24.8.24

Relato. Mi NueVo ComPaÑerO De PiSo. 4ªparte.

 


Unas semanas después.


Llevo literalmente todo el día haciendo entrevistas, creo que me llamarán de alguna, pero tampoco estoy muy convencido. Voy de camino a casa, subo y al entrar y cerrar la puerta sale Pedro desnudo.


  • ¿Cómo fue?

  • Un infierno.

  • ¿Por qué?

  • No sé, mucha entrevista, mucha hoja que rellenar, mucho test.

  • Estás saturado.

  • Un poco.

  • Ponte cómodo, hice la cena.

  • Huele bien.

  • Mejor sabrá.


Me guiña un ojo y se mete en la cocina, me desnudo y voy tras él.


  • ¿Te ayudo?

  • Si mira, saca de la nevera un táper con la tapa verde.

  • Vale.


Rebusco por la nevera y lo veo, lo cojo y antes de cerrar veo un cuenco con un papel de cocina por encima.


  • ¿Y esto del bol?

  • Uhmmm


Levanto el papel.


  • Flan, ja, ja, ja.

  • Me apetecía.

  • Ya.

  • Es cierto, porque lo hiciéramos una vez, no significa que siempre lo hagamos.

  • Dijimos de hacerlo una vez por semana y…

  • Ya, tienes razón.


Me acerco a él y le hago soltar lo que lleva en las manos y se las sujeto.


  • ¿Qué te pasa?

  • Pues... que entre pajas e ir desnudos, que me rallo un poco.

  • ¿Te sientes incómodo?

  • No, no es eso. Digamos que nunca fui muy sexual.

  • Vale.

  • Y desde que estás aquí y te tengo por aquí desnudo, pues...

  • Te apetece rabo.

  • Mucho.

  • Todo tiene solución, dame tu móvil.

  • Pero no quiero esas apps que usas tú que ni siquiera habláis, solo quedáis y folláis.

  • Vamos a ver, tú lo que quieres es rabo.

  • Sí.

  • ¿Qué te gusta?

  • Besar, caricias, lamer, chupar, no sé.

  • Pongamos... ¿Activo o pasivo?

  • Depende de con quién, más activo creo.

  • Uhmmm no sabía eso de ti.

  • Calla.

  • Ja, ja, ja.


Le cojo de la muñeca y me lo llevo a su cuarto.


  • Ahora ponte en la cama.

  • ¿Para?

  • Las fotos, son muy importantes.

  • Pero con que se vea mi cara me vale.

  • Ya, como que no te vas a relamer los labios cuando te manden una foto polla, y ellos te pidan una a ti, y no les vas a decir que no, ¿verdad?

  • Eres...

  • Tú túmbate y relájate, bueno, no mucho, sujétate la polla y mastúrbate o pellízcate un pezón, huélete un sobaco, lo que quieras.


Y allí lo tenía sobre su cama, desnudo y mirando al móvil, aunque de vez en cuando miraba mi polla que cada vez estaba más tiesa y a la vez la suya también.


  • Muy bien, ahora ponte a cuatro patas, así, ábrete un poco el culo, así.


El que se relamía los labios ahora era yo, tenía el culo abierto para mí y no sabéis qué culo y qué ojete, la polla me empezó a babear.


  • ¿Bien?

  • Sí, genial, date la vuelta.

  • Te babea.

  • Ya, ha sido al ver tu ojete.

  • ¿Está bien?

  • Sí.

  • Nunca me lo vi.


Le acerco el móvil y se lo enseño.


  • Vaya, no está mal.

  • La verdad es que no.


Me sonríe.


  • Bueno, ahora mastúrbate y te hago algunas así.

  • Vale, ¿así?

  • Perfecto.


Con una mano le fotografiaba y con la otra me masturbaba. Cada vez estaba más cerca de él y cuando vi cómo se corría sin darme cuenta, me comencé a correr sobre él, a lo que él me miró alucinado y yo me aparté pidiendo perdón.


  • Joder, lo siento, no quería...

  • Julio, ven aquí...


Voy hacia el aseo, me pongo delante del lavabo y agarrándomela, me masturbo hasta que por fin termino de correrme, miro a mi lado y allí está Pedro, empalmado y cayéndosele la lefa por todas partes. Le miró de arriba a abajo y cuando llegó a su cara le sonrió.


  • No quería...

  • Para, me gustó.

  • Me alegro, pensé que te enfadarías.

  • Noooo para nada.

  • Gracias.

  • Anda, ven, entra a la ducha conmigo.


Veo cómo entra y su culo se pega a la mampara junto a uno de sus pies, entro.


  • Hola. le digo, mirándolo de arriba a abajo.

  • Hola, ven, dime si te gusta así —me dice acercándose a mí y echándome agua sobre una mano que me agarra él.

  • Perfecta.

  • Guay.


Siento cómo pone la alcachofa sobre mi cabeza y el agua comienza a descender por mi cuerpo. Cierro los ojos y me dejó llevar por esa sensación tan liberadora, los abro y siento su mano echándome hacia atrás el pelo que tenía en la frente y en los ojos, le sonrió. Ahora él se echa agua por encima y disfruto de todos los sentidos de esa imagen. Apaga el agua y agarra el bote de gel, lo acerca a mí, pero no me muevo. Ya ni le sonrió, solo siento, pero no sé describirlo. Le miro y se echa en la mano una buena cantidad de gel y acercándose a mí me habla:


  • Sube los brazos.


Yo muy obediente los subo y siento sus manos llenas de gel en mi cuerpo, primero en mis axilas, para después de restregar bien sigue por mi pecho y vientre, sube y me da por el cuello y hombros, después cada brazo y manos, coge más gel y lo siento en mi rabo, con una mano me lo sostiene y con otra me lo embadurna de gel y me lo manosea con el rabo bien descapullado, repasa bien por el glande y luego baja a los huevos y las ingles, sus manos rodean mi cintura y siento como pasan por mi culo y por la raja rápidamente, vuelve a coger gel y se agacha quedándose de puntillas, me frota cada pierna y pies y se levanta, agarra el bote de gel y se embadurna todo el cuerpo, enciende el grifo y agarrando la alcachofa la pone sobre mí y siento su mano recorrer desde la nuca hasta los dedos de los pies sus caricias y a todo esto mi rabo más duro que el palo de una escoba, acaba de quitarme el jabón y él cierra los ojos y se va quitando el jabón mientras yo lo miro absorto y sin pensarlo me agarro la polla y me masturbo sin darme cuenta de que él ya abrió los ojos y no deja de mirarme como lo hago.


  • Vaya, sí que la tienes...

  • Tanto frote…

  • ¿No te gusto?


Me golpeo con la polla en la otra mano.


  • Esta es la prueba de que no me gustó, sino que es la primera vez que alguien hace eso por mí y... bueno, me ha encantado.


Pedro se acerca y siento su mano en mi glande, jugando con él, él. Suelto mi mano y siento la suya abarcando una buena parte de ella, me mira y no gesticula, solo mueve la mano. Dejo que me masturbe, es la primera vez que me toca, en realidad me ha tocado más que nadie yo creo, estoy divagando cuando siento como la suelta y se agacha, me agarra de los huevos y dejando mi glande bien descubierto se mete mi polla de una en la boca hasta que desaparece en su boca y sus labios tocan pelo púbico, sin atragantarse ni nada continúa mamándomela y yo flipando de la escena.


Sus manos, su lengua, sus labios, todo él me está haciendo la mamada de mi vida y es así que no debe llevar ni más de tres minutos y estoy a punto de explotar.


  • Pedro...me ….me...corroooo...


No la saca de su boca.


  • Me me...


Se la saca un mini segundo.


  • Córrete en mi boca, por favor.


Dejo que continué con la mamada y, cuando siento la electricidad subiendo por mis pies y el esperma como fluye hasta el exterior, siento la humedad de su boca y su calor rodeándomela por completo sin dejar de chupar, lamer y masturbar.


Estoy reventado en general del día y esto ya me ha rematado. Pedro se incorpora y enciende de nuevo el agua para después limpiarme bien la polla, la apaga y se da la vuelta buscando las toallas, me da una y él se coge otra, me seco y lo veo salir como a cámara lenta, me seco bien y salgo tras él.

  • ¿Quieres crema?.- me pregunta.

  • Vale.


Me echa un montón en la mano y después él, para después comenzar a restregársela por las piernas, le imito. Si os lo reconozco, es la primera vez que me echo crema corporal. Una vez embadurnados enteros, me mira.


  • ¿Estás bien?

  • Sí, ¿tú?

  • Increíblemente bien.


Le sonrió y me devuelve la sonrisa.


  • ¿Cenamos?

  • Sí, por favor.


Continuará...



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