca hambrienta.


  • Joder... no hace falta que...


No le deje continuar, me la metí de lleno y disfrute del sabor de su lefa en mi boca. Jesús recién descargado vino también y sé la pase. Me puse de pie sobre la cama y se la ofrecí. Roberto la miro y agarrándome de los huevos, me descapullo por completo y me lamió alrededor del glande.


  • Joder Roberto para ser tu segunda polla no veas lo bien que se te da.

  • Ya te dije yo que este era de lo nuestros.


Antes de dejarlo replicar se la metí en la boca y me la mamo hasta que no aguante más y me corrí en su mano y en su pecho. Caímos los tres sobre la cama y nos empezamos a reír como locos.


  • Ha sido una pasada...- dijo Jesús.

  • Estáis locos tíos.- dijo Roberto.

  • Un poco sí, pero no lo niegues, ¿te ha molado?.- le pregunté.

  • Bueno...no ha estado mal no.


Jesús y yo nos lanzamos hacerle cosquillas y terminamos encima de él.


  • Que no ha estado mal, dice, si me cogía la cabeza y no me dejaba sacarla…

  • Ya la mia me la mamo como un experto.

  • Anda callaos y quitaos de encima...


Nos levantamos y se levantó de la cama.


  • Vale si me ha gustado, más de lo que creí que me podría gustar.


Le miramos con el rabo en la mano.


  • ¿Querrás otro día?.- le pregunté dándome con la polla en la mano como si fuera un mazo.


Se vistió y poniéndose delante nos dijo.


  • Esto es mazo de raro, pero sí.


Se fue y Jesús y yo nos pusimos en un 69 y terminamos corriéndonos en la boca del otro.


Unas horas más tarde.


  • Me he quedado super a gusto.

  • Y yo.

  • Me mola esto.

  • Y a mí.

  • ¿A ti te molaría probar alguna cosa más?.- le pregunté.

  • No sé, ¿a ti?

  • Creo que sí.

  • ¿Como qué?

  • No sé antes estaba comiéndote la polla y tenía tu culo tan cerca que me he sentido tentado de lamértelo, pero no sabía si te iba a molestar y no lo he hecho.

  • Ya.

  • Vale lo dejo aquí, pajas y mamadas.

  • Sabes me paso igual antes.

  • ¿En serio?

  • Sí. Habido un momento que te estaba pajeando y comiéndote los huevos. Tenía la cabeza metida entre tus piernas y me he puesto a mirarte el ano.

  • ¿Te gusto?

  • Las vistas sí.

  • ¿Crees qué?


No contesto, se levantó y poniéndose sobre mí, pero al contrario me planto su culo en la cara y levantando mis piernas me comenzó a lamer el culo.


Le abrí con ambas manos las nalgas y con los dedos gordos de la mano le acaricié alrededor del ano. Él hacia lo mismo con el mío. Note como soltaba saliva sobre él y con los dedos iba alrededor y lo metía un poco. Andrés tenía un culo que yo siempre había envidiado, era de esos culazos bien respingones y grandes, con esa curvatura en la lumbar que le hace que todo lo que se ponga le quede bien. Note como su lengua rozaba mi ano y lance un gemido. Su ojete lo tenía más que acariciado, levante un poco la cabeza y me lance a comérselo.


  • Joder qué bueno.- soltó Andrés.


Yo continué sintiendo su lengua en mi culo y yo en la suya. Cada vez le intentaba abrir más el culo. Le metí un dedo y continúe metiéndoselo hasta que note como entraba por si solo. Le pegaba mordiscos en las nalgas mientras con el dedo le follaba el ano.


  • Ufff me encanta eso que me estás haciendo... joder... qué gustoso...


Dejo de comérmelo y metiéndome el dedo gordo me hizo lo mismo. 

Me agitaba de placer.


Continuara......




PeCtOrAlEs